Sonriente y siempre proclive a romper el protocolo, el papa Francisco hizo un extenso recorrido por las calles de Santiago, luego de su llegada a Chile tras un vuelo de más de 15 horas
Luego de bendecir a argentinos y paraguayos durante su vuelo, tocó esta noche suelo chileno a las 19:14, hora local, en el inicio de una visita de tres días al país austral.
Recibido en calidad de jefe de Estado por la presidenta de la República, Michelle Bachelet, en el aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez, la máxima figura del Vaticano poco a poco recuperó su ánimo tras mostrar signos de fatiga.
Jorge Mario Bergoglio, de nacionalidad argentina, estudió en Chile durante un año y retorna a este territorio en calidad de Sumo Pontífice de la Iglesia Católica con una apretada agenda que lo llevará también a las ciudades de Temuco e Iquique.
Se detuvo junto a Bachelet para escuchar a la Orquesta Sinfónica Juvenil de la dirección cultural de La Moneda, que interpretó la Segunda Canción Vaticana y acompañó a la niña Constanza Wilson en un Clásico Villancico.
Wilson recibió un beso del Pontífice e igualmente de la dignataria, antes de dirigirse a un auto azul de mediano tamaño, al cual subió en el asiento delantero al lado del conductor, otro hecho poco habitual en estos niveles.
Ya en el vehículo, accedió a responder preguntas ante la insistencia de numerosos periodistas: ‘Muy contento de volver a Chile, les doy a todos los habitantes de este país mi bendición’, anotó.
Su Santidad, en su sexta gira por América Latina, inició su primer recorrido hasta la Parroquia San Luis Beltrán en la comuna de Pudahuel, antes de proseguir hacia la Nunciatura Apostólica, donde pernoctará.
Tras el trayecto, cambió de auto al ingresar en la Alameda Bernardo O´Higgins, donde subió al Papamóvil para saludar a decenas de miles de seguidores, hasta su arribo a la Nunciatura.
Este martes cumplirá una intensa agenda que arrancará con un encuentro en el Palacio de La Moneda con personalidades de la sociedad civil y el cuerpo diplomático. En el enclave presidencial existe una capilla donde Juan Pablo II oró en su visita de 1987.
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