La breve visita que el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, concluyó en Washington confirmó la subordinación y alineamiento de su gobierno a los intereses de Estados Unidos que causan un nuevo desorden y desafíos para la diplomacia internacional.
Analistas alertan que el gobernante estadounidense, Donald Trump, le puso la guinda al pastel cuando en una calmada rueda de prensa propuso a Brasil como aliado distinguido fuera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y más aún planteó que el gigante sudamericano integre el pacto militar.
Esa confesión apunta que su administración pudiera considerar a Brasil como aliado extraterritorial de la OTAN, igual trato que le confirió a Colombia, también parte de su estrategia de intervención contra Venezuela.
Tras repetidas señas de complicidad y estrechones de mano, el mandatario norteamericano glorificó además a su visitante y dijo que el hombre representado como el ‘Trump tropical’ hizo ‘un trabajo muy sobresaliente’.
Comentó que el político de extrema derecha realizó una campaña electoral increíble y se sentía honrado de la comparación de su victoria en las urnas con la suya en las elecciones generales de hace tres años.
Para no quedarse atrás, Bolsonaro refirió que tenía muchas cosas en común ‘con el señor Donald Trump. Él quiere un Estados Unidos grande, yo quiero un Brasil grande’, recalcó.
Presagió que su homólogo será reelecto en los comicios del 2020 y pese a ser ‘un asunto interno de Estados Unidos… creo firmemente en la reelección de Donald Trump’.
Argumentó que ‘el pueblo que lo apoyó en las elecciones anteriores repetirá ese voto con toda seguridad’.
Para confirmar su ciego alineamiento con Washington, Bolsonaro no descartó que pueda apoyar una posible intervención de Estados Unidos en Venezuela, tras Trump aseverar que se mantenían ‘todas las opciones sobre la mesa’ y amenazara con endurecer las sanciones a Caracas.
Más con gestos que palabras, Trump agradeció a su invitado y dio punto final a la rueda de prensa.
En un anterior encuentro en la Casa Blanca, el gobernante norteño admitió que apoya los esfuerzos de Brasil para integrar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Ratificó asimismo que las negociaciones entre los dos países deben avanzar en las áreas de seguridad militar y del comercio.
‘Estamos trabajando con varias cuestiones militares y cuestiones de visado para funcionar mejor, Brasil produce grandes productos y nosotros también. Creo que el comercio va a aumentar sustancialmente entre los dos países’, subrayó Trump, tras recibir como regalo de Bolsonaro una camiseta con el número 10 de la selección brasileña de fútbol.
‘Brasil es un gran país. La gran potencia del fútbol. Tiene grandes jugadores, puedo recordar a Pelé (Edson Arantes do Nascimento) y tantos otros’, comentó el multimillonario presidente al contemplar la prenda deportiva.
El excapitán del Ejército brasileño explicó que eligió tal número por las muchas alegrías que Pelé le dio a Brasil. ‘La camiseta que simboliza al mayor jugador de todos los tiempos’, acentúo.
Reconoció su gozo por reunirse con el ocupante de la Casa Blanca. ‘Es una satisfacción estar en Estados Unidos, después de algunas décadas de algunos presidentes antiamericanos, Brasil cambió a partir de 2019’, apuntó.
Interrogado sobre si en algún momento imaginó que se reuniera con Trump, el exmilitar brasileño respondió: ‘Es un milagro estar vivo’.
Los dos jefes de Estado conversaron sobre comercio, inversiones y la situación en Venezuela, problema en el que Brasilia se alinea con Washington en su empeño de derrocar al presidente constitucional, Nicolás Maduro.
Bolsonaro firmó en la jornada, con su anfitrión, acuerdos de salvaguardas tecnológicas para que empresas estadounidenses lancen cohetes transportadores de satélites desde la base espacial de Alcántara, en el norteño estado brasileño de Maranhão.
Antes de su llegada a la mansión ejecutiva, el político visitante se reunió en la Blair House, residencia oficial para los invitados del presidente de Estados Unidos, con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, puntal en la maniobra de injerencia contra Caracas.
La víspera, Bolsonaro comenzó el día con una visita a la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y, entre otros contactos y recorridos, disertó en la Cámara de Comercio de Washington sobre las perspectivas de Brasil.
El domingo centenas de brasileños y estadounidenses se congregaron frente a la Casa Blanca para protestar contra la visita oficial de Bolsonaro.
Comentaristas políticos aseguran que con su viaje a Estados Unidos, Bolsonaro rompió la tradición de los electos mandatarios brasileños de realizar su primera visita oficial a Argentina.
Además quebró la habitual diplomacia de Brasil de buscar distancia con las grandes potencias y estrechar relaciones Sur-Sur.
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