Fuera de su ecosistema natural, conocido como Arenas Blancas de Casilda, la Condea ruvularis sobrevive. Un grupo de especialistas vinculados a un proyecto de conservación de esta y otras especies endémicas en peligro crítico de extinción laboran en su regeneración en el Jardín Botánico de Sancti Spíritus.
Única de su tipo en el mundo y con apenas 48 individuos localizados en un hábitat que abarca alrededor de 10 kilómetros, en la costa sur de Trinidad, el arbusto, conocido también como cominillo de Casilda, permanece seriamente amenazado por la acción desmedida del hombre y, en particular, por la explotación del suelo donde se encuentra, ya sea con fines asociados a la actividad minera o a la crianza de ganado.
En declaraciones a Escambray, Roberto Guerra Meriño, especialista principal del Jardín Botánico, perteneciente al Centro de Servicios Ambientales en la ciudad cabecera, dijo que en el 2017 iniciaron el estudio de la flora en dicho ecosistema, donde aparecen también otras especies endémicas locales como la Psidium claraense y la Varronia intricata.
“Tras la reproducción de estas en el vivero —aclara Roberto—, pasaremos a otra fase del proyecto, iniciado hace dos años y que se extenderá hasta el 2020; se trata de trasladar elementos naturales —componentes del suelo— de su hábitat originario hasta un área expositiva del Jardín Botánico, donde además de conservarlas, formarán parte de nuestras colecciones ex situ para que puedan ser apreciadas por quienes nos visiten”.
Igualmente, el especialista abundó en lo complejo que resultó obtener nuevas plantas del cominillo de Casilda, del cual disponen ya de 12 ejemplares logrados mediante la siembra de esquejes, demostrando, asimismo, de que se pueden desarrollar en un sustrato no original, compuesto por la mezcla de arena de río, materia orgánica y tierra.
“Los arbustos juveniles nacidos en nuestro centro poseen el tamaño de los que habitan desde hace muchos años en el ecosistema natural; eso indica que, además de reproducirlos, se pueden preservar fuera de ese entorno en caso de que se destruyan las poblaciones existentes en Casilda”, argumenta Guerra Meriño.
Estudios fenológicos in situ realizados a esta especie botánica mediante un seguimiento mensual permiten comprobar su evolución, floración, frutos, follaje, altura y grueso del tallo, entre otras características; aunque se trata de un arbusto con difícil regeneración natural, por lo que el hecho de haberlo desarrollado en condiciones distintas a las de su ecosistema deviene un logro de extraordinario valor.
Varias son las acciones que enfrentan los especialistas del Jardín Botánico espirituano para proteger las plantas amenazadas; pero dentro de las más significativas figuran el desarrollo de una tesis de maestría sobre el impacto negativo en el ecosistema Arenas Blancas de Casilda y una investigación por parte del Departamento de Química-Farmacia, de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas encaminada a determinar el potencial medicinal de las especies endémicas y con peligro de extinción radicadas en el referido lugar.
Hola, ante este comentario me surge la duda y me gustaría saber qué otros nombres vulgares podría tener esta planta, en la ciudad nuclear se cultiva una que se conoce como oreganito y tiene esa descripción.
Pregutar al «especialista» si el nombre es cominillo u oreganillo. Mi hijo participó en el círculo de interés de Botánica que se hizo en Casilda y esa planta la conocemos como oreganillo, porque es de la misma familia que el orégano común y huele parecido, y como tiene las hojas chiquitas se le dice «oreganillo», cominillo nunca se le dijo. El señor Roberto, que por cierto no es el que llevaba esa actividad aquí en Casilda, a lo mejor no sabe eso. Que le pregunte a Julio Pavel o Lisset que son los compañeros que crearon la actividad de conservación de esas plantas en el Jardín Botánico, allá en la ciudad de Sancti Spíritus.