“El bombillo rojo está encendido; en el 2019 sí le vamos a entrar con todos los hierros”, nos dice vía telefónica Jorge Rodríguez Álvarez, inversionista de la Dirección Municipal de Educación en Jatibonico.
Resulta que en el área de juegos del círculo infantil Isidro Piñeiro, de esa localidad, hay peligro para la integridad física de los niños que allí se aglomeran.
Zuleica Izquierdo Portal, profesora de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez y residente en Camilo Cienfuegos No. 244 B, La Charca, envió la misiva, cuyas ideas comparten numerosas familias con niños en el Tercer año de vida. “En vez de juegos, es aquella un área de obstáculos, pues allí existe declive del terreno, presencia de escalera, huecos —donde antes hubo árboles sembrados—, levantamiento del pavimento en algunas partes, y no hay delimitación perimetral que impida el acceso de los niños al área de Cuarto año”, escribía.
A lo anterior añadía su preocupación por la corta edad y el limitado desarrollo psicomotor de los pequeños que pasan al referido grupo, que cumplieron o están a punto de cumplir los dos años. “Esto, unido al déficit de educadoras existentes (…), hace imposible cuidar de todos como es debido. En solo dos semanas en el grupo varios de ellos han sufrido caídas (…) y no creemos sea necesario que ocurran accidentes más graves”, detallaba la lectora.
Escambray estuvo allí y constató el peligro. En el fondo del extenso patio, las educadoras (solo tres para más de 30 niños) procuraban contener a 15 infantes; algunos accedían al terreno abrupto o a una especie de cuneta en la orilla de la tapia; las áreas de Cuatro y Quinto años son asequibles para ellos y no se observaban los asientos y juguetes necesarios para el entretenimiento.
Escambray cooperó en el traslado del grupo hacia el salón, escalera mediante —es baja, pero poco segura—, y escuchó el parecer de las trabajadoras y administradora. Todas concordaron con la preocupación, de la que ya tenían conocimiento, y la más antigua en el centro explicó que el problema ha sido planteado en disímiles reuniones, así como informado a los niveles superiores. También consideró que podría resolverse colocando una malla alrededor del área, con una puerta frente a los escalones.
El recuento sería largo: el huracán Irma derribó árboles, dañó severamente la cocina y rajó los muros que delimitan el patio. Ya todo ello se enmendó. Las lluvias de Alberto arrasaron con el rocosillo de relleno en la parte trasera y dejaron un terreno con abundantes protuberancias y desniveles, al ser aquella una zona baja donde confluyen las aguas. Todo eso continúa igual.
Para el nuevo período lectivo, la Dirección Municipal de Educación ha debido priorizar situaciones más críticas, como la del otro círculo infantil del pueblo; cuenta con un financiamiento significativamente menor al de años anteriores y ha sido ayudada por el Gobierno local en lo tocante a finanzas. Pero nada de lo expuesto desdice el razonamiento al que llama, del modo más respetuoso, la madre de uno de los pequeños que asisten al Isidro Piñero. Eso lo entiende bien Zenaida Acosta, la directora municipal del organismo, quien califica su carta como útil y valiente. Aunque sea provisional, la solución se impone de forma urgente.
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