En las llanuras que bordean las ensenadas de Casilda y El Macío, hasta la zona al este de la desembocadura del río Agabama, sobrevive una vegetación exclusiva con especies únicas en el mundo, que se encuentra seriamente amenazada debido a las acciones desarrolladas allí por el hombre.
“Muy pocos casildeños conocen que su terruño guarda tesoros naturales de relevancia nacional y mundial. Allí ha evolucionado una flórula muy particular debido a los suelos arenoso cuarcíticos imperantes, que imponen circunstancias ambientales extremas a las plantas establecidas en ese lugar. Lamentablemente, este tipo de ecosistema natural es de los más hostigados en todo el país por la intervención humana”, comentó a Escambray el máster Julio Pável García Lahera, investigador del Jardín Botánico espirituano.
Entre los valores florísticos más sobresalientes el experto mencionó las más de 300 especies de plantas inventariadas en esa franja costera trinitaria, donde forman matorrales diversos y de las cuales se destacan 63 por su endemismo y por el riesgo de extinción a que se enfrentan.
“Por si fuera poco, en esa pequeña extensión arenosa de apenas 60 kilómetros cuadrados conviven cuatro especies de arbustos únicos en el mundo, que constituyen endemismos de este lugar. Sus nombres científicos son: Condea rivularis, Mosiera crenulata, Psidium claraense (conocida como guayabita de Casilda) y Varronia intricata (la llamada papita enana)”, detalló el estudioso.
Pero sobre este espacio también se ciernen acciones antrópicas que ponen en peligro ese valioso ecosistema: pastoreo extensivo de ganado, incendios, trabajos de minería para extraer arena silícea de forma industrial, actividades agrícolas y establecimiento de plantas invasoras como el marabú, el pasto asesino, la aroma y la perla.
“Los especialistas del Jardín Botánico de Sancti Spíritus, de conjunto con los de la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, la Empresa Agroforestal en Trinidad y el apoyo de la Empresa Minera de Casilda han comenzado un grupo de acciones para llevar a vías de hecho la aprobación de un Área protegida que permita la supervivencia de esta reliquia de nuestro patrimonio natural”, aseguró García Lahera.
Y agregó: “Lo cierto es que apremia la conservación de al menos parte de la zona, tomar disposiciones definitivas de cese de toda labor que afecte los procesos ecológicos naturales que allí se manifiestan, la demarcación estricta de los límites y su protección contra incendios provocados artificialmente, la erradicación de especies exóticas invasoras, el trabajo de ubicación exacta y manejo conservacionista de las poblaciones de plantas endémicas y amenazadas, la implementación de una estrategia de educación ambiental dirigida al poblado de Casilda, principalmente”.
En estos momentos ya se desarrolla allí el proyecto Acciones integrales para contribuir a la conservación de la biodiversidad en el ecosistema amenazado de arenas blancas de Casilda, Sancti Spíritus, ejecutado con financiamiento del Programa Nacional Uso sostenible de los componentes de la diversidad biológica en Cuba, que gestiona la Agencia de Medio Ambiente del Citma.
Con un presupuesto total para cuatro años —del 2017 al 2020— de casi 450 000 pesos se pretende sistematizar las actividades investigativas y educativas que ya se llevaban a cabo desde el 2009 allí por parte del Jardín Botánico espirituano, para contribuir a la preservación de la flora en ese ecosistema amenazado.
El proyecto prevé actualizar el listado florístico y el mapa de vegetación del área de arenas cuarcíticas en las llanuras costeras trinitarias; documentar la fenología de especies endémicas locales; realizar estudios ecológicos sobre la estructura de las comunidades de plantas y sus patrones ante impactos humanos como la minería, el pastoreo y las plantaciones; realizar estudios fitoquímicos de especies significativas de la zona en función de descubrir sus potencialidades medicinales para lograr una visualización más efectiva de la necesidad de su protección; crear una zona temática de arenas cuarcíticas en el Jardín Botánico que permita exponer al público una colección de plantas de ese ecosistema amenazado; y ejecutar un sistema de actividades educativas allí y en el poblado de Casilda.
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