Para la selección de los Gallos terminó la Serie Nacional de Béisbol en su versión 59 antes de que cayera el último out ante Matanzas, aunque de manera oficial ese momento lo decretara.
Como ha sucedido muchas, muchísimas veces, los espirituanos se despidieron con la imagen de una derrota que empaña en unas horas lo que pudo ser —y es— una actuación decorosa en una campaña completa.
Y con esta apreciación, que pretendo argumentar, no busco acomodarlo a usted, amigo lector, en el banco de los conformes, donde tampoco voy a sentarme. Apenas intento despojarlo de la pasión que desencadenan los descalabros por esperados que sean y le insto a ver las cosas con el prisma de la objetividad y la lógica.
Empiezo por decir que en medio del entusiasmo de los pronósticos precampaña, cuando muchos, el director incluido, soñaban con pasar entre los cuatro primeros o —en un delirio mayor— discutir el campeonato, aposté por una inclusión entre los ocho a partir, sobre todo, de la ausencia de varias figuras claves.
La práctica y el terreno se encargaron de confirmar que en el escenario de una lid tan reñida como esta, que debió esperar hasta el último momento de la primera fase para conceder sus cuatro boletos directos y aguardar, además, por que se efectuaran los tres juegos pactados en los dos play off de comodines para completar el sexteto de la segunda fase, el octavo puesto se apega perfectamente a las características del equipo espirituano que protagonizó una contienda a sangre, sudor y lágrimas.
Se ha escrito y reescrito sobre el peso de ausencias notables, algo que no se echó de menos en los partidos iniciales cuando aprovecharon al máximo el enfrentamiento con los más débiles y mayorearon el primer tercio. Pero cuando la campaña subió la exigencia comenzaron a hacerse visibles las fracturas del conjunto.
Por más que nos choque la imagen final de un mánager derrotado, habrá que reconocerle a José Raúl su capacidad para luchar hasta el final con un staff que acusó lo que alguien llamó la odisea de los brazos rotos, un asunto que amerita volver sobre él. Delgado se las debió ingeniar para ver no ya con quién abría, sino con quién seguía después cada juego.
A la incorporación tardía por asuntos de contratos de su principal abridor, Yuen Socarrás, se le unió la salida completa del roster de tres jóvenes que cumplirían esa función: Edelso Montesino, Roberto Hernández y Harbin Castellano, quien al menos ganó cuatro partidos. A ello se unió, y con un peso definitorio, el bajo rendimiento de Pedro Álvarez en la peor de sus campañas.
Tan escasa fue la diferencia de los Gallos con la zona de clasificación directa (apenas dos partidos) que la lógica más elemental dice que con solo dos victorias de Pedrito y una repartida entre el resto de los lanzadores, hoy Sancti Spíritus no viviría el espasmo del adiós. Y con esa carencia de brazos aptos no se podía enfrentar un cierre tan violento y exigente como el que le tocó.
En busca de bateo eficiente, José Raúl movió la alineación una y otra vez. Tal variante no siempre respondió, aunque hay que ponderar el desempeño de hombres como los primos Cepeda. Frederich, con otra excelente campaña: 341 de average, líder jonronero de la lid con 11 y máximo productor de carreras del conjunto con 35 anotadas y 38 impulsadas. Geisel, entre los primeros bateadores con 359, todo en la fase clasificatoria.
Otros cinco de los regulares lo hicieron sobre 290: Yunier Mendoza (331), Yoandy Baguet (317), Duniesky Barroso (295), Daviel Gómez (290) y Dismani Ortiz (291). De este último quiero remarcar la eficiencia en su primera contienda como regular y su respuesta ofensiva en momentos claves.
A los Gallos les faltó el aire final y la fuerza interna que se necesitaba para enfrentar ese terremoto. Firmaron su derrota cuando fueron perdiendo terreno poco a poco hasta caer por barrida ante un desvencijado Villa Clara. Lo demás fue como tirar una moneda al aire en una jugada que los llevó a definir la última posibilidad de entrar al cuarteto principal en un vida o muerte frente, nada más y nada menos, a Las Tunas.
Lo del comodín fue como el guion de otras series. Los Gallos fueron un elenco cuando le ganaron 8-0 a Matanzas en su patio y otro muy diferente desde que entraron al Victoria de Girón, donde sintieron el influjo del maleficio que les ha hecho perder 14 veces seguidas en ese terreno.
A la inefectividad del pitcheo (ni Yamichel Pérez ni Yankiel Mauris tuvieron aperturas eficaces después de una buena campaña regular con cinco y seis victorias, respectivamente) se unió otro mal que asomó una y otra vez en los finales: la poca oportunidad en el bateo, necesitado de la producción de extrabases que al menos optimizaran la cantidad de hits conectados en una selección que en términos generales no es rápida en las almohadillas y le cuesta anotar con un hit desde segunda. Le aporto un ejemplo: en el último partido, con cinco incogibles de forma sucesiva solo pudieron fabricar dos carreras y las bases se quedaron llenas.
Ya se sabe que los comodines semejan una olla de presión. De ahí que necesiten el máximo de concentración de jugadores y directivos, quienes tienen que ser capaces de obviar todos los “valores agregados”, lo cual incluye al público, mucho más cuando se tensan los partidos y una protesta infundada por un coro de graderío puede sacar de paso al lanzador, como ocurrió en el juego decisivo. Estos y otros detalles, como dejar a merced de un castigo inmerecido en el box a Yanieski Duardo después que se guindó al equipo de su brazo con sus tres triunfos y siete salvamentos, son los que pueden decidir junto a los mencionados.
Para los Gallos terminó la campaña. Con lo que tuvieron a mano, llegaron hasta donde pudieron. Mas algunas tareas quedaron para la casa: la primera y más urgente, ocuparse de los brazos jóvenes para recuperarlos y seguir buscando opciones. Otra, fabricar productores de extrabases. No es posible que, descontando a Frederich con sus 11 cuadrangulares, el resto solo haya bateado ocho entre todos, mientras apenas se conectaron cuatro triples.
También siguen pendientes en el cuaderno colectivo el mejoramiento de la rapidez en las bases y… bueno, ya usted sabe: encontrar ese resorte que los haga romper, como el pasado año con su bronce, no solo los pronósticos, sino las etiquetas y los hechizos en que expertos y público piensan cuando se nombra a los Gallos.
Ese equipo le falto de todo lo que hace falta para jugar besisbol y repito de todo,,una primera mitad de solo 45 juegos comenzando con 12 victoria y solo 3 derrotas era para con un poco de inteligencia y tactica estar asegurados entre los 4..ganan el primer juego del comodin en su patio y despues se quedan sin motivacio para salvar esa victoria…les hace falta sentido de pertenencia, ser corajudo en los juegos tensos,,y una direccion que conosca del ABC del besisbol que no la tienen. ya las figuras claves no se van a emplear a fondo,,asi que no esperen nada nuevo para proximos años.
hola saludos , excelente comentario de la periodista pero lo mas importante a recalcar es la falta de embullo colectivismo que se vio en el equipo
A Roberto Hernandez le lijaron el brazo en la campaña/pasada,no/se podía/someter a a que ritmo de picheo,venia de otras formas de jugar pelota,donde a/pesar de ser un negocio cruel como nos enseñaron, se cuidan las perspectivas futuras y el/dinero invertido, mientras nosotros nos dedicamos a exprimir el zumo de la naranja hasta convertirla en hollejo,
Eso ha pasado en tiempos pretéritos, recordemos a/Aquí no Abreu con sus dos nuevos de cero hit cero carrera, sus casi 20 ining pinchados ,Changa,a Huelga, Perez Perez y otros tantos que/su sobre trabajo y mal cuidado de los brazos los brazo,les trajo consecuencias irreversibles solo escapaban de eso/los brazos súper portentoso como un Vinent y el zurdo matancero.
Cada equipo,hasta cada animal/de trabajo y brazo lleva un tratamiento especial y diferenciado y como tal hay que tratarlo
Quisiera con el alma que Robertico Hernadez,se recuperar y pudiera encaminar su brillante carrera, igual que los demás prospectos.
Mientras tanto la/pelota cubana sera una maquinaria de convertir en chatarra la materia/prima sin haberla usado y otra parte a mitad a de uso.
La clasificacion y el playoff de los gallos se decidio en UN SOLO JUEGO, aquel fatidico juego que perdieron en el noveno inning contra Granma despues de ir ganando 5 a 2 y no tuvimos lanzadores para sacar tres outs.
Ganan ese juego y hubieran entrado entre los cuatro primerios
Sr Aristoteles,en un campeonato es tan importante el primer juego que el último, hay que empzas con la mira de ganar el primer juego,el/de la mitad del campeonato y el/ultimo.si hubieran ganado dos al famélico y auto derrotado Villa Clara, no tendría que ir a discutir el incomodo comodin
Elsita, el problema no es que se termine perdiendo el último juego sino que como tantas veces es un juego crucial para permanecer en la contienda y sin esperar a que nadie te dé el paso, esperemos que algún día sean campeones cuando se cambie el formato de play off y sean a juegos ganados y perdidos donde estaban en 1er lugar, tal y como se ganó en los 70, de lo contrario debemos reservar puestos suficientes para todo el cuerpo de psicología del deporte para un trabajo diferenciado hombre a hombre, no culpemos más a los entrenadores y técnicos de por vida los cuales han cambiado por años, los atletas están en el terreno y tienen la última palabra
Con un bateo inoportuno, pocos extrabases, mal corrido de las bases y su cuerpo de lanzadores maltrecho no se podía esperar otro resultado. Los gallos tienen una deuda eterna y es ganar el juego bueno. Ni cuando teníamos el 3er, 4to y 5to bate del equipo Cuba se lograba. La sub 23 es para desarrollar peloteros pero hay que cuidar los brazos jóvenes de los lanzadores. Miren a Roberto Hernández Navarro, Edelso Montesion y Harbin Castellanos. También revisar el entrenamiento: el equipo empieza arriba y termina abajo a la inversa del resto de los equipos que van subiendo.
Coincido plenamente con el la reflexión que hace Elsa en este articulo, en el cual considero aborda los factores mas importantes que impidieron un mejor desempeño del equipo en la ultima etapa para obtener la clasificación y también hace justicia con los jugadores que mas aportaron a la causa del equipo y termino expresando que, desde el mismo momento y contra todo pronostico, se produjo la barrida de Villaclara contra Los Gallos, tuve claro que el equipo no estaba en posibilidades de alcanzar la clasificación y lo digo porque ese numero 2 mágico a que hace referencia Elsa, hubiese sido mas fácil encontrarlo si, al menos, le hubiésemos ganado 1 juego en esta ultima subserie con los discípulos de Paret.
Elsa, mi respeto para ud, no soy espirituano, pero leo sus artículos con avidez, ud ama a sus «pollitos», y desborda verdades en cada artículo, pero ausencias han tenido todos los equipos, algunos (como mis Industriales), casi sin pitcher, eso es un mal nacional,.
Lo preocupante es que brazos jovenes se lesionen tanto y tan seguido, que SS no tenga un sustituto para Frederich, que Jose Raul diera esa imagen en el banco del Victoria de Giron, tal parecia que le la daba igual.
Cómo supones que esos muchachos puedan levantar presión, si su director está despatarrado en el banco como una foca y no gritándole y dandole ánimos.
Ahí tiene otros 6 meses para preparar el discursito de cada año.
Me gustaría saber cual es su provincia natal, para leerme el discursito que le resulta apropiado a su equipo y los años que llevan repitiéndolo como cantos de sirenas. Sldos cordiales paisano.
Omar Álvarez, es obvio cual es mi ciudad natak, y ese mismo discurcito se lo aplico a los mios, el de todos los años «hemos hecho la mejor prepracion, este año si, etc, etc.»
Desgraciadamente es aplicable a casi todos los equipos de la serie, y el fianl casi siempre es el mismo.