La Ley de Reforma Agraria impulsada por Fidel le dio vida a toda la familia y eso NO se olvida, acota el destacado campesino cabaiguanense
Cuando Luis Beltrán Hernández Ríos frota sus octogenarias manos, las mira con detenimiento y enfoca la vista finca adentro, su verbo se destapa y en él se trasluce el orgullo de quien ha vivido pegado a ese pedazo de tierra que su padre recibió de la Revolución.
Ya se me perdió la cuenta de cuántas riquezas le he sacado -acotó a la ACN este hombre-, porque casi que comencé a caminar en medio de las vegas de tabaco, siendo apenas un «muchacho», y entre los surcos crecí, me hice hombre y construí mi familia.
Quien hoy es considerado el mejor productor de cultivos varios de la Cooperativa de Créditos y Servicio Ramón Balboa, del municipio espirituano de Cabaiguán, siente, sobre todo, el estímulo que representa ser un heredero de ley, de cuanto su padre Pedro Hernández Martín, un isleño de pura cepa, le dejó.
Desde aquella tarde, cuando con una alegría que jamás había tocado nuestro bohío, los viejos llegaron de Sancti Spíritus con el título de propiedad de la tierra en las manos y compartiendo la noticia en alta voz, supe que en lo adelante me tocaría cultivar los sueños, con el aroma de la tierra fértil, dijo.
Tenía entonces 20 años -recordó ahora mientras desanda los surcos- y mi padre me dejó claro que sería yo el heredero, que en la familia tenía que demostrar a sudor que lo que la Ley de Reforma Agraria nos posibilitaba era una nueva vida para el campesino cubano.
Y el paso de los años le han visto crecer con las virtudes de un guajiro excepcional, desde su finca Santa Andrea, donde se cultiva respetando la sabiduría guajira de las lunas y otras tradiciones; sin embargo, aquí NO se desperdicia ni un palmo de terreno.
De las vegas ya perdió la cuenta, son casi tantas como años tiene, y la vida ha crecido también entre plátanos, yuca, boniatos, frijoles, malanga, frutales, todo a secano, mirando para el cielo a ver si llueve, labrando la tierra con inteligencia, sabiduría y amor, una filosofía que este guajiro practica y enseña.
Lo ratifica su nieto José Luis, quien desde bien joven desanda la sitiería con el abuelo y habla de cada uno de los secretos aprendidos para lograr una buena vega, una excelente cosecha de frijoles o los boniatos más dulces.
La Ley de Reforma Agraria impulsada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz le dio vida a toda la familia y eso NO se olvida, acotó, como tampoco quedan en sacos vacíos aquellas escenas de miseria que nos envolvían antes de enero de 1959 y que para suerte de estas generaciones se borraron para siempre.
Mi padre me hizo heredero de la tierra y con ello, de aquel título de propiedad que tanto significado entraña; solo he trabajado para cumplir con él, con sus enseñanzas y con esta Revolución, por ello, mientras tenga fuerzas, este isleño seguirá sudando en estas tierras para que ni la comida ni el buen tabaco falten y el país progrese, apuntó.
Yo, Luis Beltrán Hernández Ríos, le garantizo periodista, que soy un guajiro de ley, subrayó finalmente.
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