La amistad, la solidaridad y el amor regresan a la pantalla grande, otra vez bajo el sello propio de la cinematografía cubana; un trinomio que se afianza a partir de otros muchos sentimientos y sensaciones, de acuerdo con la experiencia de cada espectador que apuesta por Sergio y Serguéi, una de las más recientes películas cubanas.
Con proyección en los cines espirituanos, como en los de gran parte del resto de la isla, esta coproducción cubano-española-estadounidense realizada en el 2017 y dirigida por Ernesto Daranas, refleja, por vez primera en la historia cinematográfica de nuestra nación, la visualidad de un cosmonauta en su nave varada.
Un verdadero reto, no solo para los equipos técnico-artísticos, sino para el propio actor, Héctor Noa, quien asegura que ese largometraje es uno de los mejores que ha interpretado.
“Serguéi representa el último cosmonauta soviético, quien se encuentra casi olvidado en la averiada estación orbital Mir, tras la desintegración de la Unión Soviética. Fue muy complejo prepararme psicológicamente para enfrentar ese papel, pues debía plantearme en una soledad escénica absoluta, rodeado de más de 40 personas que no salen en pantalla”, dice con tranquilidad, después de recibir múltiples alegrones como resultado de las presentaciones del filme.
Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Toronto, donde disparó sus estados de venta y las invitaciones a futuras participaciones en otros espacios y, posteriormente, merecedora del premio del público en el XXXIX Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, esta producción no se encasilla dentro de la modalidad de ciencia ficción porque la estación orbital Mir existió realmente.
“Fueron casi dos años de intenso trabajo. Cuando el director me presentó el personaje y me di cuenta de que debía hablar todo el tiempo en ruso y con un dialecto despojado de nuestro acento, supe que sería un gran reto. Eso implicó que Tomás Cao, quien hizo de Sergio, y yo estudiáramos durante cinco meses ese idioma. Luego, tuve que someterme a un entrenamiento físico para soportar las cuerdas que me mantenían como si flotara. Montar el espacio exterior resultó una gran proeza”, acotó Noa.
Aunque la crítica especializada la ha evaluado como un filme que cuenta una temática recurrente en la gran pantalla al rozar al llamado período especial, mediante los códigos de la comedia y del humor criollo que permiten al cubano salir de situaciones complejas, es una película que rompe con la escenografía habitual y devela actuaciones de madurez.
“Daranas, su director y coguionista con Marta Daranas, tuvo la capacidad de hacer esta película como homenaje a los niños de esa época que recuerdan lo vivido, según sus experiencias. No se siente el dolor que muchas personas padecieron en el periodo especial, sino que trasciende a los sentimientos y sensaciones positivas entre los personajes protagónicos y el resto del elenco”, concluyó.
Sergio y Serguéi tiene como hilo conductor la voz en tercera persona de la pequeña Mariana, quien guía al público espectador por una serie de acontecimientos signados por el azar y la amistad de esos dos hombres: Sergio (el cubano), profesor de Marxismo, inmerso en una cruda lucha por la supervivencia en pleno 1991, y Serguéi (el cosmonauta soviético), varado en el espacio y perdido en otra realidad aparentemente distante de la del amigo. Después de muchas conversaciones, mediante una planta de radioaficionados, constatan que sus contextos y situaciones tienen mucho en común, junto a la del personaje Peter, quien interviene muchas veces en los sugerentes diálogos.
Además de Héctor Noa y Tomás Cao en los protagónicos, esta película se prestigia con otras actuaciones como las de Yuliet Cruz; Mario Guerra y Ron Perlman, un actor estadounidense invitado especialmente a la cinta.
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