Con sus rejas y altos ventanales, donde las novias suspiraban con los acordes de la guitarra y de sus amores, Sancti Spíritus sigue enamorada de su trova, de sus antológicas canciones que han recorrido medio mundo
Los tríos, los más fieles compañeros de la villa, le vienen a dar una serenata este 4 de junio. Cuerdas y voces les cantan hoy a los 504 años de fundación de Sancti Spíritus, pedazo de esta Cuba que creció abrazada al río Yayabo.
Torrente de leyendas y tradiciones es la cuarta villa cubana, liderada por el Santiago espirituano, nacido en las entrañas del siglo XIX y que ha llegado hasta hoy con sus pasacalles legendarios, que contagian, incluso, a los más inexpertos bailadores.
Con sus rejas y altos ventanales, donde las novias suspiraban con los acordes de la guitarra y de sus amores, la ciudad de Sancti Spíritus —la más medieval de las primeras villas cubanas, como lo asegura la Doctora Alicia García Santana— sigue enamorada de su trova, de sus antológicas canciones que han recorrido medio mundo.
Versionada por decenas de intérpretes, “Pensamiento” es el himno de esta ciudad, gracias a Rafael Gómez Mayea (Teofilito), quien trenzó melodías y pasiones y nos hizo cómplice de su amor.
Dicen que la traición de su amante, despertó las musas a nuestro Miguelito Companioni, quien recorría las calles acompañado del bastón, que eran sus ojos y sus manos.
Y aquella ceguera caprichosa, no le impedía escuchar el tañido que bajaba de la torre campanario de la Iglesia Mayor, la construcción más antigua de la ciudad, fundada por los conquistadores españoles el 4 de junio de 1514.
Sancti Spíritus es una de las pocas villas cubanas que puede precisar una fecha para los primeros años de su historia.
Según el periodista y crítico de Arte, Manuel Echevarría Gómez, la clave la aportó fray Bartolomé de Las Casas, el defensor de los aborígenes, quien en su obra “Historia general de las Indias”, escrita en tercera persona, nos dice. “Diego Velázquez se partió del puerto de Jagua donde ya había fundado Trinidad para hacer asentar una villa que llamó Sancti Spíritus (…) el dicho Bartolomé de las Casas, llegada la Pascua del Pentecostés, acordó dejar su casa e ir a decirles misa y predicarles aquella Pascua”.
Correspondió a los historiadores, Manuel Martínez Moles y Segundo Marín, el mérito de precisar el día y el mes en que el Padre de las Casas ofició la misa de fundación. Por su parte, el investigador Santiago Prieto defendió una hipótesis todavía no refutada: hizo coincidir la misa y la consagración oficial de la villa con la Pascua de Pentecostés, festejo religioso que celebra el advenimiento del Espíritu Santo y que, por ende, le dio nombre, también ha señalado Echevarría Gómez.
Además de la Parroquial Mayor, del puente sobre el río Yayabo y del teatro Principal, en la arquitectura de la villa sobresalen la Real Cárcel —sede de la empresa SEPSA en estos momentos; la antigua Sociedad El Progreso, que acoge la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena; el Palacio Valle, hoy Museo de Arte Colonial; la Colonia Española, la Casa Municipal de Cultura y los hogares de ancianos y de niños sin amparo familiar.
Mirando a sus tejados rojizos, la ciudad de Sancti Spíritus renace al compás de los años, de sus hijos, como el Mayor General Serafín Sánchez, el más ilustre de nuestros patriotas. Sancti Spíritus revive porque sueña, camina porque cree, sobre todo, en su historia de siglos.
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