Por esa vía, el equipo local dejó fuera a España y Croacia se impuso a Dinamarca
Rusia aniquila a España
Incluso, muchos de los cerca de 80 mil fans rusos que acudieron al llamado de la Patria y repletaron el recinto, tenían pocas esperanzas de presenciar un hecho histórico este domingo, aunque siempre algunos eran más optimistas.
Rusia tuvo el peor arranque. Autogol. Sergey Ignashevich metió el balón en propia puerta apenas en el minuto 12. ‘Quería que me tragara la tierra, la vergüenza me acompañó un rato’, relató el zaguero.
España ganaba y hacía del partido un entrenamiento rutinario. Sin pisar el acelerador, los ibéricos mandaban sobre la cancha con Isco Alarcón llevando los tiempos, pero la tarde se nublaría y la historia comenzaría a cambiar.
El árbitro vio mano dentro del área de Gerard Piqué en el minuto 41 y señaló penalti. Artem Dzyuba tragó en seco, tomó carrera de impulso y le pegó a la pelota sin piedad, para marcar el gol y empatar el partido.
Fue emocionante, nos metimos en el partido y en sus rostros se podía percibir el temor, recalcó el goleador, quien archiva tres dianas en el campeonato.
Faltaba mucho por delante. España tenía jugadores capaces de alzar su voz y superar cualquier adversidad. Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Celta de Vigo, pura estrella corría sobre la grama del Luzhniki. Todos confiaban en salir adelante, incluso algunos minimizaban al rival.
Pero los minutos comenzaron a consumirse como leña en el fuego. Rusia armó una muralla infranqueable e irreverente. Sacrificio, amor por la bandera y mucha solidaridad sangraban sobre la camiseta de los anfitriones.
España no sufría, pero tampoco proponía pirotecnia, era un equipo totalmente previsible y soberbio.
Un autogol y un penal, el partido no era brillante.
El asedio de los españoles, por supuesto, se incrementó cuando el reloj se acercaba al minuto 90; los rusos vivían una nueva Guerra Patria, defendían con la vida cada jugada, atacaban con fiereza cada balón.
El arquero ruso Igor Akinfeev salvó en varias ocasiones al equipo y metió miedo en las huestes ibéricas, el arco se les achicaba. Así finalizaron los 90 minutos reglamentarios, 1-1. La balanza se emparejaba. El muro de Rusia no tenía agujeros.
Después, se fueron ‘volando’ las dos prórrogas, el cansancio agobiaba hasta el límite y la quimera era cada vez más realizable… De inmediato, la tanda de penales.
Y ya esa historia es harto conocida a estas alturas: Rusia marcó todos sus disparos, mientras España vio como Akinfeev, el gran héroe de la velada, detenía con el corazón los ‘shuts’ de Koke Resurrección y Iago Aspas.
‘No soy el hombre del partido: el hombre del partido fue todo el equipo y nuestros fanáticos’, sentenció el arquero, quien protagonizó la gran proeza, la odisea, quien propició que los anfitriones de la Copa del Mundo accedieran por primera vez en la historia a cuartos de final desde la fundación de Rusia como país independiente en 1991.
Los españoles en las gradas no lo podían creer. Los jugadores mucho menos. Iban por la parte menos complicada del programa de competencias. Su camino hacia el título era mucho menos complicado que el de, por ejemplo, Francia, Brasil o Uruguay.
Pero Rusia hizo de la quimera un cuento de hadas. Se amarró a la hazaña e hizo historia.
Estamos listos para seguir adelante. Esto no es una sorpresa para nosotros, es el fruto de mucho trabajo, enfatizó Stanislav Cherchésov, el feliz entrenador de Rusia.
Con la eliminación de España pareciera que los favoritos al título no quieren subir al trono. Antes habían hecho las maletas, de maneras más o menos escandalosa, las selecciones de Alemania, Argentina y Portugal.
Croacia, que llegó a este duelo con balance perfecto de tres victorias en tres salidas, estuvo al borde del colapso, algo cada vez más habitual en esta cita del orbe, de la cual ya se han despedido gigantes como Alemania, Argentina, España y Portugal.
Cuando aún se acomodaban los equipos sobre la cancha, incluso algunos jugadores aun estiraban las piernas, Dinamarca abrió el marcador, al aprovechar un despiste de la defensa croata.
Los daneses lograron un saque de banda. Corría apenas el segundo minuto de juego. El zaguero Henrik Dalsgaard envió la pelota directo al área para que, tras un rebote, Mathias Jorgensen enviara el balón al fondo de las redes.
Pero apenas unos instantes después, en el minuto cuatro, Croacia empató el duelo por intermedio de Mario Mandzukic, quien aprovechó una acción fortuita para marcar a placer, solo ante la portería.
Sime Vrsaljko centró raso, un pase de la muerte desde la derecha; su envío llegó a ser despejado por Dalsgaard, pero el balón, caprichoso, golpeó en el rostro del danés Thomas Delaney y quedó a merced de Mandzukic, quien no perdonó e igualó las acciones.
Después de ese comienzo estremecedor, las acciones se calmaron, al extremo que el empate 1-1 perduró durante los 90 minutos reglamentarios.
Croacia manejaba mejor el balón para crear sus ocasiones, pero Dinamarca, disciplinada, montaba contragolpes enérgicos y vertiginosos, con los cuales puso en más de un apuro a la defensa rival.
Y entonces llegaron las prórrogas. El cansancio se notaba en todos los jugadores -los virtuosos y los guerreros-, pero la ilusión de millones de personas en Croacia y Dinamarca generaba energías donde no las había.
Transcurrieron los primeros 15 minutos y nada, el empate permaneció inmóvil, sin muchos sobresaltos.
En los segundos 15 minutos el duelo tuvo más acción y aunque también prevaleció la igualada a un gol por bando, para dar paso a la definición por penales, Croacia tuvo una oportunidad única para haber sentenciado el partido.
Luka Modric, en el minuto 115, habilitó a Ante Rebic con un pase magistral al espacio, y este encaró y dribleó al arquero Kasper Schmeichel quedando solo de frente al arco vacío, pero Jorgensen llegó desde atrás y tumbó al atacante, acción en la que el árbitro pitó penalti.
Modric, el mejor jugador croata, aceptó la responsabilidad de cobrar la pena máxima, pero fue incapaz de vencer a Schmeichel, quien tapó el disparo sin dar rebote para devolverle el aliento a los daneses.
Entonces llegó la definición por penales y en esa estresante batalla resultó ganadora la escuadra de Croacia, tras un sensacional duelo entre los porteros: Schmeichel estuvo inmenso y detuvo dos lanzamientos, pero Subasic fue incluso mejor, al contener tres cobros daneses.
El gol de la victoria, con el que Croacia gritó hasta romperse las cuerdas vocales, fue a la cuenta de Ivan Rakitic.
De esa manera, Croacia sacó boleto a cuartos de final y de paso se citó con Rusia, que horas antes había superado por 4-3 a España en los penales, tras finalizar 1-1 después del tiempo reglamentario y las dos prórrogas.
Hasta el momento, además de Rusia y Croacia, también tienen garantizada su presencia en la ronda de los ocho mejores las escuadras de Uruguay y Francia.
Este lunes continuarán los octavos de final de la Copa con los enfrentamientos Bélgica-Japón y Brasil-México.
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