Es como esa bocanada de oxígeno que falta en un momento de fatiga; es la energía que te empuja cuando las fuerzas ceden. Es ese sostén que siempre está a tu alcance, para nunca caer, y si sucede, ella es el resorte, que te ayuda a levantar y te guía al sendero de luz.
No hay momentos en nuestras vidas en los que mamá no haya estado, en las malas y buenas, siempre allí para animarte, inspirarte, complementarte.
Y aunque universalmente se le dedica un día, las madres merecen por derecho propio todo nuestro agradecimiento, nuestro agasajo, en cada segundo de nuestra existencia.
Por todo cuanto significan, hasta los monumentos que le han dedicado quedan pequeños. Por eso, a todas las madres, el más sincero, tierno y amoroso reconocimiento, por siempre.
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