No hubo ni que tirar la tarraya. Dicen que fue una pesca en tierra. Apenas habían desenredado la red y empujado el bote agua adentro cuando aquel tronco se les apareció raíces para arriba anclado a una de las orillas del río Zaza, allá en las cercanías de la presa.
Fue un descubrimiento tan insólito que lo menos que pasó por la cabeza de Pedro Díaz —al frente de la brigada de pescadores de Itabo— era que aquel palo larguísimo había venido dando tumbos desde la Sierra de las Damas y había dañado más de un puente para salir a flote, como si nada, tantos días después del temporal.
Quizás, de lejos, se le figuró al curtido pescador como una piraiba —ese pez gato que dicen es uno de los más grandes que viven en el agua dulce—, a juzgar por el tamaño de aquella longaniza negruzca que a ratos resplandecía sobre la tierra.
“¿Qué rayos será aquello?”, acaso masculló Pedro antes de que la curiosidad lo espoleara a dar remo hacia la orilla. Solo entonces se disiparon tantas conjeturas: ningún pescado extraño había venido a parar al río Zaza; ese tronco inmenso había sobrevivido a la palizada.
Sobrevendría un mar de llamadas, una crecida de curiosos para dar fe de tal revelación y una inundación de expertos para certificar lo que ya se sospechaba: a aquella ceiba se la había tragado mucho antes la presa Zaza —debido a las torrenciales lluvias de la tormenta subtropical Alberto— y la había escupido sin esfuerzo después de que las aguas se aliviaran una y otra vez. A un kilómetro y medio de la Carretera Central, casi en la barriga misma del mayor acuatorio de la isla, acababa de aparecer el árbol que, presumiblemente, provocó el colapso del pasadero vehicular de Zaza del Medio.
Aún hoy, parado frente a frente, al ingeniero Miguel Ángel Luna Castro, director provincial de Vialidad, todavía se le asemeja más a un animal aletargado que a la ceiba que es. Según los cálculos, tiene dimensiones de espanto: 15 metros de alto y 2.70 metros de diámetro y se presume que la longitud —podada ya— y la velocidad con que la arrastraron las aguas pudo haber sido la causa del golpetazo aquel en una de las columnas externas del puente de Zaza del Medio y, por ende, de su desplome.
Lo podría confirmar el propio Alfredo Moreno Mendoza, el jubilado ingeniero civil que fue el diseñador original de esa pasarela. Desde siempre Alberto supo que ni fallas en el proyecto ni sequía de inspecciones habrían lacerado el puente; el derrumbe solo habría sido posible por la embestida de un tronco.
La misma ceiba que ahora, fotografía mediante, descansa bajo sus pies. Parado encima de aquella mata descomunal acaso no le quedan dudas de que, casi seguramente, ese propio pedazo de árbol fracturó el puente; el mismísimo arbusto que días atrás quedara inmortalizado, gracias a una de las filmaciones aficionadas más virales de las redes, cuando era arrastrado aguas abajo.
Mientras se invierten cifras millonarias para resanar unos puentes y levantar otro —el de Zaza del Medio—, se desvelan los expertos para hallar soluciones a corto plazo, se copia de memoria en memoria el video aquel donde el palo endemoniado tumba el puente…, esa mole de madera aparece como por ensalmo para atestiguar tanto destrozo. Se ahogó y emergió, tranquilamente. Tanto nadar para venir a encallarse allí, en la mismísima orilla.
pero el de ferrocarril no lo tumbo ese aguanto la crecida y sabra dios cuantos mas impactos de troncos como ese, o de ese mismo….lo mas lindo es que ese tipod e puente fue el mismo que colapso en Oriente en el rio Toa, el de la carretera de Yaguajay que quedo dañado con la misma crecida…
El puente fue mal diseñado. Toda la población que ha opinado así se ha manifestado. El único que lo justifica es el que lo diseñó, claro que otra cosa puede decir
segun el ingeniero Alfredo Moreno Mendoza solo la embestida de este gigante tronco pudo tumbar el puente de zaza,mi pregunta para el es porque no tumbo el del ferrocarril? y si vuelven a construir otro puente quien garantizaria otro tronco semejante no lo vueva a tumbar?