Al alba del 3 de septiembre de 1958, tripulantes de vehículos que circulaban por la carretera Central banda Jatibonico se percataron de un auto desbarrancado junto a la orilla del río Zaza, del cual sobresalían algunas extremidades de sus ocupantes, ninguno de los cuales daba señales de vida.
A poco se conocía en toda la zona acerca del sórdido incidente en el cual habrían aparecido muertos seis hombres jóvenes, presuntamente revolucionarios, los que si bien exhibían múltiples contusiones, no presentaban heridas de bala ni de arma blanca. Cuando Jesús Rodríguez García, el Chury, compañero de luchas de Nieves Morejón López, chofer del automóvil y responsable de aquel grupo de nuevos mártires, escuchó los rumores, se trasladó al lugar de los hechos y pudo constatar la certeza del cruel asesinato:
“Recuerdo perfectamente cómo estaba la máquina y vine para Cabaiguán y le dije a mi jefe directo, Ramón Arístides Pérez Cabrera, El Barberito, lo que había visto. Entonces fuimos Arístides y yo al cementerio de Sancti Spíritus, a donde trasladaron los cuerpos, a comprobar si efectivamente Nieves estaba allí y si los que estaban con él eran compañeros conocidos.
“Vimos a Nieves y nos percatamos de la golpeadura tan bárbara a que había sido sometido. Son cosas inolvidables que, lejos de amilanarnos, nos inyectaron más odio a la tiranía y más ánimo para llevar aquella batalla hasta el final”.
QUIÉN Y CÓMO ERA NIEVES MOREJÓN
Es un privilegio que a sus 86 años, después de incontables luchas y trabajos, antes y después del triunfo de la Revolución, Chury posea una lucidez casi perfecta para develar detalles de aquel gran compañero de ideales. Él rememora:
“Nieves Morejón estaba prácticamente dentro de mi familia porque mi hermano mayor se casó con una hermana suya. A Nieves lo conocí siendo yo joven casi adolescente y él ya hombre. Era una persona seria, reservada, pero muy valiente, porque le tocaba enfrentar situaciones difíciles, como registros y detenciones y no perdía la ecuanimidad frente a los esbirros.
“De inicio, en el movimiento clandestino en Cabaiguán, tanto Nieves como todos los demás, procedíamos del Movimiento 26 de Julio. Pero a raíz de los acontecimientos de La Llorona —en agosto de 1957—, en que nos vimos involucradas todas las células del movimiento revolucionario en Cabaiguán, surge el Directorio Revolucionario 13 de Marzo en este pueblo. El DR viene a Cabaiguán a través de Ramón Arístides Pérez Cabrera, El Barberito, y se fomenta con todos los compañeros ya conocidos del 26 de Julio.
Nieves pertenecía al Directorio, pero participaba a la vez en todas las organizaciones revolucionarias. El auto que manejaba como chofer de alquiler, con el cual obtenía su sustento, lo había comprado el Directorio y estaba a la disposición de las necesidades de ese movimiento y también atendía a cualquier revolucionario que tocara a su puerta, sin importar filiación.
LA ÚLTIMA MISIÓN
Jesús Rodríguez recuerda perfectamente que entre las tareas de Nieves Morejón, ya a mediados de 1958, quizá la más importante era mantener el enlace entre las guerrillas en las lomas y el movimiento clandestino en el llano, en lo cual le resultaba de mucha utilidad el hecho de que conocía al movimiento revolucionario en Cabaiguán mejor que nadie. Chury atestigua: “Lo capturan cuando él tuvo que llevar un viaje de retorno de varios compañeros al Escambray, algunos que habían repuesto su salud en casas en el llano y se reincorporaban y otros que iban a alzarse.
“En aquellos días estaba anunciado un ciclón. Arístides me había dicho que era posible que fuera yo en ese viaje, aunque se iba a atrasar un poco, pero él y Nieves determinaron después que con el anuncio de aquel ciclón podía resultar más seguro intentar la subida debido al mal tiempo. El 2 de septiembre Nieves recogió a varios compañeros y salió en la máquina y lo menos que se esperaban era que se encontrarían con dos yipis de guardias entre El Pinto y la zona de Banao, que los capturaron cuando se les hicieron sospechosos”.
La sensibilidad humana se resiente al conocer la forma atroz en que fueron torturados los seis hombres para luego ser ahogados en los abrevaderos de los caballos del cuartel del Ejército en Sancti Spíritus. Acto seguido condujeron los cuerpos a la ribera del río Zaza junto al puente de hierro, donde metieron los cadáveres en el auto de Nieves, los rociaron con alcohol 90 y despeñaron el vehículo para simular un accidente de borrachos.
Chury refiere que como estaba el runrún del ciclón, los esbirros creyeron que iba a llover mucho y que el río iba a crecer y se llevaría el carro; por eso aventaron la máquina y esta se detuvo en la orilla, pero el huracán se desvió, la lluvia fue mínima y el vehículo quedó afuera, como prueba de la masacre cometida en las personas de Nieves Morejón, José Sosa Cañizares, Raúl González Sánchez, Raulín, José Antonio Sanchidrián, Francisco Espinosa Miguel y Francisco González Castillo. Para todos, un recuerdo emocionado.
Para Nieves, en especial, el agradecimiento ferviente del amigo al compañero de luchas que lo sabía todo, o casi todo sobre el Movimiento en Cabaiguán, y más allá, que fue torturado y luego ahogado de forma horrible y nada dijo a torturadores y asesinos. “Si Nieves habla aquel 2 de septiembre, tenga por seguro que hoy no pudiéramos estar haciendo esta historia”.
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