El Servicio de Neonatología de la provincia de Sancti Spíritus ha mantenido la tasa de mortalidad infantil en menos de
dos por cada mil nacidos vivos durante los últimos seis años, según se dio a conocer este ocho de noviembre en la ciudad del Yayabo.
Ese y otros alentadores resultados fueron informados a la ACN en el contexto del primer Taller Territorial de Atención Integral al Recién Nacido, que durante miércoles y jueves sesionó en el Hospital Provincial General
Camilo Cienfuegos, con la participación de especialistas cubanos y argentinos.
El doctor Manuel López Fuentes, responsable del Comité de Morbilidad en el mencionado servicio, expresó que en lo que va de 2018 en el territorio espirituano han ocurrido tres mil 605 nacimientos, y de ellos mil 152 han ingresado en la sala de Neonatología del mayor centro de la atención secundaria de Salud.
Dentro de los ingresos, acotó López Fuentes, hemos tenido 221 bebés de partos pre-términos y 161 bajos de peso; mientras, agregó que de los hospitalizados, 366 han sido reportados como graves, entre los cuales 85 estuvieron en estado crítico y a otros 77 hubo que ventilarlos.
A pesar de esas situaciones, manifestó finalmente, solo seis fallecieron, lo que representa una tasa de mortalidad infantil de 1,7.
La labor de los 20 médicos y 60 enfermeros de Neonatología ha ayudado a mantener en los primeros 10 meses de este año el 98,3 por ciento de supervivencia del paciente grave cuando el indicador establecido nacionalmente es de 97 por ciento.
En el foro, al que asisten profesionales de la salud de las provincias centrales, se expuso que el reto no consiste solo en lograr la sobrevida, sino también en mejorar la calidad de vida de los recién nacidos.
Entre las conferencias más significativas del encuentro estuvo la impartida por el profesor Matías Fernández, médico del hospital municipal de Bragado, en Argentina, quien disertó sobre el impacto que causa en la familia la muerte de un niño neonato (hasta 28 días de nacido).
Es muy importante, aseguró Fernández, acompañar y dar seguimiento a los padres del bebé por un equipo de salud luego de la defunción de su hijo.
La muerte de un recién nacido, afirmó, causa más duelo que cuando ocurre en un adulto o niño mayor, porque un embarazo, reiteró, está cargado de sueños, afectos, proyectos, y constituye un bebé ideal que va a crecer.
Al enumerar las fases del duelo dijo que están la de manifestaciones de incredibilidad, ira, angustia, culpa, desesperación, depresión, apatía, retorno gradual a lo normal.
Constituye un reto, aseguró, transformar el pensamiento de las personas afectadas y a ello pueden ayudar los profesionales de la salud que se vinculen con el caso, quienes deben anticiparse a esas situaciones para
tranquilizar a los familiares.
Durante el taller se trataron variados temas relacionados con el recién nacido, como los vinculados a elementos prácticos de la gasometría, la importancia de la radiología, la ventilación de los neonatos y otros procederes en el manejo a esos niños mientras se encuentran ingresados en centros sanitarios.
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