Apreciablemente afligido el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva acompañó este sábado en Sao Bernardo do Campo, Sao Paulo, el velorio de uno de sus seis nietos, quien murió el viernes de meningitis meningocócica.
Arthur Lula da Silva, de siete años, falleció por esa dolencia en un hospital de Sao Paulo.
Vestido de camisa celeste, traje oscuro y sin corbata, Lula, quien permanece preso en Curitiba, subió a las 07:00 hora local a un helicóptero en la sede de la Policía Federal (PF) de la capital de Paraná, para su traslado al aeropuerto de Bacacheri, donde abordó un aeroplano gubernamental.
Una hora y media más tarde y bien escoltado arribó al aeropuerto de Congonhas y en otro autogiro viajó y llegó al final de la mañana a São Bernardo do Campo, donde en las afueras del cementerio y crematorio Jardín de la Colina unas 250 personas transmitieron mensajes de solidaridad.
Seguidores del exgobernante gritaron y exhibieron letreros con el slogan Lula libre. Entre el grupo de familiares, amigos y partidarios se encontraban la expresidenta Dilma Rousseff y el político Fernando Haddad, excandidato presidencial.
‘Los padres no deberían enterrar a un hijo y un abuelo no debería enterrar a su nieto’, dijo el exlíder metalúrgico, según transmitió la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, quien lo visitó este viernes después de la afligida noticia.
De acuerdo con Hoffmann, Lula está muy ‘emocionado y abatido’ y habría llorado varias veces. ‘Nunca esperé una historia como ésta’, recalcó, de acuerdo con la senadora.
Para pedir
autorización y asistir al sepelio, los abogados del exsindicalista argumentaron
que la Ley de Ejecución Penal prevé que presos dejen la cárcel para asistir a
velorios de parientes cercanos. En enero, Lula solicitó permiso para abandonar
el penal e ir al funeral de su hermano, Genival Ignacio da Silva, conocido como
Vavá, quien murió como consecuencia de cáncer en el pulmón.
Sin embargo, la petición fue negada por la jueza Carolina Lebbos y confirmada
por el magistrado federal Leandro Paulsen.
Pero el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Antonio Dias Toffoli,
aceptó el recurso de la defensa y autorizó la salida de Lula, pero este declinó
dejar la celda por las condiciones impuestas en el fallo de encontrarse con los
allegados en un cuartel de las Fuerzas Armadas.
Desde abril, el exjefe de Estado permanece preso tras ser penado a 12 años y un
mes de cárcel en segunda instancia, en un caso de presuntos hechos de
corrupción vinculados a la petrolera estatal Petrobras.
En febrero fue objeto de una segunda condena, esta vez a 12 años y 11 meses en
la operación anticorrupción Lava Jato, por reparaciones millonarias en una casa
de campo concedida a su familia para el disfrute.
Y que haran las Organizaciones Mundiales, como la ONU, para no dejar que sigan cometiendose esos barbarismos por parte de la derecha, un hombre preso, sin pruebas reales, que ayudo a miles de brasileros y a otros pueblos del mundo. Algún día tendrán que pagar por tanta injusticia los responsables