Hay que emplearse a fondo en los detalles; alejarse de las chapucerías como lo haríamos de las enfermedades; tener sensibilidad para poder escuchar las inconformidades de quienes trabajan —especialmente si lo hacen desde lugares difíciles—. Esas exhortaciones marcaron el tono de la visita del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a la Empresa Comercializadora de Combustibles de la provincia.
El Jefe de Estado sostuvo allí, en la mañana de este miércoles, un encuentro con directivos de la Empresa, el cual contó además con la presencia de la Primera Secretaria del Partido en el territorio, Teresa Rojas Monzón, la Presidenta de la Asamblea del Poder Popular en la provincia, Tania León Silveira, y el ministro de Energía y Minas, Raúl García Barreiro.
No resultó fortuita la llegada a la entidad ubicada en el Kilómetro 4,3 de la Zona Industrial en el litoral norte de la Bahía de Matanzas. El objetivo principal de la Empresa da idea del valor que ella representa para la Isla: la misma está llamada a comercializar los diferentes tipos de hidrocarburos de la Unión CUPET por vía marítima, oleoductos y transporte terrestre (camiones cisternas, pailas o ferrocarril), ya sea con destino a la provincia o a otras partes del país.
Toda reflexión argumentada, que busque mejorar las cosas, tendrá indudable impacto en esta empresa con alcance nacional, cuya capacidad de almacenamiento de combustible, incluyendo el gas licuado, es la mayor de Cuba; al tiempo de ser ese el lugar donde se recibe el 99 por ciento de la producción de crudo nacional por oleoducto y pailas; de ser el espacio donde se recibe y almacena la gasolina de aviación que se entrega a nuestros aeropuertos; y ser el escenario donde tienen lugar medulares operaciones de importación, exportación y cabotaje interno.
Díaz-Canel se interesó por diversos temas, entre ellos, el alusivo a la operación de los muelles, y más específicamente a si en algún momento se habían producido derrames de combustible en el mar. Seguidamente la atención a los trabajadores se convirtió en el eje central del encuentro.
El Presidente indagó por el salario medio de los obreros, por la calidad y cantidad de la comida de ellos, por el suministro de objetos muy demandados como guantes y botas. Son aspectos que han generado inconformidad entre quienes laboran. Por eso el mandatario hizo alusión a la necesidad de reducir al máximo cualquier deficiencia proveniente de lo subjetivo, a fin de que solo queden en pie aquellas que por el momento no pueden ser superadas.
La estabilidad de la fuerza laboral —la cual solo podrá garantizarse con la atención intensa a las inquietudes de los protagonistas—, el cumplimiento del plan del año, cómo se utilizan las investigaciones emprendidas por los universitarios en torno a tratamientos anticorrosivos para los tanques donde almacenar el combustible, así como la posibilidad de superarse profesionalmente y la fortaleza que entraña asumir una inversión con igual ritmo (desde el primer día hasta el último), formaron parte de las reflexiones compartidas por el Presidente cubano.
Otros asuntos cruciales comentó Díaz-Canel, como el concerniente al robo del combustible, fenómeno muy dañino para el país, el cual se produce en forma de cadenas delictivas que deben ser desmontadas pieza a pieza. Al respecto el Jefe de Estado alertó: «No podemos seguir admitiendo ese robo. Hay que enfrentarlo», porque como él también dijo, ser permisivos sería desmoralizante.
La visita incluyó hacer un alto frente a la maqueta que detalla la estructura de la Empresa, y un recorrido por áreas donde los obreros dieron la bienvenida al mandatario y conversaron con él sobre sus condiciones laborales y las metas diarias. El tema de la estimulación salarial resultó recurrente en la voz indagatoria de Díaz-Canel, quien constató de primera mano cuán larga y difícil es la faena de un grupo de cubanos que en esta hora restauran el interior de un tanque de 50 000 metros cúbicos, destinado al almacenaje de crudo, materia tan vital para la vida del país.
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