Arde la llama panamericana

Entran en acción atletas espirituanos en la jornada sabatina de los juegos continentales

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La dupla de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge debe aportar la primera medalla.
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La dupla de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge debe aportar la primera medalla.

Entran en acción atletas espirituanos en la jornada sabatina de los juegos continentales

Entre emisiones volcánicas y temperaturas que contrastan con el calor que llevaron impregnados los cuerpos cubanos, los XVIII Juegos Panamericanos de Lima ya prendieron su llama.

Antes de que el fuego diera el toque oficial al evento, en medio de una ceremonia marcada por el sello ancestral de la cultura incaica, ya desde días antes, exactamente dos, parte de los más de 6 600 atletas ya habían entrado en acción en varios escenarios de los 39 deportes convocados.

De ese preludio Cuba fue también protagonista en el comienzo de una batalla a la que llega con los pies más puestos en la realidad y pronósticos mucho más atemperados al escenario. A Lima no llegamos con el excesivo y entusiasta triunfalismo que nos acompañó en las últimas citas multideportivas, lo cual no quiere decir, ni por asomo, que la delegación antillana haya renunciado a las ansias de triunfo que la distinguen siempre.

Pero, luego de los fiascos de los pronósticos del organismo deportivo nacional en Toronto 2015 —cuando por primera vez desde 1971 Cuba fue relegada como segunda potencia continental y paró en el cuarto puesto, algo similar a lo acontecido en Barranquilla 2018 cuando México nos desbancó del trono centroamericano, tras más de 50 años de reinado absoluto—, ahora los vaticinios parecen más objetivos. Así la afición debe estar mejor preparada a la hora de seguir a los nuestros, que deberán luchar con los dientes para al menos mantenerse entre las cinco primeras naciones, algo que suena raro en un país con el abolengo deportivo del nuestro.

Mirar a Lima con matices nos hará disfrutar mejor de cada presentación de los 420 atletas cubanos que salen a las competiciones. Las razones no están solo en las ausencias en más de 150 pruebas; unas por no existir en el esquema deportivo nacional y otras porque no se pudo lograr el cupo en los clasificatorios.

Ese es, sin embargo, un asunto de peso. El otro es el crecimiento del continente en el deporte, que ha logrado sobrevivir a la inestabilidad política —incluida la de la sede—, a partir de fórmulas que incluyen el patrocinio, la inversión de altas sumas de dinero, la inserción en otros escenarios de mayor calidad y la comercialización, variables en las que Cuba lleva desventaja. De ahí que, más allá del estudio de contrarios, del modelaje y las estrategias, la inmensa mayoría de los atletas se enteran del estado de sus rivales ya en plena competencia porque no tienen el suficiente conocimiento sobre los mismos y también porque más del 60 por ciento de la delegación tiene en Lima su primera experiencia panamericana.

Otra razón apunta al descenso cualitativo experimentado por no pocas disciplinas a nivel internacional, matizado por el éxodo que sigue marcando el cuatrienio panamericano y por carencias económicas y financieras internas. De ese declive habla no solo la historia de las últimas citas antes mencionadas, sino el desempeño de las principales figuras en competiciones a nivel internacional tanto en el 2018 como en el 2019; y hablo no solo del béisbol, que, aunque es el más resonado, no es el único, pues lo mismo ocurre en el atletismo, el judo, el remo, el voleibol…

Estudiado el asunto desde la frialdad —no de las temperaturas limeñas, sino de las estadísticas—, debido a la historia, la composición de las delegaciones y otros por cuantos, Estados Unidos, Canadá, Brasil, México y Cuba deben repartirse los mejores botines, mientras Colombia acecha un poco más atrás, pues sus pretensiones de desbancar a los nuestros en su propia casa en Barranquilla 2018 no pasaron de ser eso mismo.

De manera que la expectación reinará en toda la isla hasta el 11 de agosto, lapso en que, más que todo, debemos disfrutar y seguir el desempeño de nuestros atletas. También cada medalla que se logre por la cuota de entrega, sacrificio personal y valentía que supondrá. Otra vez la eficiencia decidirá en la ubicación final del medallero en un calendario diseñado dramatúrgicamente para que, como nos ha pasado en las versiones multideportivas anteriores, nos mantengamos hasta el final contando medallas y sacando cuentas, porque lo mejor, según las autoridades deportivas cubanas, debe llegar al cierre con el boxeo, la lucha, el atletismo y el judo, mientras se espera que en los inicios el canotaje, el tiro y la gimnasia artística no hagan quedar mal a los expertos.

Desde Sancti Spíritus sobran razones para sentarse frente a la televisión que anuncia trasmisiones corridas de 24 horas, algo similar a la radio. Con la inclusión de los peloteros Pedro Álvarez y Yunior Ibarra, la cifra de participantes yayaberos llegó a 23.

Se ha adelantado con sólidos argumentos que puede ser espirituana la primera medalla dorada de Cuba porque en la mañana de este sábado compite el canoísta Serguey Torres Madrigal en el C-2 a 1 000 metros en dupla con Fernando Dayán Jorge.

De él y de otros, como las tiradoras Eglys de la Cruz y Lisbet Hernández, el luchador Reineris Andreu, el boxeador Yosbany Veitía y hasta de los peloteros se esperan los mayores aportes. Aunque ya usted sabe que estas competiciones son pródigas en sorpresas, para mal y para bien, nuestro deseo es que prevalezcan las segundas.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

Comentario

  1. Ya hoy hacen un poco mas de 72 horas de este escrito de Elsa, y en un momento en el que ya hace unos años estabamos cosechando resultados en este caso del beisbol, hoy lo que existe entre los seguidores de este deporte es furia ante aquellos deportistas que fueron a representar la tierra donde nacieron y no han hecho ningun trabajo para merecer respeto al deporte, ¿Me pregunto como es que rinden fuera de Cuba y cuando representan la patria son la imagenes de muñecos de trapo en home lo que parecen?…..¿Hasta cuando va a predominar el criterio unipersonal del entrenador jefe para la toma de decisiones ante un cambio de pitcher?…¿Es que montarse en un avion e ir a representar el pueblo cubano en eventos competitivos se ha convertido evidentemente en un negocio, o es el amor a la camiseta y a este pais lo que mueve a los jugadores?…..ANALICEN LO QUE ESCRIBO, que hay elites viviendo del recuerdo o de esto y para nada esa actitud esta dando resultados.

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