Para quien no sabe de dónde le viene el don de cantador, para los que piensan que esas manos rudas solo han abrazado el machete en contiendas azucareras y el pico o el asador durante las jornadas de labor en medio del lomerío, para los que creen que detrás de esa robustez natural no hay ternura, solo les digo que en Abundio Sánchez Varona, el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, se concentran todas esas cualidades.
A los 75 años de edad, el guajiro que nació un 11 de julio de 1944, en la zona de El Guineo, cerca de El Pedrero, en Fomento, los recuerdos de la infancia lo convidan a la improvisación. Con su guitarra en mano desanda distintos escenarios en el verano, pone a gozar a los espectadores y, entre chistes y canciones, rememora pasajes de la época en que los campesinos cubanos vivían asediados por bandidos y malhechores, sin estudios ni programas de salud.
“Mis padres eran muy humildes, yo soy el cuarto hijo de los nueve que tuvieron —dice Abundio—, mi madre decía que a quien pariera siete varones seguidos, en aquel entonces, el gobierno le daría un premio, porque la situación era dura y en los campos mucho peor, pero siguieron los partos de mamá hasta que el último fue gemelar y por fin nació la única hembra de la familia, pero de recompensa nada, esa era la ignorancia.
“Siendo todavía un niño me fui a trabajar, chapeaba potreros para ayudar a papá, la familia era amplia y las entradas de dinero, escasas, por eso no le tengo miedo a las tareas duras, el trabajo ennoblece, no mata”.
¿Cómo se convierte en Héroe?
“Primero estuve 28 años como Vanguardia Nacional, fue en ese entonces que hablé por primera vez con Fidel, en 1974, él me entregó esa condición en La Habana y luego hicieron una delegación como con 30 vanguardias de toda Cuba y nos llevaron a visitar a distintos países del campo socialista.
“Pero nunca trabajé por reconocimientos, en mi mente lo que estaba presente era echar pa’lante. Es verdad que cuando me pego soy un mulo, lo mismo tumbando monte que sembrando malanga y plátano. En el 90 me entregan la estrella dorada, así le digo a la de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, recuerdo que cuando el Comandante me vio, se acordó de mí y me dijo: ‘¿Pero dónde te pongo la medalla si tienes el pecho lleno?’, yo sonreí y le contesté: Ahí en el lado del corazón, Comandante, ahí queda un huequito”.
Y hubo una tercera ocasión junto a Fidel.
“Eso fue en el año 96, cuando Sancti Spíritus no ganó la sede del 26 de Julio, pero sí la del acto nacional por el 28 de Septiembre, a mí me designaron para entregarle el Premio del Barrio a Fidel y cuando me vio en la tribuna me dijo: ‘Guajiro, estás fuerte todavía, ahora soy yo quien te lo regala porque tú eres también fundador de los CDR’; entonces alguien de los organizadores al verme con el trofeo en las manos insistió en que era para el Comandante, pensando quizás que yo no se lo había dado, pero él, que estaba en todas, me lo quitó y reiteró: ‘Ahora te lo entrego por segunda ocasión’”.
Abundio sigue desandando el monte, con su machete en la cintura y en la mano la piocha que lo acompaña siempre. En la comunidad de El Cacahual, donde vive, guarda sus mejores tesoros: una casa que le dio la Revolución, unas fotos junto al Comandante y un lugar cargado de medallas. En la finca, situada en medio de la serranía, incrementa sus producciones, las que en el 2018 rondaron los 200 quintales de plátano y unos 300 de aguacate.
Pero nunca deja de cantar, en las noches lo acompaña la guitarra que toca suavemente cual si fuera un cristal y su esposa Virgen, quien desde que lo conoció nunca deja de asombrarse por la capacidad de este Héroe parrandero, que lo mismo cultiva la tierra, canta una canción o improvisa una décima, muestra de la cubanía que le corre por sus venas.
Abundio:
Es un amigo estimado
Trovador dicharachero
Siempre viste con sombrero
Con guitarra o con arado.
Cuando a su casa he llegado
Allí en aquel lomerio
Me atiende con mucho brío
Y después que estoy sentado
Y un buen café me ha brindado
Me pregunta por los míos.
Es un guajiro muy duro
Trabajador incansable
De rendimiento notable
Y de sentimientos puro.
El se inspira muy seguro
Sí tiene que improvisar
Y cuando empieza a cantar
La canción de un jovencito
Qué le llaman Herculito
Mucho podrás disfrutar.
Pronto le tomaré otro buen café criollo.
Un abrazo.
Y de sentimiento puro.
Abundio Sánchez Varona
parece un hombre de acero,
y cuando baja al potrero
tiembla el caguaso y la aroma.
Vive orgulloso en la loma
donde cultiva la tierra
y aunque peleó en la guerra
es hombre sano y de paz
y su guitarra es capaz
de hacer alegre a la Sierra.
Una décima picante
entona con su guitarra
en una noche de farra
ligada con aguardiente.
Siempre complace a la gente
si le piden un bolero,
y hasta se torna rumbero
si lo invitan a bailar;
no tiene como parar
el Héroe, amigo y fiestero.