Desde Cariblanca, Fomento, la lectora Rosario Crespo Ugando narra en su misiva que su hijo, quien estudia desde el sexto grado en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) radicada en Sancti Spíritus, viajaba hasta el pasado curso desde la cabecera municipal hacia esa comunidad, y viceversa, por sus propios medios, pero llegaba a tiempo para abordar el ómnibus de regreso al colegio.
Agrega que en el pase del 20 de septiembre, con retorno el 22, lo llevaron hasta el lugar de residencia y allí lo recogieron; pero en el del 4 de octubre el chofer lo dejó en Fomento, aunque llovía fuerte, alegando que había sido reprendido por excederse en el recorrido la vez anterior. Apunta que ese día el muchacho caminó 10 kilómetros bajo la lluvia, ya que no encontró vehículo alguno del cual auxiliarse.
Rosario, quien no considera justo lo sucedido, reflexiona: “Si la escuela da la ruta hasta aquí el fin de semana, o la Base de Transporte, ¿por qué tuvo que suceder esto, con las inclemencias del tiempo tan malas? Dejar a un alumno así, a mitad de camino, sin saber si podía o no llegar a su casa, no sé si será culpa del centro o de la entidad que pone los ómnibus”. También cuestiona: “Si al chofer le fue asignado ese combustible, ¿adónde fue a parar?”.
Escambray contactó con Danay Torres Montané, jefa del Grupo de Operaciones, Comercial y GPS en la Unidad Empresarial de Base Transportes Escolares Sancti Spíritus, quien explicó que para el presente curso no hubo incremento en los recorridos de ninguno de los municipios, debido a las consabidas limitaciones de combustible que afronta el país, y que para incluir el mencionado lugar en la ruta de Fomento sería preciso que la escuela, previa revisión de su plan de kilometraje, suprimiera algún otro punto.
Al conversar con Yunier Orihuela Labañino, subdirector general de la EIDE, se mostró dispuesto a acudir a esa alternativa para resolver de inmediato el problema, pero Reinaldo Gómez Gallardo, subdirector de Formación y Educación Deportiva en la propia institución, minutos después aportó un elemento no tan nuevo como contundente: había revisado el kilometraje aprobado desde hace años y el mismo incluye la entrada a Cariblanca.
El caso denota falta de control por una y otra partes, pese a que ambas aseguran tener excelentes vínculos de trabajo. La enseñanza es, también que, aunque se trate de un solo discípulo, nunca debe faltar la comunicación. Que el hijo de Rosario, ahora en el nivel secundario, viajase por su cuenta 10 kilómetros cuando pudo hacerlo en un ómnibus contratado por su escuela resulta no solo injusto, sino, además, muy cuestionable.
Escambray entiende oportuno aclarar el asunto y responder a este medio de prensa: ¿por qué se ha incumplido durante tanto tiempo lo establecido, y se reprende al chofer que en septiembre hizo lo correcto?, ¿cómo es que ese tramo figura en el kilometraje de la EIDE y Transportes Escolares actúa como si no apareciera en el suyo? Si se asignaba combustible para llegar de Fomento a Cariblanca, ¿qué destino tomaba? Y, por último: ¿habría seguido sin cubrirse una ruta pactada de no ser por la carta enviada a nuestra redacción?
Quiero aclarar en la parte que se plantea que el combustible asignado al chofer, ¿a dónde fue a parar?, señalar que ese equipo tiene el Sistema de Gestión y control de Floya (GPS), esto no permite que el combustible se pueda desviar ya que si el carro no recorrió el kilometraje el diesel queda en el tanque y será utilizado en otra transportación que planifique la Dirección, este análisis se realiza al llegar a la base y según el índice de consumo se sabe cuánto consumió. Por tanto ese aspecto que plantea la periodista no tiene lógica en este caso.