La secretaria de Seguridad Interior estadounidense, Kirstjen Nielsen, declaró este martes en San Ysidro, California, en la frontera con México, que serán detenidos y expulsados del país todos los integrantes de la caravana de migrantes que intenten cruzar ilegalmente hacia Estados Unidos. “La crisis es real y está justo al otro lado del muro”, sentenció.
En una rueda de prensa, Nielsen dijo que como parte de la caravana que partió de Honduras en octubre pasado hay ahora unas 6 200 personas reunidas en la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana, mientras que otras tres mil están en Mexicali, un poco más lejos de la línea limítrofe.
“No se equivoquen, somos muy serios, no entrarán a nuestro país ilegalmente”, advirtió la funcionaria, quien subrayó que su secretaría hará todo lo posible “para evitar que la caravana ingrese al país ilegalmente”.
“Esta administración no tolerará ninguna solicitud de asilo absurda o entrada ilegal (…) Si usted ingresa a este país sin autorización, infringe la ley de Estados Unidos, y será arrestado, procesado y expulsado”, sentenció.
Nielsen afirmó que unos 500 de los migrantes han sido identificados como “delincuentes”, aunque no dio evidencias ni detalles, en lo que parece ser una práctica común de la administración Trump para generar incertidumbre en torno a la caravana y la inmigración, y que ya tuvo una fuerte presencia en las elecciones de medio término a inicios de este mes.
El propio martes, un portavoz de Naciones Unidas informó que el secretario general, Antonio Guterres, “sigue con inquietud” la evolución de la situación humanitaria en Tijuana y Mexicali, en el norte de México.
Guterres ha reconocido los esfuerzos del gobierno mexicano para facilitar el acceso al sistema de asilo a personas “que precisan protección internacional”, y el trabajo de autoridades locales y la sociedad civil para proporcionar refugio y asistencia humanitaria de primera necesidad.
Entre siete mil y nueve mil migrantes, solicitantes de asilo y refugiados centroamericanos divididos en cuatro grupos organizados denominados “caravanas” se han desplazado a través de México desde su ingreso al país, el 19 de octubre de 2018. Ahora han llegado al muro divisorio entre México y Estados Unidos, donde soldados estadounidenses han sido desplegados, refirió el vocero de la Secretaría General.
Naciones Unidas recordó que esos migrantes han recorrido más de 4 300 km, principalmente a pie y en autostop, para llegar a la ciudad fronteriza Tijuana.
En la frontera, la administración del presidente Donald Trump ha desplegado ya cerca de seis mil soldados y colocado barreras de alambre de púas para contener a los caravanistas.
Durante la campaña previa a las recientes elecciones de medio término, en las que la inmigración y la caravana fueron temas de primer orden para los republicanos, Trump llegó a hablar de “invasión” y deslizar la matriz de que “criminales y gente de Medio Oriente” están mezclados en la caravana, aunque no dio evidencias de ello.
Semanas atrás, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, advirtió que en la caravana viajan más de dos mil niños. “Muchos de los niños y familias en la caravana están huyendo de las pandillas y la violencia de género, la extorsión, la pobreza y el acceso limitado a educación de calidad y servicios sociales en sus países de origen, El Salvador, Honduras y Guatemala”, dijo una portavoz.
La vocera advirtió que “la separación de los niños de sus familias y la detención de inmigrantes son profundamente traumatizantes para los niños y con frecuencia tienen un impacto a largo plazo en sus vidas. Seguimos instando a todos los gobiernos a buscar alternativas a la detención de inmigrantes y, obviamente, a mantener unidas a las familias”.
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