La eliminación del campeón Alemania y otros resultados inesperados marcan los días de la Copa Mundial de Fútbol en Rusia
El Mundial de Fútbol Rusia 2018 entró en fase de suspenso, o siguió, para decirlo mejor. Con un gran ausente, la fase de octavos, que dicta el vida o muerte para las 16 selecciones que quedaron en competencia, ha puesto en vilo a los pronosticadores.
Y es que cuando la Copa parecía enderezarse con la clasificación agónica de Argentina, llegó la penúltima jornada de la fase de grupos para colar el ¡golazo! de las sorpresas en un día inolvidable en la historia de los Mundiales.
En lo que puede ser el capítulo más tenso, Alemania, la campeona, se fue del certamen. No se lo creen los europeos, aunque ya están en casa por primera vez sin pasar la fase de grupos. Tampoco el planeta, que apostó un millón a uno por una goleada ante Corea del Sur y un boleto redentor después de la derrota inicial ante México.
Pero este fue justo el trauma mayor. Hasta el foso del grupo F enviaron los increíbles sudcoreanos a los teutones que, faltos de puntería, de suerte o de fútbol, veían atónitos su eliminación en el descuento más largo del Mundial. Ni Kroos, ni Müller, ni Brandt ni Werner encontraron espacios. Con las gradas nubladas por sus fanáticos, Alemania cayó en desespero y en shock y antes de irse dijo a sus parciales lo que hasta entonces no entendieron: que su generación gloriosa acusó quizás los kilómetros de los años desde el mismo instante en que cayó en las redes mexicanas y lo que se leyó como un signo de grandeza, cuando Kroos anotó en el límite ante Suecia, fue apenas un hálito de la selección que vivió, más que la maldición del campeón, el peor fútbol de su historia.
El drama fue mayor porque ese entierro hizo respirar a México al momento en que este entró en estado de coma cuando cayó 0-3 ante Suecia, luego de que sus dos triunfos iniciales parecían suficientes para seguir. Pero así son las cosas cuando son del fútbol. Agonizantes sobre el terreno, los aztecas se desahogaron luego de sudar, sufrir y rezar, y así pasaron, con justicia, a pesar del aventón de los coreanos, que celebraron hasta el delirio su triunfo impensado y, de paso, fueron declarados hijos ilustres en tierra centroamericana donde, en el colmo de los delirios, la sede diplomática de los asiáticos y su embajador sucumbieron al coro: ¡Coreano, coreano, ya eres mexicano!
De tal modo, México estará en el segundo lugar del grupo y frente a Brasil en octavos de final el próximo lunes, en una porfía donde los sudamericanos llevan el favoritismo, sin olvidar que en este Mundial llueven las sorpresas.
Aunque muchos siguen sin verlos en el éxtasis de su juego bonito, los cariocas han sido eficaces con una ofensiva repartida, dominio del balón y defensa eficiente. No tendrán en sus vecinos de continente un manjar, sobre todo si los aztecas se vuelven a poner el traje que usaron ante Alemania.
A América de todos modos se le irá otro representante de los que lograron pasar a octavos. En sus ansias de seguir como animadora de esta Copa, los latinos ven con buenos ojos la clasificación de Argentina, que ¡al fin! se decidió a jugar para salir de terapia intensiva y definir, con categoría y con honor, más que con destreza, los cuatro puntos que precisaba para un boleto tan sangrado como el rostro de Javier Mascherano, erigido en líder al igual que Lionel Messi, que reapareció también para halar con su gol en un partido donde se les iba la vida a un equipo y a un país.
Además de desgajar de emociones a su hinchada, que los acompañó en el trayecto hacia el encuentro crucial vs. Nigeria, el boleto de los subcampeones enderezó un poco el Mundial, competencia que después de los sustos y la rebelión de los de abajo, tiene en octavos a los que, a fin de cuentas, más hicieron. Habría que decir también que, descontado el descalabro alemán, la fase que empieza este sábado se parece bastante a los pronósticos.
En esa ruleta de la suerte, América apuesta porque Argentina se haya desatado sus mismas presiones y siga creyendo en lo mejor de su balompié para encarar a Francia, que ha llegado hasta aquí sin grandes aprietos y sin necesidad de mostrar toda la fuerza que precisará ahora que sube la exigencia de los contrarios. También porque la famosa garra charrúa de Uruguay pueda anular a Ronaldo y, de paso, a Portugal en un duelo donde los sudamericanos salen con ventaja.
Las esperanzas de este continente cuelgan también de Colombia, que se repuso de una derrota inesperada y sacó lo mejor de sus hombres para alinear dos victorias contundentes y comandar el grupo H, desde donde espera desbancar a uno de los aspirantes europeos. En esta llave Japón coló a Asia entre los sobrevivientes, aunque necesitó apelar a la disciplina sobre el campo y así remarcar lo de la paridad de un torneo en el que África tendrá que ver los toros desde la barrera.
No por tener la mayor cantidad de representantes aún con vida, Europa tiene mayores opciones, aunque sí lleva ciertas ventajas para avanzar en lo que queda.
Muchos le han puesto los ojos a Croacia, de lo más categórico que se ha visto y tendrá de frente a Dinamarca para mostrarlo otra vez. Suecia, calmada y tranquila, recordó por qué eliminó a Italia de esta fiesta y ahora tendrá por delante a Suiza en un pareo donde sale con ligero favoritismo, mientras los locales tendrán que pasarles por encima a la historia y el talento de España.
Desde hoy hasta el martes, las preferencias vuelven a alinearse, sobre todo para los cubanos que suelen tener un equipo de retén para cuando se elimina el escogido. Ante la paridad de los contendientes, la sorpresa y el suspenso no tienen ya tantos espacios en un Mundial al que, si algo no se le podrá reclamar, será la falta de drama, belleza y pasión.
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