Después de una obligada parada de cuatro meses para ser sometida a una reparación capital, la Fábrica Quesos Mérida, de Yaguajay, retomará sus producciones que son de gran demanda para la población espirituana y otros territorios.
Según informaciones ofrecidas a Escambray por Margarita Bermúdez Fariñas, directora de esa Unidad Empresarial de Base, subordinada a la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza, la industria, con una obsolescencia tecnológica apreciable, recibió reformas sustanciales en todas las áreas y techos, junto a la sustitución de parte del equipamiento.
La entidad espirituana es dueña de una variada gama de insumos altamente valorados en el mercado como el queso Fescal, su producto líder, con destino a la comercialización en divisa y en moneda nacional; el semiduro Mérida, yogur de coágulo, dulce de leche fluido, queso fundido Santilé, mantequilla y requesón.
La reparación alcanzó lugares claves de la planta desde la línea de proceso, la caldera y los pasteurizadores, hasta los techos. “Los trabajos se iniciaron en mayo y no fue fácil porque se trata de rescatar una fábrica que data de 1946, con una tecnología sumamente artesanal, además de una infraestructura muy vieja y poco funcional”, explicó Margarita.
Dentro de la planta se reparó el pasteurizador y se instalaron dos bombas sanitarias nuevas; se colocaron, además, una descremadora y una clarificadora, ambas de fabricación rusa, con una capacidad de procesamiento de 10 000 litros por hora, una nueva torre de enfriamiento, una nevera de congelación con su estructura y equipamiento, además de prensa y desprensadora neumática española con moldes de diferentes formatos, explicó Bermúdez Fariñas.
La directiva detalló, asimismo, que la imagen de la planta cambió por completo con la reparación del área de recibo de la leche totalmente enchapada, trabajos que se extendieron a todo el local de producción donde se enchaparon pisos y paredes y sufrió cambios en la carpintería.
Un complemento importante de esta inversión, acotó, fue la elevación del techo de la nave, de 3 metros a más de 6 metros, lo que evita los condensados propios de la temperatura que atentaban contra la inocuidad de los alimentos.
Además de que mejora considerablemente la calidad de las producciones de Mérida —acotó Margarita—, las inversiones hicieron que se recuperara una industria que pedía a gritos esta transformación, hacen que el colectivo esté más motivado porque también humaniza el trabajo y se eleva la capacidad de producción.
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