La reciente presencia en predios yayaberos del doctor en Ciencias Históricas Leyde E. Rodríguez Hernández, oriundo de esta tierra, a donde vino a impartir una conferencia y presentar su último libro, titulado Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales, en la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, fue momento propicio para que Escambray lo abordase acerca de temas candentes de la situación en el planeta, a propósito de los presentes conflictos entre potencias mundiales.
A la luz de la situación internacional actual, ¿cree usted que estamos de nuevo en Guerra Fría?
Desde el punto de vista académico podríamos decir que la guerra fría clásica culmina como un macro conflicto internacional que surge con la Doctrina Truman de 1947, basada en la concepción promovida por George Kennan, que fue ministro consejero de los Estados Unidos, y que se llamó doctrina Truman o de la contención del comunismo.
Con la desintegración de la URSS y del campo socialista y la caída del Muro de Berlín, muchos autores, historiadores y politólogos han dicho que allí concluye la guerra fría clásica, entendida como la confrontación entre dos sistemas políticos, económicos y sociales opuestos, que se llamó también el conflicto este-oeste.
Los dos grandes poderes nucleares durante la guerra fría tuvieron un balance, un equilibrio de poder bipolar: Estados Unidos como un cabeza de bloque, con la Organización del Atlántico Norte, OTAN; y la Unión Soviética con la Organización del Tratado de Varsovia.
Viene la guerra de Vietnam; Estados Unidos pierde esa guerra. Vienen el Movimiento de Países No alineados, la descolonización, el sistema colonial del Imperialismo se desintegra, surgen nuevos estados, pero, el sistema internacional y los bloques político-militares, eso fue la guerra fría y eso termina para muchos estudiosos con la caída del campo socialista y del Muro de Berlín y llega un período que se llamó la posguerra fría.
Lo que predomina entonces es la lucha contra el terrorismo islámico, el fundamentalismo, el nacionalismo…; ya lo que prima para los ideólogos del capitalismo y el imperialismo no es la lucha ideológica ni la rivalidad ideológica, sino que son otras las amenazas globales. Por lo tanto, desapareció la Unión Soviética, el campo socialista, su bloque militar, etc., el sistema internacional se hace unipolar, y esa es la posguerra fría.
Pero Estados Unidos no eliminó su complejo militar industrial, la OTAN permaneció incólume y se extendió hacia el este, EE.UU. desarrolló su sistema nacional de defensa antimisil. Es una política de presión para acorralar a Rusia, y a otros poderes importantes como China en las relaciones internacionales.
En una visión crítica de las relaciones internacionales podemos decir que, en rigor, la guerra fría no desapareció con la caída de la URSS y el campo socialista, porque de otro lado no desaparecieron todos los países socialistas: Cuba se mantuvo con otra proyección de su política exterior, defendiendo su libertad, su historia, su sistema; tampoco perdieron el poder los partidos comunistas en China, Corea del Norte, Vietnam y Laos.
Además, naciones del sur mantuvieron una orientación progresista, porque con el nuevo siglo apareció la Revolución Bolivariana y otros países progresistas y surgió el ALBA. Entonces sería muy esquemático decir que la guerra fría desapareció del todo en las relaciones internacionales cuando cae el Muro de Berlín, porque Estados Unidos siguió utilizando relaciones de poder en sus tratativas con otros estados.
¿Qué significan las relaciones de poder en las relaciones internacionales desde el punto de vista teórico y conceptual? Implica injerencia, el uso de la fuerza, unilateralismo, sanciones económicas. Vean que nosotros no somos los únicos sancionados desde el punto de vista económico y financiero: Está China, está Venezuela, está Irán, está Rusia…, entonces, la política exterior de los Estados Unidos no transformó su naturaleza hegemonista, injerencista, militarista.
O sea, que los métodos, los procedimientos, siguieron siendo los mismos de la guerra fría y el conflicto no desapareció en las relaciones internacionales, pero si se evidenció un conflicto que es histórico, larvado, que es el conflicto norte-sur. Hoy por hoy la política exterior de los Estados Unidos desde el punto de vista doctrinario, de su estrategia de seguridad nacional, de su estrategia de defensa y de su postura nuclear sigue esencialmente los métodos y procedimientos de la guerra fría.
¿Cómo aprecia usted la situación en Venezuela a partir sobre todo de los últimos acontecimientos en torno a ese país?
Venezuela está siendo agredida en toda la línea por el Imperialismo y sus seguidores. Algunos echan toda la culpa a Trump por lo que ocurre hoy en Venezuela, pero no debemos olvidar que Barack Obama, antes de dejar el cargo, dejó bien codificada la conducta a seguir en la estrategia de seguridad nacional de Washington hacia ese país, al declarar a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria” para los Estados Unidos, cuando en realidad resulta todo lo contrario.
Yo creo que desde el punto de vista comunicacional del periodismo y la política exterior tenemos que ser consecuentes en la defensa de la Revolución Bolivariana, porque una guerra contra Venezuela implicaría una afectación a todos los países que de una manera u otra nos erigimos en naciones independientes de Estados Unidos y que nos hemos propuesto un proceso de integración propio, autóctono.
La administración de Donald Trump ha considerado, lamentablemente, que Venezuela es el primero de los países progresistas de América Latina que hay que derrotar para poder desarticular el ALBA, la CELAC y todo el desarrollo logrado en el plano político y de integración por Chávez y Fidel, y por los pueblos del continente en un momento de una gran contraofensiva informativa y política e ideológica de la derecha.
Ahora, si ellos lo logran —que va a ser una lucha ardua, eso no va a ser tan fácil—, también Cuba se hace vulnerable, porque todos esos países nos defienden a nosotros, son nuestros aliados naturales porque son latinoamericanos, porque son caribeños.
Ustedes ven que intentan también pasarles la cuenta a todos los políticos de izquierda en América Latina en un período en que nosotros tenemos que observar con mucho detalle lo que está sucediendo, la evolución de todo eso. Yo creo que Nicolás Maduro va a ganar las elecciones, sin lugar a dudas, pero hay muchos desafíos y peligros…
Hoy se está desarrollando un debate en nuestra sociedad civil entre las dos Américas, que viene del pensamiento martiano y el pensamiento de Bolívar, ese enfrentamiento cultural, ideológico, en un continente donde hay dos América desde el punto de vista del pensamiento y de la cultura, y eso es lo que se trata de imponer.
En eso estamos y la política exterior de Cuba se va a batir por completo con su sociedad civil en el foro de Lima, Perú, como ocurrió en Panamá, para enfrentar todos estos procesos y en apoyo a la Revolución Bolivariana, porque sabemos que ahí nos jugamos la independencia de muchos países de América Latina, y porque ustedes ven que este es un factor geopolítico en relación con el tema planteado.
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