A todas las instancias se admite que los actuales niveles de producción agrícola no satisfacen la demanda, un desequilibrio que en Sancti Spíritus se atiza más cuando toca el turno a la comercialización, proceso nada simple por el elevado predominio de la base campesina en el diseño productivo, las diversas estructuras acopiadoras que intervienen, la amplísima red de venta —más de 900 puntos—, el deficiente control con los destinos de la comida, los incumplimientos de los contratos y la distorsión que introdujo en la cadena surco-mostrador abrir el mecanismo de oferta y demanda.
Escambray no acopia ni vende, apenas intenta ofertar en la tarima pública algunas partidas de incongruencias, fisuras y problemas recogidos a pie de surco, que ilustran realidades relacionadas con la comercialización, una cadena que, pese al interés por transformarla, sigue lastrando la obra agrícola porque, además, es la cara de la Agricultura que ve el pueblo.
Para ser consecuente con las reglas del mercado vamos a equilibrar bien la balanza y empezar por decir que en el apreciable nivel de producción del territorio no todo es comida directa para el pueblo; también hay otros mostradores oficiales a surtir: Ministerio de Comercio Interior, sustitución de importaciones, consumo social, Turismo y envíos balanceados nacionalmente a otras provincias. Además, cuentan destinos como el autoconsumo campesino, la semilla y el alimento animal; este último consume ahora mismo tanta comida que no hay pesa ni pesador que la calcule.
Bastaría citar al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuando en la reciente reunión de balance anual del Ministerio de la Agricultura se refirió al perfeccionamiento del sistema de Acopio y al papel que esta entidad tiene que desempeñar en la recogida de la mayor cantidad de producciones posibles, para que sea el Estado quien las comercialice y puedan controlarse los precios. Con ello, precisó, se evitan intermediarios y la especulación.
DESPUÉS QUE LA PRODUCCIÓN ESTÁ
No son pocos los productores que sostienen una tesis para nada nueva: lo difícil es producir; sin embargo, estamos teniendo más problemas después que la producción está, es más la desorganización en la comercialización que la falta de productos.
Si alguien piensa que no es así, Escambray cita palabras de Deyvi Pérez Martín, primera secretaria del Partido en la provincia, durante la reunión de balance anual de la Agricultura espirituana: “No puede ser posible que los Mercados Agropecuarios Estatales no tengan comida y las carretillas oferten productos con calidad y caros, ¿de dónde sale esa producción?, ¿por qué no se contrató?, claro que sale del mismo surco, pero se desvía; ¿para dónde coge la producción que no llega a los mercados del Estado?”.
Para conocer qué sucede al pie de cualquier mostrador, basta con arrimar los oídos a los clientes. “En marzo un día por la tarde entró guayaba en el Mercado de la calle Agramonte, vendieron un poquito porque era hora de cerrar y quedó bastante guayaba para el otro día, pero cuando abrió por la mañana aquello estaba vacío…”.
Muchos de los problemas de la comercialización nacen casi desde el mismo surco y nadie vaya a pensar que ocurren solo en las bases campesinas. De un polo estatal como Yagüey Abajo, en Yaguajay, salen ya partidas de alimentos; mas, a la hora de vender las cosechas no todo es miel sobre hojuelas.
“Acopio tiene la ley del más fuerte, usted llega con mercancía al punto de Seibabo y te imponen la calidad, se toman decisiones arbitrarias, vas con una carreta de plátano y te dicen: ‘Es de segunda, si quieres la vendes y si no te la llevas’. Mira, tuve una venta de plátano burro el 15 de marzo de 116 quintales, de esos 63 fueron de segunda calidad, después reviso la mercancía en el mercado, porque la producción de Yagüey se conoce, y nunca la vi en venta como de segunda”, declaró Rigoberto Hernández Rodríguez, jefe del polo.
EXIGENCIA EN DESEQUILIBRIO
Por razones financieras, en los últimos tiempos el país apenas ha podido garantizar menos de la mitad de los recursos —paquete tecnológico—; sin embargo, el compromiso productivo no se rebaja, más bien sube y, en tales circunstancias el productor apela a un salvavidas: el mercado informal.
“Hay que trabajar con seriedad, el campesino y todos los que están en la cadena de la contratación; por ejemplo, para los frijoles no me dieron productos, usé medios biológicos, luego la plaga me obligó a comprar en la calle un químico que lo importó el Estado, ¿quién entiende eso?, pero, si no es así no hay frijoles ni coges ninguna cosecha. Aquí han venido a proponerme hasta carretas de abono, esa es la verdad”, señaló Guido Hernández Morera, integrante de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Ramón Balboa.
El desequilibrio que ronda las sitierías tiene otras dimensiones, explicó en tanto Roberto González Calzada, productor de la CCS Juan Darias. “El Seguro Agropecuario no está funcionando, solo es para las inversiones, sin embargo, le cae un virus a la frijolera, situación que no depende del campesino, pero tiene que correr solo ese riesgo; entonces casi no dan productos químicos, tengo un plan de producción arriba de mí, ataca la plaga, y el Seguro no asume nada.
“Lo otro está en que a la hora de comprar el frijol son muy exigentes, como si la tecnología de nosotros fuera moderna y todo el mundo sabe que es obsoleta con condiciones rudimentarias, entonces el Secadero de Iguará quiere un frijol en unos parámetros que cuando pasa por la máquina parte mucho grano, después vienen las mermas; el año pasado, de 300 quintales que pasé por allí, perdí 45, que perfectamente se podían comer, luego los pude vender en otros mercados de Acopio menos exigentes, pero eso va en contra de los planes de la cooperativa”.
BONIATO Y YUCA EN PELIGRO
En aras de sopesar con objetividad la campiña, hay que decir que el territorio tiene resultados en la producción y la comercialización que no se deben desconocer, además, la Delegación de la Agricultura está ahora mismo enfocada hacia el surco, revisando en comisiones integrales, a nivel de fincas, el potencial del suelo, la siembra, el contrato y las cuantías de entrega de comida; a la vez que se empuja el fomento de cultivos en polos estatales en virtud de la seguridad que ofrece ese destino.
Pero la complejidad productivo-comercial no estriba solo en el acecho de huracanes, intensas lluvias o sequías; en limitaciones de recursos, en lograr que la ciencia y la técnica lleguen al terreno, en abrazar al autoabastecimiento territorial. El desafío recae en escalonar un programa de siembra, cosecha y distribución de alimentos que permita una regularidad y variedad en la oferta.
Es ahí donde también hay que estrechar alianzas, controles y acompañamientos a fin de cuidar los destinos, sumar comida en vez de restar, es ahí donde queda trabajo por hacer sobre la base de ir a los surcos y tarimas para oír al productor y al cliente, conocer realidades que no se expresan en las estadísticas ni en las reuniones.
Carlos González Hidalgo, vicepresidente de la CCS Ramón Balboa, aporta un ejemplo de situaciones que nunca debieran ocurrir porque empañan a toda la Agricultura. “En el mes de febrero el productor Orlando Alfonso, de La Aurora, entregó una yuca de la variedad amarilla que se ablanda, la consumieron en su casa y en la comunidad, Acopio la compró como comida animal, por supuesto a menor precio; no obstante, la vendieron después al precio de la yuca blanca, eso lo reclamamos, pero nada se pudo resolver”.
En un contexto donde el alimento animal está muy escaso ante la menor importación de piensos por limitaciones financieras del país, sobre la yuca y el boniato —también el arroz— ha recaído una voraz demanda. En este río revuelto lo que más conviene a los criadores porcinos es que la yuca esté dura y el boniato, picado; a fin de cuentas, a ellos nadie les ha rebajado los planes de entrega de carne; mas, hay que abrir los ojos para atajar los excesos, flexibilizar y buscar entendimientos entre los productores y el mecanismo comercial o, de lo contrario, los cerdos comerán más viandas que los humanos.
“Está atentando mucho contra los cultivos varios y la alimentación del pueblo el déficit de la comida porcina, es verdad que Acopio tiene que comprar por calidad, pero es que ante el menor rechazo o descuento en el boniato, hay un criador de cerdos esperando y ofrece casi al doble de dinero; en el caso de la yuca, Acopio dice: ‘Si no se ablanda no la compro’, entonces tiene el productor que cocinarla y, si esa muestra que cocinó es dura, ya no compra la producción aunque esté contratada”, manifestó Emérido Hernández Farías, técnico en Gestión Comercial en la Empresa Obdulio Morales, en Yaguajay.
LA NOVELA DE MENESES
Para entender que no basta con planificar, ejecutar siembras, contratar destinos, pactar fechas de recolección, cumplir planes; que también hace falta mirar más la tarima, estar pendientes del surco y los rumbos de la comida del pueblo, veamos lo ocurrido con el boniato de la finca del productor Santiago Díaz Hernández (Neiry), integrante de la CCS Antonio Maceo, en Meneses.
“Tenía un área de boniato a la que tecnológicamente le hice todo lo que lleva, con un contrato de entregar a Acopio alrededor de 1 700 quintales, cuando saco los primeros 30 quintales los llevé al punto de Meneses, lo hallaron bueno, los compraron con un descuento del 2 por ciento, que es lo mínimo; a los dos días saqué como 80 quintales más, pero se apareció en la finca la técnica de Calidad de Acopio, me dijo que el boniato tenía más del 50 por ciento picado, que no lo podía seguir comprando. ¿Y con este que está sacado que hago?, le pregunté; ‘Lo que tú quieras’, me dijo. Llamé a una gente de un contrato porcino y se lo vendí.
“Esperé una semana antes de seguir vendiendo por fuera, para ver qué respuesta daban porque la cooperativa y otras instancias del territorio empezaron a reclamar; tanto sonó el boniato que vino personalmente el director provincial de Acopio, cogió un cuchillo, empezó a picar boniato, y me preguntó: ‘¿Quién te dijo que este boniato estaba picado?’, le respondí: Acopio Yaguajay, y él aseguró: ‘Mira, con la necesidad que tenemos y la falta que hace, estoy convencido de que no dura un día en los mercados de Sancti Spíritus’. Ahí mismo orientó que compraran todo el campo, que el boniato estaba bueno.
“Pues nada, siguió la misma trabazón, llevé al punto de Iguará una carreta, encontraron dos boniatos con las punticas dañadas, y me dijeron que tenían que hacerme un gran descuento, no estuve de acuerdo, la carreta permaneció dos días en la finca, hasta que llamé a un criador porcino y se la vendí.
“Se metió en esto el Partido, el delegado de la Agricultura del municipio, que me indicó que preparara otra carreta para el sábado más próximo, pero la volvieron a rechazar en los puntos de Acopio de Iguará y de Meneses porque, me dijeron, tenían mucho frijol almacenado; se quedaron con la mercancía las placitas de Meneses.
“Después hice dos o tres intentos más, nadie se apareció por la finca y vendí lo que quedaba porque no podía perder esa producción. Pregunte a los vecinos de Meneses, que comieron de ese boniato, si servía o no; claro, pagaron la libra a 4 o 5 pesos porque les llegó por la vía del particular y no por el Estado como estipulaba el contrato. Mire, le digo algo, es muy difícil venderle viandas a la entidad de Acopio en Yaguajay”.
Para este caso particular, Escambray buscó el criterio de Clemente Hernández Rojas, director de la Empresa Provincial de Acopio: “El boniato de Meneses, el que yo revisé, tenía una calidad y dejamos la indicación de que se comprara con un 20 por ciento de descuento o se beneficiara; el productor después dijo: ‘Yo no tengo que beneficiarlo, llévenselo ustedes y benefícienlo’; ¿sabes por qué no se compró?, porque había un productor porcino esperando para comprárselo al barrer y echárselo a los puercos”.
EPÍLOGO
“La Empresa Provincial de Acopio hace acciones para enfrentar las violaciones que pueden ocurrir en nuestra red de venta, creamos las plazas de dos inventaristas que viven diariamente en los mercados haciéndoles inspecciones; en el trimestre hay 112 multas puestas por los inspectores de la Dirección Integral de Supervisión por infracciones en nuestras unidades, pero en nuestro poder no consta ninguna denuncia de un cliente porque le hayan robado en la pesa, cuando lo hemos conocido, ese trabajador se ha separado de la entidad”, apuntó Clemente Hernández.
Para Eidy Díaz Fernández, de la esfera Agroalimentaria en el Buró Provincial de la ANAP, el reciente proceso de contratación tiene implícito un aumento en los niveles de viandas, hortalizas y frutales; de hecho, para el destino Acopio se duplica a nivel provincial la cifra de entrega pactada para este año.
“Pero me preocupa, por el predominio de las siembras de secano en el territorio —acotó—, que cuando lleguen los picos de las cosechas no tengamos la eficacia de acopiar y comercializar la producción, hay muchas cooperativas carentes de medios de transporte para mover sus producciones, ese riesgo es real, puede haber comida y no poder sacarse”.
Si algo empaña el buen resultado productivo de Sancti Spíritus en los últimos tiempos es no tener todas las riendas sobre los destinos de la comida, la distribución, las ventas, los precios y la calidad. La comercialización, más que la cara pública del sector y punto débil de un complejo proceso, desequilibra la balanza de la obra agrícola, muchas veces, después que la producción está.
Leyendo los comentarios de campesinos q estan muy molestos con las exigencias de Acopio para comprarles sus productos a pesar de las malas condiciones tecnologicas en q tienen q producir y casi sin abono ni productos fitosanitaroos,me acorde de un reportaje q dieron.por la television hace un tiempo de un campesino q le dieron 4 computadoras para q le preguntara a los productores de Holanda, cómo criaban sus puercos. Da risa querer jugar al primer mundo en el tema informatico cdo todavia el boniato esta a 4 pesos la libra.
Hoy por la noche estaban descargando cajas de un camion en mi carniceria,me acerque y pregunte y me dijeron q era pescado, liberado pero controlado. Creo q esas dos palabras no conjugan muy bien. Porque tienen tanto miedo de volverl a poner los alimentos por la libreta, es la unica forma de q todos alcancen, de otra forma, seguiran lis acaparamientos y la revendedera. Mañana les cuento q paso en mi carniceria con la venta del pescado LIBERADO-CONTROLADO.
Volvemos a caer en lo mismo del acaparamiento, ahora no en la comida sino en la pintura blanca de vinil. Hoy en la Plaza de Carlos III vendieron.pintura de vinil blanco, cdo subi a la ferreteria ya se habia acabado, era logico las personas q compraron antes se lo llevaron todo pues le vendian hasta un parle. Alguien necesita tanta pintura para pintar su casa, ni un.edificio, eso es para revenderla. Eran tanquetas de 10 lts a 11.45 cuc, despues las vemos en Revolico a 30 cuc. Como es posible q los cubanos nos sigamos asombrando cada dia con acciones como estas, hasta cdo la direccion del pais va a seguir cometiendo errores para despues tomar medidas y disculparse, esta bieno ya, estamos cansados de estas situaciones.
Simplifiquemos el tema: en esta coyuntura nueva o, no tan nueva, no hay de todo en cantidades suficientes como para intentar aparentar que sí las hay. Parece ser difícil y complejo alcanzar una producción de bienes que sea realmente «suficiente» en un sistema que aspire a la mayor justicia social posible como el nuestro; faltaría por demostrarse si el modo de producción capitalistas y su modelo de distribución de libre mercado en caso de probar una distribución justa sería tambien capaz de lograrlo. En tal empeño podría ser mas difícil, complejo e igual importante alcanzar una distribución lo más equitativa posible y que a la vez la misma responda a la fórmula de esta fase socioconstructiva: «recibir según el esfuerzo aportado».
Es buena noticia poder rebajar precios del mercado interno para incrementar el poder adquisitivo de la población, cuando los ingresos permanezcan practicamente anclados frente a un vertiginoso incremento en el coste de la vida. Bien venida también cualquier nueva noticia sobre producciones nacionales la cuales, una vez sustituyan importaciones, contribuyan a enriquecer y a estabilizar nuestro mercado, que puedan competir para ser exportadas. De no ser así no tenemos más alternativas que «distribuir» nuestra reducida canasta de bienes para que la decisión de adquirirlos, o no, llegue a un mayor número de compatriotas. Para ellos parece recomendable recurrir a experiencias que nos han venido asegurando fórmulas de distribución mas justas que las nuevas ensayadas, acordes con el momento interno y externo de nuestra isla.
Sucede que en este arte de distribuir, nos enfrentamos a la triste verdad de habernos olvidado reordenar, equipar con capacidades de refrigeración, informática, en fin de cuentas de mejorar y embellecer nuestra querida y siempre cercana bodega del barrio, lugar siempre incómodo para que puedan proliferar «acaparadores» y, que logra ralentizar los «espectáculos coleros»por tratarse de relacio es entre vecinos, contrario a lo que viene ocurriendo en centros de mayor afluencia de publico, incluyendo turistas nacionales e internacionales quienes vienen buscando otro tipo de nuestros sobrados valores sociales, culturales, historicos locales y nacionales.
Tampoco en torno a estos puntos de popular y sabia distribución son tan evidentes los esfuerzos que acompñan «medidas de ordenamiento y reordenamiento» en su funcionamiento; son instalaciones que han reflejado muy poco la autenticidad transformadora de nuestra Revolución; al contrario lucen como monumentos cotidianos que parecen cargar con gran parte de la culpa que solemos atribuir a nuestra escasez y racionamiento . Estoy casi seguro que, a la par de construir grandes centros comerciales, haber instalado considerable numero de contenedores metálicos con funciones comerciales paralelas a las bodegas, a las otrora carnicería o pescaderías, puestos de viandas, para venta de pan y de otros productos en los barrios y en toda la ciudad, pudimos ir valorizando estas instalaciones ya existentes cercanas a la población. Sin embargo continuamos prestabando toda nuestra atención a construir nuevas, «deslumbrantes» infraestructuras comerciales, cosa digna de aplaudir sino hubiésemos permitido que muchas de ellas se convirtieran en almacenes de mercancía mal amontonadas, locales de poca iluminación, muchos dependientes que en lugar de orientar y atender al consumidor le recriminan el no estar ellos bien remunerados y como norma prefieren conversar más entre ellos mismos mientras que el consumidor espera ser atendido, custodios de puertas y ticket , y casi siempre pocos cajeros con embalajes limitados.
¡Basta!; dejemos de repetirnos tantas justificaciones de complacencia tales como: «se hizo un gran esfuerzo productivo», «existió voluntad politica; «pero sabemos que la cantidad de tal o mas cual producción es insuficiente aún». ¿Por qué en lugar de tan reiterado lamento, ya no sabemos si del periodista o del «cuadro»; no concentrar esos esfuerzos los cuales no dudamos que sean ciertos, y nos aseguremos de producir un alimento, uno solo, que pueda ser verdadera y sostenidamente «suficiente» y que además el mismo pueda convertirse en un excedente con la suficiente calidad para aspirar a ser exportado. Luego, añadir a ese, cuando esté consolidado, nuevamente con esfuerzos de todo el país e incorporar otro de iguales característica. (caña, maíz, boniato algunos entre otros productos que sirvan de base en una cadena productica de pollo, huevo. Si los excedentes resultan mayores se puede encadenar con cerdo, vacunos y sus derivados leche, queso etc. Recordemos que esto se hacia antes a nivel familiar en nuestros campos, ¿es que no se puede hacer a nivel de Estado, incluso contando con la voluntad política de querer ser autosuficientes?. Solo hablo de alimentos; pues son conocidos otros esfuerzos y resultados en medicina, deporte, música, industrias básicas etc.
Visite la plaza del mercado y verá viandas,frutas y vegetales en abundancia..Eso si aprecia prohibitivos para la mayoría..Pero por qué existe una sola plaza, lugar donde los vendedores se ponen de acuerdo con los precios,algo que en capitalismo más duro está prohibido..Porque el estado no estimula la competencia y castiga la fijación de precios?..En unos pocos años y con muchísimas trabas,la gestión privada ha demostrado ser muy superior a la estatal.Quien no lo ve es que no quiere verlo
Sucede que hasta que no fusilen a tres o cuatro por jugar con los alimentos del pueblo, esta situacion no se va a acabar, argumentos validos, millones, pruebas suficientes, miles, lo que sucede es que no se acaba de responsabilizar a nadie con la pena maxima por las decisiones que se toman con afectacion al pueblo que es que paga las consecuencias.
bd, que se le den los recursos al camapesino para que el mismo acopie, transporte y venda la mercancia y veran como se acaba el problema, esa es la verdadera cadena productiva sin intermediarios,para que acopio , hay que capitalizarlo de nuevo, hay que invertir en el, la situacion no esta para eso, inviertan en el productor, denle los medios de acopio y transporte al productor para que el sea el encargado de acopiar sus produccciones , transportarlas y comercializarlas hacia el destino final sea mercado o industria, como se hace en el mundo entero, a nivel mundial las producciones agricolas no son estatales son familiares(agricultura familiar), el pollo , la manzana, la uva , casi todo lo que se importa proviene de granjas familiares, por que no se toma esa experiencia, si ya el productor tiene la tierra que se hace falta para que esto se lleve a cabo, solo una cosa el cambio de mentalidad, el estado tiene que encargarse de las grandes industrias para producir insumos para este productor y las comercializadoras mayoristas para satisfacer la demanda de este segmento, a demas de controlar la politica impositiva que genera esta producccion y comercializacion, a demas de la politica de precios y aclaro no es privatizar, es descentralizar para evitar cuellos de botella, invertir objetivamente y lograr que los alimentos lleguen a la poblacion que es lo importante