Escambray Periódico de Sancti Spíritus
La mayoría de los ministros de ese órgano que participan en un juicio virtual se inclinan por mantener encarcelado al expresidente brasileño
En el juicio virtual, que comenzó el pasado día 4, participa además el ministro Celso de Mello, quien tendrá hasta este jueves para pronunciarse. En caso que este resuelva plantear un pedido de vista o un destaque, explicó el diario digital Brasil 247, el proceso pasará a ser discutido presencialmente.
Este martes, el general de la reserva Paulo Chagas amenazó públicamente a los cinco ministros integrantes de la segunda sala del Supremo Tribunal Federal (STF) que intervienen en el juzgamiento virtual.
‘Cuidado con la cólera de las multitudes’, advirtió el alto oficial en un mensaje posteado en su cuenta de Twitter en el cual se preguntó además si los magistrados quieren boicotear la operación anticorrupción Lava Jato, o hacer justicia.
Conocido por sus continuas acciones de intimidación a las instituciones, en 2015 Chagas embistió contra la Comisión de la Verdad y en los últimos meses, ha amenazado recurrentemente a la Corte Suprema.
El desafiante general es precandidato al gobierno del Distrito Federal de Brasilia por el Partido Republicano Progresista (PRP) y cuenta con el apoyo del aspirante presidencial de la extrema derecha, Jair Bolsonaro.
A comienzos de abril pasado, en víspera del juzgamiento en el STF de un pedido de habeas corpus preventivo formulado por la defensa de Lula, fue el general de la reserva Luiz Gonzaga Schroeder Lessa quien defendió públicamente una reacción de las Fuerzas Armadas en caso que la Corte Suprema concediera el beneficio.
Si fuera así, dijo, el Supremo estaría actuando como ‘inductor’ de la violencia entre los brasileños y ‘propagando la lucha fratricida’ en vez de atenuarla, por lo cual correspondería a las Fuerzas Armadas restablecer el orden.
La nueva amenaza de un oficial de alta graduación contra el STF se produce un día después de que el diario Valor diera a conocer en exclusiva los resultados de una encuesta del Instituto de la Democracia y de la Democratización de la Comunicación, según la cual el apoyo a la hipótesis de un golpe militar en Brasil crece entre la ciudadanía.
De acuerdo con el levantamiento, hecho del 15 al 23 de marzo, el 53,2 por ciento de los interrogados afirmaron respaldar una asonada militar en caso de que el país fuera escenario de muchos crímenes, y un 47,8 por ciento la justificaría en caso de existir mucha corrupción.
En los 11 años en que este tipo de pesquisa cuantitativa viene realizándose por diferentes instituciones, pero con el mismo método científico, es la primera vez que el desprecio por la democracia alcanza tal nivel, observó la publicación.
Lula decide sacrificarse por la democracia
El periódico recordó que en diversos momentos Lula fue aconsejado a desistir de sus pretensiones electorales.
Lo que se decía -abundó- era que, en caso de retroceder en su decisión, él ganaría su libertad. Mas, hacerlo también abriría una posibilidad para que el golpe de 2016, que comenzó con el derrocamiento de la presidenta constitucional Dilma Rousseff sin haber cometido ningún crimen de responsabilidad, pudiera legitimarse a través del voto.
Lula, sin embargo, decidió pagar un precio personal altísimo para que Brasil no se rinda definitivamente al golpe, remarcó.
En su misiva a Hoffmann, el fundador y líder histórico del PT dijo que desde la Superintendencia de la Policía Federal (PF) en la ciudad de Curitiba, donde desde hace más de un mes cumple condena como preso político, seguía el debate que sobre su candidatura o un supuesto plan B amplifican los medios de prensa.
‘Se cuánto estás siendo atacada’, escribió Lula, que dijo conocer las razones políticas que mueven a quienes no quieren que él vuelva a ser presidente.
Más adelante señaló que tanto sus acusadores, como los fiscales, el juez (Sergio Moro), el TRF-4 (tribunal de apelaciones de Porto Alegre) y la mayoría del pueblo saben que es inocente.
Si yo aceptara la idea de no ser candidato, estaría asumiendo que cometí un delito, y no cometí ninguno, subrayó antes de asegurar que se mantendrá firme en su postura hasta que la verdad aparezca y los medios, los jueces y los fiscales muestren el crimen que se cometió o paren de mentir.
Lula fue sentenciado por el TRF-4 a 12 años y un mes de cárcel, condena que comenzó a cumplir el pasado 7 de abril -aún sin agotarse siquiera los recursos de apelación en segunda instancia- en una celda de aislamiento que le fue habilitada en la sede de la PF en la capital paranaense.
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Escambray / ISSN 9664-1277
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