Quien la visite este curso escolar y observe cómo resplandecen todos los espacios no imaginará que por ella pasó un terremoto de negligencia que amenazó con llevárselo todo en marzo del 2017.
Luego vinieron la mudanza, la incomodidad y más de un año de incertidumbre, que acaso ya nadie quiere recordar porque más vale disfrutar cada mural colorido, el mobiliario nuevo, los mosaicos de estreno, la cocina de mármol, las paredes pintadas… y más vale también desear que el regocijo de este renacimiento se convierta en mejores clases y maestros más amorosos y que los niños no se olviden de cuidarla.
En mayo del año pasado Escambray denunció en un comentario el deterioro constructivo de la escuela primaria Reemberto Abad Alemán Rodríguez, a pesar de su poca edad —data del 2013—, debido entre otras causas a la violación de normas técnicas básicas de la ingeniería civil y la arquitectura. A los predios del plantel este medio de prensa regresó otra vez, ahora cuando la zozobra ya quedó como una extraña pesadilla del pasado en la memoria de estudiantes, maestros y padres.
SIN TIEMPO PARA DESCANSAR
Fue sin duda un mes de agosto atípico y, desde luego, inolvidable para Liván Marchena Rojas, el director de la escuela. Casi nada de vacaciones, porque ni el compromiso ni la hiperactividad que lo caracterizan lo dejaron quedarse a pierna suelta mientras reedificaban su escuela.
“Fueron casi 300 000 pesos invertidos solamente en materiales de la construcción. Se fortalecieron los cimientos que sostienen las zapatas, las columnas interiores y exteriores y en la escalera, que fue lo primero que me alarmó a mí, se emplearon 50 sacos de cemento, además de soldarla con acero al resto de las estructuras de la pared”.
Pudiera decirse a modo de resumen que de lo que había antes solo quedaron las paredes, las ventanas y la placa, porque este otro temblor de desagravio transformó desde la fachada hasta el área deportiva y la cerca perimetral, que se reestructuraron y decoraron.
Allí donde la chapucería había dejado su huella, se le atajó, por ejemplo, donde estuvo el piso de cemento en el recibidor del centro escolar, se colocaron losas de granitos que llegaron hasta la dirección.
Ya honran, como para recibir cada mañana a los muchachos con amor de patria, dos tarjas: una, con la biografía del mártir que da nombre a la institución y otro que no podía faltar para recordar al Apóstol.
“Se cambiaron las tuberías hidrosanitarias de los baños, también reemplazamos todas las tazas, lavamanos, luminarias, las tuberías de desagüe de la cocina; sustituimos los fogones de gas e, incluso, la bala también se reparó, los baños tienen un sistema francés, de hotel”; al decir eso con cierto orgullo Liván Marchena también alude al desafío que tienen por delante para que se preserve lo que tanto ha costado.
Lo han sustentado, por una parte, la Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicio a la Educación con manos para la obra y, por otra, el financiamiento obtenido de la contribución territorial por el impuesto del uno por ciento.
“Hubo una constante preocupación por parte del Partido, el Gobierno, Educación, tanto municipal como provincial; se estableció un monitoreo permanente y concebimos un puesto de mando por las noches en la escuela para ver todos los detalles de la reparación”, destacó el también máster en Ciencias de la Educación.
DE VUELTA A CASA
Alegría pudiera ser el denominador común de los rostros que conviven entre las paredes recién pintadas y no es para menos, porque un toque de fantasía puede llegar desde cualquier espacio y uno queda deslumbrado por los búcaros sobre las mesas del comedor con sello del Fondo de Bienes Culturales.
“Hemos visto el esfuerzo y la valentía de los trabajadores para que los niños estén en mejores condiciones; ha sido impactante”, expuso Suany Díaz González, madre de dos niños que son matrícula de la Reemberto Abad.
“Los padres están contentos porque la escuela reabrió, los pequeños están cómodos; no obstante, el curso pasado no hubo dificultades en el proceso docente educativo y tuvimos ganadores de concursos, la familia apoyó mucho”, comentó Yudit Cañizares Sánchez, jefa de segundo ciclo.
Varias maestras del centro tienen a sus hijos en él. “A mí siempre me gustó esta escuela desde que comencé a trabajar hace ocho años, ahora volvimos a lo de nosotros y mi niña, que está en quinto, se levanta por las mañanas y ni protesta”, refirió Yaimi Cañizares Jiménez, maestra de Computación.
Cuando Nelda Hernández Rodríguez vio caer el estante lleno de libros pensó en un segundo que sería imposible arreglar la biblioteca para el inicio del curso escolar. “Eso fue duro, pero yo sabía que si la escuela iba a abrir, la biblioteca también tenía que hacerlo, porque es su imagen. Me ayudaron mucho mi hijo, Marbelys, la secretaria y la bibliotecaria de la prisión”.
Y nadie podrá dudar de que la algarabía de Keila, Antony, Berenice, Genny y Aliana se desborda con el mismo elemento que, acaso, recuerda que son nativos digitales, porque para ellos lo mejor de sus aulas son los nuevos televisores de tecnología LED.
Regresó la luz a la escuela Reemberto Abad Alemán; sin embargo, los haces trascienden hasta la comunidad, porque nada vuelve más felices a los pueblos que rescatar de las sombras la educación de sus retoños.
Por lo que aparenta en la primera imagen utilizaron cable de red de datos UTP Cat. 5 (el cable azul) destinado a infraestructuras informáticas, bastante caro y que buena falta hace en algunos lugares, en una instalación eléctrica quizá para ventiladores… qué bárbaro.
Falta que se publique el nombre de los impostores que levantaron la escuela en su principio y las medidas económicas y administrativa que caerán sobre ellos,para remediar su mal trabajo se gastaron 300 000 pesos que pudieron ser empleados en otras escuela u obras sociales,esto no debe quedar impugne