A los 70 años falleció el colega y amigo que prestigió el oficio con tanta laboriosidad, su quehacer multimediático y esa personalidad campechana que lo convirtió en un espirituano singular
Muchos años más tarde y por el resto de nuestras vidas, él recordaría entre carcajadas cómo aquella flacucha y tímida estudiante de Periodismo le había despalillado su información sobre la producción de pasta de tomate en la fábrica de conservas. Otro en su lugar se habría molestado. Por entonces yo cursaba el cuarto año de la carrera y me habían ubicado en la televisión para hacer las prácticas. La primera impresión resultó fatal: él me pareció hablantín, extrovertido de más, alardoso, medio desfachatado.
Cuando aquello no existía el telecentro espirituano y debía trabajar con el corresponsal de ese medio de prensa en Sancti Spíritus. En uno de nuestros primeros viajes a Santa Clara, en aquel jeep Niva destartalado que él manejaba siempre de medio ganchete, saludando a diestra y siniestra, me dio —sin más ni más— la información de marras para que se la revisara. En realidad, solo le corregí algunas formalidades porque desde aquel entonces en lides informativas nadie le ponía un pie delante a Rafael Daniel.
Lo conocía todo el mundo en Sancti Spíritus y un bastante más allá. El Rafa, el Dani, lo llamaban sin formalidades a su paso y con los años se convirtió en un tipo chévere, pintoresco y famoso que aprendió a reírse hasta de su grotesco sobrenombre. Siempre hablaba de Elena, la madre; de los tres hijos y de los nietos; de Rosario, “la guajira”, con quien construyó un hogar y una familia, la única que supo sobrellevarlo en las verdes y en las maduras allá en su casa de la calle Agramonte.
Han pasado imperceptibles 30 años de aquel primer encuentro, de aquella anécdota, de tantas enseñanzas útiles y ahora llega esta muerte inoportuna y anticipada porque alguien con tanta vida no merecía marcharse apenas con 70 años. Las enfermedades y descuidos hacia sí mismo lo fueron desgastando: la diabetes, el corazón, trastornos renales, digestivos, tumores… Pero ninguno de esos tantos padecimientos lo llevó a la jubilación, ni aniquiló su espíritu o su pasión primera: el periodismo.
Aunque alguien escribió que parecía un personaje salido de las novelas del siglo XVIII por sus tantos trabajos —obrero de la construcción, estibador, maestro, cantante de cabaré, actor de teatro—, a este hombre singular todos van a recordarlo por su oficio de reportero: lo mismo escribía un reportaje de la arrocera que una información de la presa Zaza, o se aparecía con una crónica a determinada figura del territorio.
Iniciador del movimiento de corresponsales voluntarios, entró a los medios de prensa por Radio Sancti Spíritus y la CMHW de Santa Clara, para después convertirse en fundador del periódico Escambray y de Centrovisión Yayabo.
En la televisión echó raíces definitivas, desde los tiempos en que se desempeñaba como corresponsal nacional y hacía clasificar a Sancti Spíritus casi todos los días en el NTV, hasta sus últimos días, cuando escribía guiones o preparaba alguno de sus alrededor de 50 documentales sobre el turismo, las tradiciones culturales o el patrimonio trinitario.
Con 40 años en el periodismo, a pesar de una formación empírica, conquistó más de 270 premios nacionales y provinciales a costa de una laboriosidad ejemplar y con una fórmula que alguna vez reveló: “Sin pretender darme brillo ni mucho menos, lo que te da la posibilidad de improvisar es el conocimiento que tengas sobre los distintos temas. El periodista tiene que estar en constante superación, conocer de todo”.
Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba, de la Unión de Historiadores y de la Unión de Escritores y Artistas, en el 2008 se convirtió en el primer colega espirituano en recibir el Premio Provincial Tomás Álvarez de los Ríos por la obra de toda la vida y en su larga lista de reconocimientos aparecen además los premios nacionales de Periodismo Económico, de Periodismo Azucarero, Primero de Mayo, entre tantos otros.
Durante más de 20 años se mantuvo como corresponsal de Radio Rebelde y del Noticiero Nacional de Televisión, a despecho de una voz ronca que no lo acompañaba y de su figura, más desgarbada que elegante. Quizás muchos desconocen su mérito más preciado: ser el único reportero del territorio que consiguió entrevistar cuatro veces al Comandante en Jefe Fidel Castro y aprovechar casualmente uno de esos encuentros para convertirse en eslabón decisivo a la hora de gestar el telecentro local.
Con una vocación inquebrantable, su versatilidad profesional lo llevó a desterrar prejuicios analógicos para incursionar con éxito en el mundo digital de Internet y las redes sociales. Desde su blog llevó al mundo temas políticos, económicos, culturales, pintorescos y por su fidelidad a la Revolución allí recibió hasta alguna amenaza de muerte.
Desenfadado en el vestir al punto de a veces parecer desaliñado para la ocasión cuando se aparecía en chores y sandalias a alguna cobertura periodística, popular y amistoso, dicharachero y jodedor, alegre y comilón, amante de la trova y el folclor, auténtico cubano y buena persona, el nombre de José Rafael Daniel Hernández Castellanos siempre le quedó demasiado largo y quizás por eso solo lo reservó para los documentos oficiales.
Hace 13 años el amigo Rafael Daniel se apareció en casa para conocer a mi hijo recién nacido: “Se te acabó la soledad, guajira, ahora siempre alguien te espera”, me dijo con cariño y soltó una de aquellas palabrotas por las que siempre lo corregía. A seguidas empezó a meterme una descarga sobre lo humano y lo divino que terminó con una confesión sobre alguno de sus muchachos. Ya no regresará de visita. Solo me queda escribir con dolor y cariño, más de amiga que de colega, este obituario para un periodista imprescindible.
He tenido el Honor de trabajar con Rafael Daniel en los labores de la fundación del Periodico » Escambray».Me recuerdo del inicio de los trabajos para echar el periodico palante, cuando lo haciamos » en frio «, en las salas de la Biblioteca de Sancti Spíritus, con un compañero, periodista de » Juventud Rebelde», y cuyo nombre no me acuerdo ahora. Pero, me recuerdo si, de la figura de Rafael Daniel, que era exatamente el especilista en los asuntos de La Caña.,; su figura iconica, muy parlante, lleno de chistes y de alegria. Me ha encantado la crónica de Mary Luz Borrego. De un espirituano ausente- muy poco, o casi nada recordado por el Periodico, del cual he conpartido la fundación -, brasileño, y que considera Cuba como su segunda Patria, y Sancti Spírtus , su segunda ciudad de nacimiento, Carlos de Freitas desde Brasil ( Face, Carlos de Freitas y email, pinheiroefreitas@terra.com.br )
Sentimos mucho la partida de Rafael Daniel desde Miami las condolence as a su flia. EPD
Fue una gran sorpresa ver la triste noticia por la TV,LO ACOMPAñÉ MUCHAS VECES EN TRABAJO PERIODÍSTICOS QUE HIZO ACÁ EN JATIBONICO ,SU ENTREGA AL PERIODISMO FUE TOTAL ,HOMBRE DE PUEBLO MUY HUMILDE Y SENCILLO ,LLEGUE A SUS FAMILIARES MIS CONDOLENCIAS , NO ESPERABA ESA NOTICIA.
Lamentable noticia rate me vio nacer soy de agramonte nuestro lugar mas preciado nuestro barrio ahora me encuentro lejos pero desde aqui lo recordare siempre trabaje muchas veces con el yo comp fotografo siempre coincidiamos en muchos eventos sobre el Todo la cronica de su vida esta reflejado en lo que acabo de leer por supuesto yo conozco muchas de sus anectodas son muchas rafe siempre te recordare tu amigo colega y vecino descansa en paz
Se marchó el Rafa Daniel
por siempre a la eternidad,
y su muerte no es verdad
porque seguimos con él.
Reportero bueno y fiel,
jaranero y costumbrista,
muy criollo y altruista
que hizo del verbo un pincel
para pintar a Fidel
con arte de periodista.
Concho, de verdad lo siento
Lamentable pérdida para los espirituanos. Tuve el privilegio de conocerlo en persona, fué un excelente periodista y mejor ser humano aún!
Muy lamentable, me satisface haber podido compartir con él, incluso en una de las coberturas a visita de Fidel a la provincia..(detrás en la foto)…Y si me escuchara ahora podría decirle: «Me ganaste, compadre, te fuiste primero, no seguiste mi ejemplo de resistir ante la Señora de la guadaña como un día me celebraste…» Qué se puede hacer? Seguir el ejemplo de todas las cosas buenas que señala la periodista en su obituario, y a Rosario, un abrazo fuerte de un corazón marchito, pero persistente.
Ha fallecido un grande. Rafael Daniel fue eso, un grande en todas sus facetas. Un gran periodista. Un gran padre y esposo. Un gran amigo. En definitiva un gran hombre. Descansa en paz mi buen amigo