Para Onelio Valcárcel Pérez, combatiente de la tropa de Camilo, que se le unió durante su incursión a los Llanos del Cauto y se fogueó con él en los dos meses que duró el rechazo a la ofensiva del ejército batistiano contra la Sierra Maestra, a mediados de 1958, la acción de Venegas, efectuada la noche del 30 al 31 de octubre de ese año, estuvo destinada a mostrar a la tiranía la fuerza de las guerrillas en el recién constituido Frente Norte de Las Villas.
“Como supimos después, apunta, se trataba de una operación táctica que respondía a un esquema estratégico el cual consistía en ir cercando a Yaguajay, que era la cabecera del municipio, donde existía un cuartel con una guarnición numerosa al mando de un jefe muy experimentado en la lucha antiguerrillera (*) que nos vino acosando desde las lomas orientales.
“Nosotros sabíamos la situación en Venegas, porque teníamos allí a dos compañeros del Movimiento 26 de Julio; uno que era Luis el boticario, y la compañera Carmen (**), quienes nos decían todo lo que se hacía en el cuartel, cuántos guardias había, qué se comentaba… Entonces Camilo dijo: ‘Vamos a atacarlos para vencerlos rápido y que vean nuestra fuerza’.
“Cuando partimos hacia allá no íbamos la gente de Camilo completa, sino que marchamos una parte de los miembros de la Columna Invasora y otros combatientes del Destacamento Máximo Gómez, del Partido Socialista Popular, de Félix Torres, los cuales ya se sentían muy compenetrados con nosotros y estaban al mando del capitán Alberto Torres, hermano de Félix, con el cual existían excelentes relaciones.
“Alberto tenía un conocimiento bastante bueno de esa zona. A nosotros nos tocó la tarea de distribuir la tropa del Destacamento Máximo Gómez por un lado y la de Camilo por el otro. Recuerdo que la experiencia fue fantástica por el apoyo de pueblo que se manifestó allí.
“Estábamos preocupados porque la gente quería moverse y temíamos que se registraran bajas entre los civiles. Por eso Camilo adoptó medidas extremas para evitarlo, pues el cuartel quedaba en medio de las casas y no en las afueras como en otros lugares. Quiero patentizar la enorme admiración y el cariño que los rebeldes que estuvimos allí aquel día, sentimos por Venegas y su pueblo, porque esos hombres y mujeres no tenían miedo, estaban al lado nuestro en medio de los tiros y nosotros, empezando por Camilo, tratábamos de protegerlos”.
De acuerdo con el testimonio de Onelio, el Señor de la Vanguardia decide atacar e intentar rendir rápido a la pequeña guarnición concentrando un fuego graneado contra la vieja instalación de mampostería. “Para que tenga una idea, el fuego concentrado de nuestras armas, esencialmente Garands, Springfields, Browning y algunas San Cristóbal, fue minando la resistencia, pues perforaba las puertas y ventanas y desconchaba los muros. También se les tiró con la —subametralladora— Thompson de Camilo y con un fusil Jhonson.
“Cuando se toma el cuartel, que fue en la madrugada del 31 de octubre, el pueblo de Vengas se tiró a la calle a festejar el triunfo. No recuerdo bien cuántos soldados había en ese reducto, yo pienso que eran entre 12 y 15. Ellos intentaron defenderse respondiendo a nuestro fuego, pero el barraje de metralla que les pusimos desde distintas direcciones, decidió aquel enfrentamiento.
“Fue tan intenso y efectivo nuestro fuego que el tiroteo duró poco, creo que no llegó a una hora. Después se comentó que habíamos disparado con cañones. La parte psicológica que le puso el pueblo jugó un papel importante en la guerra y el hecho de que la gente fuera aumentando la cantidad de hombres que participamos, el tipo de armas y esas cosas, obró mucho a nuestro favor.
“Aquello fue apoteósico, porque por primera vez, era atacado y tomado un cuartel en medio de toda esa zona y el pueblo confraternizó con nosotros. Camilo era un imán para el pueblo, para los niños, por ese carisma que tenía.
“El era cariñoso y educado con el pueblo, muy formal y quiero señalar una cosa: lo primero que exigía Camilo a su tropa era el respeto al pueblo y, sobre todo, a la mujer y al hombre de campo, porque él decía que esa era la política de Fidel. Camilo no hablaba con usted media hora sin que dedicara 25 minutos a hablar del Comandante en Jefe”.
Como se deduce del testimonio de Valcárcel, Venegas fue el comienzo del cerco estratégico a Yaguajay y de la operación de pinzas que se estaba desarrollando sobre Sancti Spíritus y el centro de la Isla, por el Che, desde el sur y el centro de Las Villas, y Camilo por el norte. Por lo tanto, Venegas fue la raíz de la etapa final de la guerra de liberación en el norte espirituano, como en el Frente de Las Villas lo fue el ataque a Güinía de Miranda, efectuado también por esos días.
(*) El capitán Alfredo Abón Lee, jefe del Batallón No. 11 del Ejército de la tiranía.
(**) Luís Rodríguez Martínez y Carmita Álvarez Álvarez, ambos ya fallecidos.
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