Las expectativas de crecimiento económico a futuro generan dudas en Nicaragua, tras siete semanas de tensiones políticas marcadas por la violencia en las calles, mientras miles de empleos están en riesgo de desaparecer.
Fuentes especializadas sostienen que los eventos recientes en la nación centroamericana han trastocado el consumo interno, impactado negativamente en el turismo y debilitado las inversiones extranjeras directas, al tiempo que se resienten la producción, las exportaciones e importaciones, entre otros rubros.
Asimismo, el ciclo agrícola 2018-2019 podría verse afectado significativamente, factores todos que presagian, en términos conservadores, un crecimiento del Producto Interno Bruto para el año en curso en torno al 1,5 por ciento, frente al 4,9 obtenido en el ejercicio anterior.
En tanto, la Asociación de Transportistas de carga de Nicaragua (ATN) suspendió la movilización de mercancías por el territorio nacional debido a los obstáculos que tienen retenidas unas seis mil unidades nacionales y extranjeras en las carreteras del país por tranques y barricadas.
La medida fue anunciada por el presidente de la ATN, Marvin Altamirano, quien insistió en el diálogo como la única solución viable para que Nicaragua salga de la actual crisis.
Le informamos a los comerciantes, empresas navieras, importadores y exportadores que los transportistas de Nicaragua a partir de este lunes suspendemos todo envío de mercancía nacional e internacional mientras no se normalice la libre circulación en nuestras carreteras’, enfatizó.
A su vez, la Confederación Sindical de Trabajadores José Benito Escobar y la Confederación Sindical de Trabajadores de Zonas Francas, advirtieron del peligro que se cierne sobre miles de puestos de trabajo en ese sector.
En ese sentido, alertaron que unos 50 mil empleos están en riesgo de desaparecer en diferentes regiones del territorio nacional, ante la posibilidad de que muchas empresas cierren sus operaciones en dicho parques industriales.
Por otro lado, la violencia persiste en las calles pese a los reiterados llamados del gobierno y amplios sectores de la sociedad a restablecer la paz en el país mediante un diálogo constructivo.
La víspera tres policías perdieron la vida, mientras otros tres resultaron heridos a manos de desconocidos en ataques perpetrados, indistintamente, en Managua y en el municipio de Mulukukú, en la costa caribe norte de Nicaragua.
La actual ola de violencia en el país estalló el 18 de abril en medio de protestas contra reformas del gobierno al seguro social, más tarde derogadas, pero que no detuvieron las manifestaciones, a las cuales se sumaron otras demandas políticas.
Tales reformas, acorde con observadores, sirvieron de pretexto para poner en marcha un plan dirigido desde el exterior con el objetivo de desestabilizar la nación y provocar el derrocamiento del gobierno sandinista.
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