Los estados miembros de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) emitieron la Declaración de Managua, donde llaman a la paz, la unidad, cooperación y respeto a la autodeterminación de los pueblos caribeños.
El documento debe ser aprobado este viernes por los jefes de Estado y/o de Gobierno de los países de la región durante la jornada final de la VIII Cumbre de la AEC, que sesiona en esta capital, explicó el vicecanciller nicaragüense Valdrack Jaentschke tras dar a conocer los principales puntos de la propuesta.
La Declaración de Managua está centrada en fortalecer el propósito fundacional de la AEC de fungir como mecanismo para la consulta, la cooperación y la acción concertada en las esferas del comercio, el transporte, el turismo sostenible y los desastres naturales en el área Caribe.
Vigente durante el período 2019-2021, también propone acciones para el fomento de la educación, la cultura, el deporte y el proceso continuo de fortalecimiento de la identidad de los países del área.
‘La declaración […] hace un llamado a la unidad, a la cooperación y a la acción cercana entre los Estados miembros y miembros asociados a que conformen el Gran Caribe para hacer frente a las consecuencias del cambio climático’, comentó Jaentschke.
El diplomático agregó que además clama por la paz, el desarrollo económico sostenible y duradero, la protección del mar Caribe, y el respeto de la soberanía y a la autodeterminación de los pueblos de la región.
La VIII Cumbre de
la AEC sesiona bajo el lema Uniendo esfuerzos en el Caribe para
enfrentar las consecuencias del cambio climático, cuenta con la
asistencia de delegaciones de los 25 estados miembros y nueve asociados,
y de representantes de 17 países observadores y seis organismos
internacionales, entre ellos la Unión Europea, la Comunidad del Caribe, y
el Sistema de la Integración Centroamericana.
El evento desarrollado en el país hermano de Nicaragua, con la participación de los estados miembros de la Asociación de Estados del Caribe, es una nueva victoria ante las desasertadas patrañas que continúa desarrollando el imperio en función de minimizar los logros del siclo político revolucionario de Latinoamérica.