Es más, habría que entenderla como dorada. Algo similar escribí hace cuatro años, cuando obtuvo bronce como parte de la irrupción de Sancti Spíritus en ese deporte en lides centrocaribeñas. Mas, esta presea tiene un matiz diferente, no solo por representar una actuación superior a la de México 2014 y porque fue la primera medalla espirituana en Barranquilla.
“Es una plata con sabor a oro”, sentencia a través del chat de Facebook, desde donde explica cómo debieron lidiar con los jueces, quizás demasiado benévolos con los locales y algo recios con los nuestros: “Nos llevaron un poco mal y a los colombianos, como siempre, los ayudaron, más ahora siendo sede; aunque, además de eso, nosotros tuvimos algunos errores inesperados”.
El propio Rafael debió recibir mejores calificaciones en aparatos como el caballo de salto o las barras. “Así es; pero, ¿qué se le va a hacer? Esa es una de las cosas más difíciles de este deporte, pues te baja mucho la autoestima; pero, como somos un equipo unido y fuerte, hay que seguir”.
Sin embargo, lo que hace singular este saldo del espirituano es que debió competir también contra los jueces y contra él mismo, tras sufrir una lesión a inicios de la competencia y, con el dolor a cuestas, salir en las paralelas y barra: “Tenía que hacerlo por el equipo”, responde y se le advierten la actitud, el carácter, la voluntad…
¿Y el dolor?, inquiero: “Apenas caí pensé que me había roto el hueso, me atendieron rápido, el profe y mis compañeros me dieron fuerzas para seguir luchando por la medalla de oro, que fue siempre mi mentalidad, entonces me tocó aguantar y pensar que esta competencia es cada cuatro años y que para ese día es por el que se ha entrenado todo ese tiempo”.
Solo después de terminar, se preocupó por la gravedad. “Tengo una fractura del maléolo, desgarre del ligamento y esguince. Me pusieron un yeso y me aplicaron hielo. Ahora continúo mi tratamiento en el hospital Frank País”.
Un dolor mayor lo embargó. “Quería competir por aparatos, pero no me dejaron, además de que después fue cuando el dolor aumentó”.
Le queda una satisfacción. Sus compañeros, sobre todo Manrique Larduet y Randy Lerú, compensaron con creces lo que sintieron como una afrenta en el por equipos. Antes había predicho: “En las próximas competencias habrá que ganarnos bien”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.