Cambié la carpintería por la tierra (+fotos)

Miguel Díaz-Canel, entonces primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, visitó al productor en el 2016. (Foto: Vicente Brito/ Escambray) Eliécer Pérez López tiene en el tabaco tapado su mejor carta de presentación, mas la diversidad productiva y el apego a la contratación lo apuntalan entre la

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Miguel Díaz-Canel, entonces primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, visitó al productor en el 2016. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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Miguel Díaz-Canel, entonces primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, visitó al productor en el 2016. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Eliécer Pérez López tiene en el tabaco tapado su mejor carta de presentación, mas la diversidad productiva y el apego a la contratación lo apuntalan entre la vanguardia campesina espirituana

Eliécer Pérez López no desembarcó en la tierra por la ruta tradicional; en tiempos de juventud el mundo de la madera y el aserrín le ocuparon sus primeros horizontes laborales en el natal Cabaiguán; pero, como casi todos los habitantes de un pueblo rodeado de tierra fértil, desde niño tuvo también mucho roce con las sitierías. En aquel momento ni él mismo sabía que la semilla escondida que llevaba dentro germinaría después.

Concluido el Servicio Militar y en plena contracción económica de los años 90 del siglo pasado, Eliécer entendió que era el momento de darle un giro a su rumbo. No se sentía atraído por las carreras universitarias, tampoco lo desvelaba emplantillar su vida en una urbe de mayor renombre. Tomó entonces la decisión más acertada de cara al futuro: “Cambié la carpintería por la tierra”.

“Del campo sabía poco y tuve que aprender a cabezazos”, así define su debut como usufructuario de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Nieves Morejón. Aunque el tabaco tapado es su mejor carta de presentación, la diversidad productiva y el apego a la contratación son avales que lo sitúan entre la vanguardia campesina espirituana.

En el contexto del aniversario 60 de la firma de la Ley de Reforma Agraria, Escambray destapa la obra agrícola de Eliécer Pérez, productor que ha dedicado más de la mitad de sus 45 años al campo, 11 de ellos asentado en la zona de La Campana, sitio donde ha fraguado el mejor resultado de su carrera de usufructuario: la producción de tabaco tapado. Llegó a figurar como el mejor cosechero del país hace cuatro años y hoy no es segundo de nadie en un territorio plagado de buenos tapaleros.

“Mi papá es carpintero, yo soy medio carpintero también, pero fui para el campo por necesidad, en medio del período especial; empecé a sembrar comida, aquello me gustó más que la carpintería y me quedé; tanto que desarmé la casa en Cabaiguán y fabriqué aquí, para atrás no hay regreso”.

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Combinar los cultivos varios con el tabaco tapado es uno de los aciertos productivos del cooperativista. (Foto: José Luis Camellón/ Escambray)

¿Qué desafíos tiene hoy el cosechero?

En el campo todo es trabajo fuerte, bajo el sol, pero me gusta sembrar y ver crecer esos cultivos; claro, esto lleva sacrificio, conocimientos y mucha dedicación. A sembrar y producir no te enseña ninguna escuela, es cuestión de aplicar lo que ya se sabe, lo que ha practicado otro; en mi caso me ayudó mucho acercarme a un campesino con muchos resultados como Félix Álvarez, él es un libro en la tierra.

El campo es igual que la Medicina, va cambiando y, como está expuesto constantemente al clima, entonces uno tiene que atemperarse a las circunstancias, superarse siempre porque la tecnología no es la misma, el productor que se quede a la antigua no evoluciona, no progresa. Ahora, el mayor desafío de un cosechero es sobreponerse a la inexperiencia, por eso enseñan tanto los cabezazos, así aprendí a cultivar tabaco tapado, modalidad difícil y exigente.

Empecé sin nada, pidiendo prestada hasta la yunta de bueyes, con una turbinita que mojaba poco y, prácticamente, sin conocimientos; hoy tengo garantía de agua y electrificado el riego; poco a poco logré crear una infraestructura, con garantía para asumir planes y producir. Siempre he tenido una máxima: tratar de dar los pasos en firme, hacer las cosas como son, soy enemigo de la chapucería; lo otro es que la tierra no entiende de día feriado y, como dice Félix Álvarez, “la Agricultura no debería tener en la semana el domingo”; por eso descanso del campo cuando llueve.

¿Cómo compaginar con acierto la diversidad de cultivos?

Lo primero es organizar el trabajo, me pongo por las noches a repasar lo de mañana, hay que evitar la improvisación; aunque si te llueve de noche o amaneces con un aguacero hay que variarlo todo; en período seco te puedes planificar mejor, pero en etapa de lluvia no siempre puedes hacer lo que pensaste.

Para meterte a producir cultivos varios, tabaco, leche y carne de cerdo hay que acudir a los jornaleros, pero estoy entre ellos y me embarro de tierra. No te imaginas las carreras que uno da para llevar a la par tantas producciones, cumplir los planes y la contratación, que es el mecanismo al que siempre acudo porque me da seguridad con el destino comercial.

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Producir tabaco tapado de calidad, uno de los desvelos de Eliécer Pérez. (Foto: José Luis Camellón/ Escambray)

¿Por qué ese apego al tabaco tapado?

Desde un inicio sembré tabaco sol en palo, parece que por la herencia que significa ser de Cabaiguán, pero fui de los primeros 12 en iniciar hace seis años en la provincia la modalidad del tapado; fuimos a Pinar del Río y a Ciego de Ávila a buscar esa experiencia. No me asustó pasar de una tecnología a otra porque ese mundo del tapado es bonito, te enseña mucho, se reconocen mejor los resultados, lo trabaja cualquier persona; además, cada vez hay menos cortadores de tabaco para el sol en palo. La primera vega de tapado fue de 45 quintales, en la de ahora debo andar por los 180; mientras exista esta modalidad seguiré con ella.

¿Qué pautas guían la obra agrícola de Eliécer?

Para salir bien en cualquier cosecha la base es preparar bien la tierra, siempre tengo en mente lo que decía mi abuelo: “La vega está en la punta del arado”; hay que tener mucho sentido de lo que lleva prioridad; soy muy exigente con la calidad de las labores y casi siempre las cosas salen bien cuando puedes dar el golpe a tiempo; pero el productor tiene que sembrar lo que puede asistir.

En lo que va de este año he aportado más de 2 000 quintales de productos, no soy un productor de vender por la izquierda porque, si me dan los recursos y me apoyan, tengo que corresponder con eso y cumplir los contratos, es un compromiso moral. Si me dieron estas tierras en usufructo el objetivo es entregar las producciones al pueblo y al Estado.

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A sembrar y producir no te enseña ninguna escuela, es cuestión de aplicar lo que ya se sabe, lo que ha practicado otro, asegura Eliécer. (Foto: José Luis Camellón/ Escambray)

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. Doy fe de todo ello, conozco a Eliecer antes de decidirse por el campo y soy testigo de cuanto ha luchado por llegar a donde está ahora, Necesitamos muchos Eliecer en Cuba, un fuerte abrazo hermano y sigue así

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