Antes de que las cadenetas comiencen a engalanar hasta los postes eléctricos y se saquen las matas del patio a las calles; antes, incluso, de que el olor a caldosa empiece a inundar todos los barrios, los CDR adelantan festejos. Tanto que por estos días se revelan territorios con la condición de Vanguardia Nacional y se entregan Premios del barrio, reconocimientos, acaso para congratular ese espacio donde día a día se fraguan todas las esencias: las cuadras.
De ahí que en días pasados el matutino de la escuela primaria Noel Sancho Valladares, en Cabaiguán, interrumpiera su cadencia habitual de cantoría del Himno Nacional y de informaciones pioneriles para recibir el Premio del Barrio, lauro que le fue concedido por ser, más que un plantel, un centro comunitario de puertas abiertas a todos: a casas de abuelos, hogares maternos, jubilados del sector educacional, alfabetizadores…
Días atrás, igual reconocimiento, serpenteó el camino pedregoso que conduce hasta San Pedro —esa comunidad trinitaria— para agasajar a quienes allí habitan y lo mismo se destacan en las donaciones voluntarias de sangre, en los destacamentos Mirando al Mar que en la participación cederista.
Han sido jornadas de homenaje. Al decir de Olga Lidia Blanco Poll, secretaria de vigilancia, prevención e ideológica de los CDR en la provincia, tantos galardones que llegan a instituciones y localidades tienen como pretexto la celebración del aniversario 58 de la organización y el desarrollo, la próxima semana, del IX Congreso.
A tono con tales festejos es que se ha entregado también a dos municipios espirituanos la condición de Vanguardia Nacional en materia cederista: Jatibonico y La Sierpe.
“Es el tercer año consecutivo que ambos territorios la reciben —afirma Blanco Poll—. En los dos lugares existe un trabajo sostenido de los CDR; se cumplen, desde hace más de cinco años, las donaciones voluntarias de sangre; se involucra a la juventud y la muestra es que poseen un Destacamento de jóvenes IX Congreso; participan activamente en todos los procesos políticos, entre otros aspectos”.
Cuando la semana próxima el caldero humeante se plante en el medio de las calles, aderezado ya con las sazones que han salido de casa en casa, se habrá premiado también esa forja cotidiana y los trofeos quedarán, como siempre, en las cuadras.
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