Cientos de miles de personas marcharon este 11 de septiembre en Barcelona, capital de Cataluña, para reclamar la ruptura con España, con motivo de la celebración de la Diada o fiesta oficial de esa comunidad autónoma.
La Guardia Urbana -policía municipal barcelonesa- cifró en un millón los asistentes a la multitudinaria movilización, en la que los partidarios de la secesión portaron banderas, carteles y camisetas reivindicativas.
Este año, la conmemoración de la fiesta principal de esa región del noreste español estuvo marcada por la demanda en favor de la libertad de los nueve políticos en prisión preventiva por el plan secesionista.
Desde 2012, el 11 de septiembre, que recuerda la derrota de Barcelona ante las tropas borbónicas en 1714 y la consecuente pérdida del autogobierno catalán, es motivo de masivas protestas para reclamar el derecho a decidir de los catalanes.
Casi medio millón de personas se inscribieron para participar en la manifestación de la Diada, que en los últimos años fue usada por los independentistas -cerca de la mitad de los 7,5 millones de catalanes- para pedir la formación de una nueva república.
El presidente de la Generalitat (ejecutivo regional), Quim Torra, proclamó que la manifestación de este martes fuera ‘un clamor por la libertad’ y de apoyo a un referéndum vinculante sobre la independencia.
Confió en que los ciudadanos lleven en el recuerdo ‘a los compañeros en el exilio, presos, y a los miles de catalanes investigados, procesados o que deberán pasar por los juzgados’.
El mandatario aludió a los imputados por el Tribunal Supremo de España por su papel en el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017, prohibido de antemano por la justicia, y la ulterior proclamación de independencia del día 27 de ese mes.
Hace casi un año, su antecesor en el cargo, el también secesionista Carles Puigdemont, autorizó la celebración del referendo, en una jornada que terminó con cientos de heridos por las cargas policiales contra votantes inermes.
Pese a que la consulta se realizó sin garantías ni reconocimiento internacional y fue boicoteada por los unionistas, Puigdemont la consideró un mandato para declarar unilateralmente la independencia de España, aprobada por el parlamento autonómico el 27 de octubre.
El ejecutivo central, presidido entonces por el conservador Mariano Rajoy, respondió a ese desafío con la destitución esa misma jornada de Puigdemont y todo su gabinete, al tiempo que la justicia española procesó a 25 responsables del plan soberanista.
Nueve de ellos se encuentran en prisión preventiva a la espera de juicio, mientras que otros siete se autoexiliaron en Bélgica, Reino Unido y Suiza, incluido el propio Puigdemont.
La cercanía de los juicios a los procesados -considerados presos políticos por el independentismo-, el primer aniversario del referendo y la misma Diada llevaron a la prensa a hablar de un otoño caliente en Cataluña.
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