Vladimir Putin parece materializar su frase poco después de su reelección: »todo fluye», al ordenar hoy un nuevo paquete de tareas para el nuevo gobierno en los próximos seis años de su mandato presidencial.
¿Acaso se propone un Putin reelegido ser diferente?, indagaron el pasado 18 de marzo algunos periodistas, tras conocerse la contundente victoria de Putin en las presidenciales. ‘Bueno, todo cambia, todo fluye’, respondió entonces el mandatario.
Las nuevas directivas de mayo se convierten en una especie de Hoja de Ruta del nuevo ejecutivo que incluye la reducción a la mitad de la pobreza y convertir a Rusia en una de las primeras cinco economías del orbe, ambos objetivos para 2024.
Como mismo ocurrió hace seis años, el mandatario ruso planteó tareas que en aquellos momentos parecían inalcanzables y, sin embargo, se cumplieron, pese a la crisis mundial, la devaluación petrolera y las sanciones unilaterales de Occidente.
Para los próximos seis años, el reto para nada será menos difícil, ahora que Estados Unidos aplica restricciones bajo cualquier pretexto en áreas bien sensibles para la economía rusa.
Pero aún así, Putin señala que el asunto radica en proponerse propósitos casi imposibles, similares a un sueño, para evocar mayores esfuerzos en su cumplimiento como la propuesta de vincular a la mitad de las empresas en un proceso de modernización.
Entre las metas más llamativas en la directiva anunciada esta jornada por el Kremlin figura la de lograr, para la misma fecha, una esperanza de vida de 78 años y para 2030, de 80, así como un coeficiente de nuevos nacimientos por familia de 1,7.
Además, Putin reta al Gobierno a cuadriplicar los ingresos por servicios médicos (hasta mil millones de dólares al año), y a reducir la mortalidad infantil a 4,5 por cada mil nacidos vivos.
El ejecutivo deberá llegar hasta 120 millones de metros cuadrados de viviendas anuales, la garantía de mejora de condiciones de vida para al menos cinco millones de familias o situar a Rusia entre los 10 mejores países por la calidad de su educación.
Los mandatos de Putin abarcan, además, lograr un crecimiento sostenido de los ingresos reales de la población, que cayeron en un 11 por ciento en los últimos cuatro años, aunque el proceso pareció ir en positivo a partir de febrero último.
Putin también repartió tareas para la aplicación profunda de la tecnología digital en todos los sectores de la vida socioeconómica de este gigante euroasiático y otras para la esfera de la educación, la salud y la ecología, entre otras.
El nuevo gobierno que deberá formar Dmitri Medvedev, cuya candidatura es sometida mañana a votación en la Duma (cámara baja rusa), deberá unirse a un jefe de Estado ruso que tiene como propósito emplearse a fondo en la solución de problemas internos.
La tarea, al parecer, es concluir un segundo mandato de seis años con una Rusia moderna, con la cual deberán contar todas las economías del orbe. Ese parece ser el reto.
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