El IL 96-300 de Cubana de Aviación tocó tierra justo a las siete y cuarto de la mañana. El sol recién comenzaba a salir sobre una ciudad que amanecía tras una madrugada notablemente fría. Los termómetros marcaban los nueve grados Celsius cuando se abrió la puerta de la aeronave, que trajo a la Patria al último grupo de médicos cubanos provenientes de Brasil.
A los pies de la escalerilla del avión estaba el Primer Secretario del Partido Comunista, General de Ejército Raúl Castro Ruz, para darles la bienvenida y felicitarlos por haber cumplido su misión. Primero descendieron dos colaboradores que portaban la bandera nacional; de un lado iba una muchacha, reflejo de las miles de mujeres jóvenes que partieron al gigante sudamericano a sanar; del otro, un doctor más experimentado como los tantísimos que, aun con extensos avales en sus expedientes, encontraron en Brasil vivencias únicas.
Raúl abrazó o besó a cada uno de ellos, momento entrañable en el que también estuvo acompañado por el segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura; el vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Roberto Morales Ojeda; y el titular de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda.
Los médicos que bajaron del último vuelo portaban un cartel estremecedor: “La dignidad no se negocia. Somos más que médicos”, sentencia esclarecedora de un lamentable suceso que — causado por declaraciones irrespetuosas del nuevo Gobierno brasileño — puso fin al Programa Más Médicos, reconocido por la Organización Mundial de la Salud como principal ejemplo de buenas prácticas en cooperación.
Varios de los galenos que llegaron en la mañana de este miércoles a Cuba traían en brazos a sus hijos, algunos estaban compartiendo vacaciones en Brasil, otros convivían con los padres allá, cuando irónicamente Jair Bolsonaro calificaba a los médicos cubanos de esclavos. Esos niños también besaron a Raúl y hubo tiempo para fotos juntos, porque no todos los días se viven emociones así de hermosas.
Entre ellos estuvieron Lisbeth y su pequeño Axel de cinco años, provenientes de Las Tunas. Ella trabajaba en un poblado rural del estado de Santa Catarina, al sur del país, era su primera misión y pudo compartirla unos meses con su esposo e hijo.
Finalmente ocurrió el encuentro con la tripulación que a tiempo y con seguridad trajo a nuestros médicos hasta la Isla mayor del Caribe. El General de Ejército destacó el esfuerzo, la puntualidad y la tremenda responsabilidad con que asumieron la tarea encomendada: «a nombre del Partido y del Gobierno, muchas felicidades a todos», dijo al poner fin a otra jornada marcada por las emociones del feliz regreso a la Patria.
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