Escambray Periódico de Sancti Spíritus
No descubro el agua tibia cuando afirmo que la formación de educadores es como el oxígeno para el país. La reapertura de las escuelas pedagógicas en el curso 2010-2011 ha permitido que estudiantes salidos de la Secundaria Básica inicien su preparación en centros formadores y después alternen su labor con los estudios universitarios. Y es que, como afirmaba Cira Piñeiro Alonso, viceministra primera de Educación, en una visita reciente a la provincia: “No hay manera de cambiar la escuela, sin cambiar los modos en los que formamos al maestro”.
La escuela pedagógica Rafael María de Mendive, ubicada en la cabecera provincial, pretende ser un hervidero de pasión, formar a sus discípulos y comprometerlos con su desempeño futuro.
VOCACIÓN, ESCALÓN NECESARIO
Con la responsabilidad de dirigir a un colectivo y, además, exigir que todo marche lo mejor posible, Lázaro Baracaldo Laureiro sabe que hay que estar pendiente de cada detalle, más cuando tiene a su cargo una cifra superior a 500 estudiantes.
Dice que en las puertas abiertas, donde se muestra el perfil profesional de los futuros egresados y en las que participan padres y estudiantes, a veces le preguntan: “Y si mi hijo decide después estudiar otra cosa, ¿sale con el 12 grado?’—como se conoce popularmente al título de Bachiller —. Yo les digo: Si su hijo entra a esta escuela es porque quiere ser maestro. Aquí se forma por cuatro años y su título está en correspondencia con la especialidad que estudie”.
Y aclara: “Aquí se gradúan como maestros primarios, de Educación Especial y de Inglés, de Educación Primaria, y educadores de la primera infancia —antes conocido como educador de preescolar y cambiado en correspondencia con la etapa experimental del tercer perfeccionamiento del sector—. Si el alumno deja el centro lo que tiene vencido es el noveno grado”.
El directivo acota que se mantienen los requisitos para entrar a este tipo de institución educativa, los estudiantes precisan un mínimo de 80 puntos en el índice académico general —insuficiente si se busca mayor calidad— y deben aprobar la entrevista ante un colectivo docente que comprueba sus intereses vocacionales y preparación política.
Aunque la institución no escapa del déficit de personal docente, hoy se cubren las 10 plazas, la mayoría con contratos por horas/clase y el resto, con estudiantes universitarios en formación. Igualmente, el incremento de la plantilla con fuerza joven ha sido una inyección en el plantel. De los 91 profesores de la escuela, varios están recién llegados de las aulas de la Universidad de Sancti Spíritus. En el curso 2015-2016 iniciaron su vida laboral cinco; en el siguiente, ocho, y para el actual, 14, en diversas áreas de las Ciencias Pedagógicas.
Jorge Silverio González es de esos jóvenes que hicieron suyo también el amor por el magisterio legado por sus padres y desde hace tres cursos imparte clases de Inglés a los estudiantes del centro. Hoy es miembro de la comisión nacional de la asignatura y ha participado junto a un grupo de especialistas en el diseño de programas y libros de texto.
Por su parte, Madelaine Arias Cruz, la graduada más integral de la casa de altos estudios de la provincia el pasado período lectivo, reconoce que la Logopedia es una parte de su vida y que así lo vive en el aula. “Quiero que vean en mí que me esforcé, ellos también deben ser ejemplos. Les digo: Iba a la escuela enferma, así fuera con fiebre, porque tenía que cumplir, así mismo es ser maestro, dejar tus problemas atrás y educar”.
TECNOLOGÍA A LA MANO
Jorge tiene a todo un auditorio enfrente. No es el aula común donde hay mesas y sillas, es un laboratorio de idioma, en el que varias computadoras están conectadas a un monitor central. Tecnología que tuvo un costo de alrededor de 31 000 dólares para el país, y que está instalada desde el 2016.
“Ellos pueden perfeccionar su audición. Puedo desde la máquina principal comunicarme para corregir, explicar, a uno, a varios o todos a la vez. Resulta necesario para asignaturas como Práctica integral de la lengua inglesa”, comenta el joven maestro frente al monitor que muestra el software con el que se trabaja.
Mejorías que ha conocido Yoslandy Hernández Meneses, alumno de tercer año de maestro de Inglés para la Educación Primaria y salido de Las Nuevas, en La Sierpe. “Antes teníamos que escuchar las audiciones en los televisores y no es igual”.
¿Recuerdas tu primera experiencia frente a un aula?
Me tuvieron que entrar porque yo no quería, tenía pena. La segunda vez fue mejor, ya estaban adaptados a verme, son niños que viven por mi casa.
EDUCACIÓN CON ENFOQUE ACTUALIZADO
¿Qué me preocupa?, ¿cómo debo ser con los demás?, ¿cómo actúo ante determinada situación? son interrogantes que tienen respuesta en los talleres a partir de las propias vivencias de sus participantes. Acciones que forman parte de dos proyectos nacionales con financiamiento internacional que coordina en el centro el profesor Wilfredo Yera Díaz.
El maestro reconoce que en Con infinito amor se busca reforzar la labor educativa, fundamentalmente desde el carácter y los valores familiares, y se trabaja con temas como el amor, la resolución de los conflictos, el bullying. Mientras que en Educación de la sexualidad desde los enfoques de género, de derechos y sociocultural en el sistema educacional se trata de vincular las asignaturas con estos temas, sin forzarlos.
“Como resultado, han disminuido en el centro las bajas por embarazo y matrimonio. No tenemos estudiantes identificados con Infecciones de Transmisión Sexual. Ellos ahora son más responsables”, comenta el educador a cargo.
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Escambray / ISSN 9664-1277
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