El espirituano Joel Solenzal, con sus 41 años a cuestas, acaba de coronarse en la recién desarrollada Vuelta Ciclística
Gana espirituano Joel Solenzal V Clásico Nacional de Ciclismo de Ruta (+fotos)
En los confines de Baracoa, un hombre comienza la porfía de su vida. Joel Solenzal Guerra está sobre su vetusta bicicleta. Le rodean más de 70 hombres, incluidos los del Cuba. Pero con 41 años por cumplir entonces, el yaguajayense solo ve en la distancia al Capitolio Nacional, 1 300 kilómetros y el trono.
Sobre pedales está su experiencia de 28 años en un ciclo, 14 vueltas a Cuba, un equipo de hermanos, una voluntad personal sin límites y preparación a prueba de balas: “La carrera se gana en el entrenamiento”, sentencia e ilustra: “Todos los días sobre las siete de la mañana estoy en carretera, entreno solo, me guío por el pulso. Corro los kilómetros que el entrenador me manda, a veces 150 o 180, que pueden ser hasta Ciego de Ávila, Santa Clara o Trinidad. Durante la preparación se sufre, tienes que hacer simulacros de carrera, el ritmo cardíaco es alto, dices: ¡qué va!, solo no puedo, pero tienes que seguir”.
Comienza el pedaleo, la estrategia, el sueño. Primera etapa: cuarto lugar y la lucha plantada con el hombre a derrotar: Pedro Portuondo, líder defensor y a quien reconoce como el mejor rutero de Cuba. “Le gané porque salí a buscar la victoria desde el primer momento, aunque también la luché y tuve suerte”.
Los calambres llegan temprano. Por subir, La Gran Piedra, aunque esta vez no venía a conquistar montañas, tampoco metas volantes: “La estrategia no fue ganar etapas, tampoco me interesaba ser líder de montaña (tercero con 28 puntos), sino mantenerme delante por el tiempo; lo que me importaba era ser el líder individual, que es el más importante de la vuelta. Los calambres se sienten, pero te estiras un poquito, te descuelgas y dejas ir el pelotón, porque el deseo de llegar a la raya te los quita”.
Cuarta etapa Cauto Cristo-Bayamo. La camiseta de líder cambia de un dueño que se le aferra para no soltarla más. La preocupación, sin embargo, no sube a los pedales de sus rivales. A sus espaldas, siente la respiración de Yasmani Balmaseda, con diferencia de solo 3 segundos, que defendió con los dientes por tres etapas seguidas.
“Tenía que llegar todos los días con él a la meta. No podía dejar que se me separara, fíjate que casi no podía dormir, pero el hecho de tener la camiseta y defenderla provoca que uno se crezca en momentos difíciles y haces más de lo que piensas que puedes hacer, sobre todo yo que nunca la había tenido.
“En Topes de Collantes sabía que podía ganar tiempo, esa es mi carrera: ser escalador. Para dominarlo hay que hacer bases de entrenamiento y poner el piñón que lleva la bici. En esa carrera vence el de más fuerza física y capacidad mental”.
Y es que esa montaña Solenzal la conquista muchas veces como caballero solitario, cuando su trabajo de entrenador de niños en Meneses, su licenciatura en Cultura Física y su labor como mecánico lo permiten. Se estira el tiempo a más de 5 minutos. El espirituano respira.
“El equipo fue vital, cuando me puse la camiseta de líder por primera vez alcanzamos el cuarto lugar por equipos y Artemisa el séptimo, así arrebatamos el liderazgo a Balmaseda. Mi tropa me auxilió muchísimo, ellos van marcando delante y en los momentos difíciles que hay una escapada, me ayudan a cogerla, me meten a rueda y voy atrás, me buscan agua, alimentos…”.
Octava etapa. Los hombres del Cuba sienten el reto. Se fragua un “complot amistoso”. ¿Peligro sobre ruedas?
“Hicieron una reunión para quitarme la camiseta, enseguida me enteré de que me iban a atacar. En cierto momento lograron sacarme de mis cabales, pero dije: no tengo que cuidarme de ellos, sino ellos de mí; les estaban exigiendo que tenían que ganarme y estaban más presionados. Pasaban por mi lado, pero trataba de ir con ellos y mi equipo también, siempre con cuidado, pues la mayoría son jóvenes y no podía azocarlos la carrera entera. “Empezamos un poco fríos porque la carretera estaba mala y hubo un momento que se me fueron dos de los que me perjudicaban, pero les caí atrás en el lomerío hasta que llegaron los míos y los neutralizamos.
“Portuondo es el mejor de Cuba, me atacaba constantemente. En un momento me dijo: ‘Vete y toma agua, aunque sea, déjame respirar’ y le decía: no, no tengo sed. Y en verdad tomo poca agua. Ya faltando unos 40 kilómetros no me atacó más. Él me dijo: ‘Fuera de la carrera somos hermanos, pero en ella la rivalidad tiene que existir”. Me llevo muy bien con todos porque estuve varios años en el equipo nacional, y al final me felicitaron y dijeron que me merecía ese lugar porque lo luché con la vida”.
Matanzas-Capitolio Nacional. Oncena etapa. El campeón defensor gana la contrarreloj individual, pero Solenzal resiste la presión del liderazgo por casi 1 000 kilómetros.
“Cuando pasé la etapa Santa Clara-Cárdenas, sabía que Portuondo en la contrarreloj no me sacaba el tiempo que llevaba de ventaja, pero me adapté a que era el líder y lo mantuve, por eso faltando dos etapas sabía que no podían quitarme la camiseta.
“Fue algo grande, había sido segundo en dos ocasiones y entre los primeros de la montaña, por tanto, tenía que venir el título, que es el premio al sacrificio. En ese momento pensé en la ayuda de la gente de mi pueblo, en los que todos los días me llamaban. Te soy sincero, por momentos perdí la noción del tiempo, todo el mundo me cayó arriba”.
Meneses, como yo, se rindió a sus pies. “Había mucha gente en la casa esperando, del Partido, del Gobierno, del Inder; todo el mundo me felicita, me llama, conversan conmigo, realmente es algo muy lindo”.
Ahora recuenta anécdotas a los niños de la EIDE, que se hacen mis mismas preguntas: ¿cómo puede lograr eso un hombre con 50 kilogramos de peso, figura diminuta, 41 años y una bicicleta gastada?
“Todo normal, no hago dieta. La fuerza no está en el tamaño ni en los músculos; está en la mente y el corazón. Lo primero es que te guste lo que haces, tener vergüenza deportiva. Uno entrena para ir a correr y hacerlo bien sin pensar en lograr algo a cambio.
“Ellos llevaban bicicletas que eran aviones, pero no es la flecha, sino el indio. La bici tiene que estar buena, pero el ciclista tiene que ponerle alma, corazón y vida, tener mente positiva; llevo como seis años con la mía, es la que quiero y la que siempre me ha correspondido”.
A la distancia ve las próximas batallas: el prepanamericano de mayo próximo y el sueño del regreso de las vueltas a Cuba en su formato original. “Los pueblos, que son los que te animan, lo piden; los ciclistas, también. Muchos de los que han venido corren el Tour de Francia, la Vuelta a Italia. Hay que arreglar las carreteras hasta para nosotros porque están muy malas, muchas veces nos lesionamos las muñecas.
“Quiero seguir preparándome, la edad no importa, el ciclismo es de resistencia y fuerza, me siento mejor que cuando tenía 20 años”.
muchas felicidades a joel se lo merecía pero como el dice las carreteras hay que arreglarlas y el tramo de manaca iznaga a condado mete miedo, es la primera vez se se corre esa etapa de trinidad hasta santa clara por las montañas del escambray , me gusta esa etapa , aunque no este en cuba conozco esa carretera.