Aunque le queda por remar antes de que concluya el 2018, Serguey Torres Madrigal cierra un año de lujo. Lo confirmó el Campeonato Mundial de Portugal, de donde regresó con otro subtítulo
De tal suerte, en el lapso de cuatro meses el espirituano compiló para una efectividad asombrosa: seis medallas en igual cantidad de eventos en cuatro torneos de alto calibre, sumadas dos Copas del Mundo (dos oros y dos platas) y los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, con oro. De estas, cuatro las ha logrado con el cienfueguero Fernando Dayán Jorge, en el C-2 a 1 000 metros.
“De todas, esta fue la competencia más fuerte. Por lo general hacemos tres cortes en el entrenamiento, pero esta vez se hizo una adecuación para los Centroamericanos, ahí llegamos al 90 por ciento en medio de una preparación especial; por tanto, no había riesgos, y se demostró cuando ganamos, mas eso nos agregó presión porque íbamos por medallas al Mundial y, a pesar de que llegamos algo cansados a la base de entrenamiento en Polonia, después logramos aplomar”.
Y otra vez, los mismos alemanes. “Sí, siempre que cogemos plata es detrás de ellos. Hicieron su regata habitual, con una salida muy explosiva y nos sacaron bote y medio, luego empezamos a recortar, pero no nos alcanzó para el oro. Con vistas a las Olimpiadas tenemos que perfeccionar nuestra regata que es, de todas, la de mayor estabilidad en cada uno de los parciales y si mejoráramos la salida nos permitiría llegar segundos antes. Algo bueno fue que por primera ocasión logramos hacer una buena regata, aun con viento en contra, algo que nos ha chocado en otras competencias”.
Para bien de la tripulación, entre Serguey y Dayán se ha tejido una singular rivalidad. Unas veces compite o gana el espirituano en el C-1; otras, el cienfueguero, como ahora: “Este año él ganó los controles en México y por eso participó en el C-1, pero ya he dicho antes que eso es muy bueno para el C-2, porque es muy talentoso, le aportan su técnica y su resistencia, y es muy competitivo”.
Similares cualidades a los 31 años conserva Serguey, quien exhibe además experiencia, tranquilidad. Y he de suscribirlo yo, porque a este guajiro de Las Tosas hasta por el auricular se le sonrojan las palabras. Su más reciente presea es la décima en los 10 mundiales en que ha tomado parte, incluida la categoría juvenil (seis de plata y cuatro de bronce).
Pero ninguno de estos éxitos los ha podido saborear. En la capital, desde donde lo contactó Escambray, se alista para intervenir en el clasificatorio para los Juegos Panamericanos con sede en Canadá. “Clasifican los cinco primeros botes. Ya con el C-2 a 1 000 metros se obtiene el boleto para el C-1. Debe ser una competencia fuerte porque el deporte ha crecido en el área y, aunque lo importante es garantizar la presencia en Lima, no nos gusta perder”.
Al regreso de Canadá le quedará mirar hacia diciembre, cuando se produzca la selección de los mejores atletas del año en Cuba, a ver si en esta ocasión la injusticia no le juega otra mala pasada.
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