En el mapa agropecuario de Cuba hay parajes espirituanos que se posicionan por méritos propios: Banao, Sur del Jíbaro, Managuaco, Valle del Caonao…; sin embargo, a la par de esos emporios de comida y ganadería hubo otro escalón de la campiña que le dio notoriedad al territorio: las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), cuyo liderazgo en décadas pasadas trascendió el contexto nacional.
Estas estructuras no estuvieron ajenas al impacto de la crisis de los años 90 del siglo pasado y el fantasma de las tierras vacías, la improductividad, la pérdida de brazos, el deterioro económico y el debilitamiento del patrimonio, entre otras causas, estrecharon no solo la producción, también la vida en los asentamientos, por lo que muy pocas —para no ser absoluto— escaparon del retroceso y casi todas se quedaron atrás en el desarrollo y la producción.
RESCATE NECESARIO
La utilidad de la recuperación de las 47 cooperativas no radica en la magnitud del suelo que explotan —10 por ciento del área agrícola de la provincia—, sino en la potencialidad y la garantía que representan a la hora de comercializar sus renglones.
En la primera etapa el movimiento de rescate concentra la prioridad a escala provincial en Cabaiguán —en el resto de los municipios depende de los propios territorios—, con un programa de trabajo individualizado y dirigido hacia el autoabastecimiento territorial para buscar por esa vía mayor cantidad de comida a partir de la seguridad que ofrece su vínculo con el Estado, señaló Fidel Rocha Duménigo, jefe del Departamento de Desarrollo Cooperativo en la Delegación Provincial de la Agricultura.
“Todavía hay muchas áreas ociosas en las CPA, el programa busca escalonadamente incorporarlas a la explotación, arrimar proyectos e inversiones; se puede decir que estamos en un momento de recuperación, pero muy lejos de los resultados que una vez tuvieron esas bases; hay que impulsar más la diversificación, la preparación de la fuerza técnica y el uso de la ciencia”, refirió.
RESUCITA LA JUAN GONZÁLEZ
Tal vez porque fue de las CPA más grandes del país en extensión y socios, con niveles de producción apreciables, la recaída de esta base hincó tanto en el contexto agropecuario espirituano, en la vida del asentamiento y de los cooperativistas. Cabe recordar que su magnitud se estiró hasta las 3 416 hectáreas y ahora su patrimonio de suelo llega a las 1 582 hectáreas, el resto de las tierras fueron liberadas para el Estado; reunió 346 asociados y casi rebaza los 100.
Para entender el cambio iniciado en esta base de Cabaiguán, hay que mirar atrás y escuchar a Raúl Rodríguez Sánchez, uno de los casi 40 jubilados activos. “La CPA llegó a repartir utilidades en el rango del millón de pesos, aportar 414 toneladas de tabaco y a disponer de 39 casas de cura; pero ese cultivo desapareció por muchos años, lo retomamos, ya tenemos cuatro casas con 12 toneladas de tabaco entregadas en la anterior cosecha”.
Antes y ahora, la producción principal es la ganadería —leche y carne—, incluido el ganado menor. Fue tan aguda la improductividad que la CPA detuvo en una etapa determinada la entrega de leche por concepto de autoconsumo y hasta salía a comprar 20 litros en Punta de Diamante para cubrir el reparto pactado con la bodega del asentamiento.
Pero en las cuentas económicas radica la mejor ilustración del deterioro. Hace tres años la cooperativa debía más de 4 millones y medio de pesos, totalizaba 22 créditos bancarios vencidos y más de un millón de pesos de deuda con la Empresa Porcina Provincial. A la Juan González, segunda Sociedad Agropecuaria creada en Cabaiguán —en 1963— y convertida en Cooperativa de Producción Agropecuaria a partir del Primer Congreso del Partido en 1975, le faltó poco para desaparecer del mapa productivo de Sancti Spíritus.
Cuando a Léster Pino Orozco, nativo del asentamiento, le hablaron de que asumiera la presidencia de la CPA, no pudo contener la frase: “Ustedes están locos”. Hasta ese momento era campesino de la vecina Cooperativa de Créditos y Servicios Patria o Muerte.
“Esos momentos iniciales fueron difíciles, no había dinero ni para el salario de los trabajadores, lo que se ingresaba era para pagar las deudas, el Banco perdió la confianza en la cooperativa, la masa vacuna en el 2016 se redujo a 262 cabezas, empezamos a comprar animales jóvenes de calidad genética y actualmente tenemos 1 592 cabezas, la extracción de leche ronda los 1 000 litros diarios, para estos tiempos eso es casi un récord; hay también 68 trabajadores contratados y muchos quieren incorporarse a la cooperativa”.
“Sucedió algo importante —añadió Léster Pino—, los compañeros del Banco vinieron aquí, les enseñamos las áreas, nos preguntaban: ‘¿Dónde van a poner el ganado si los potreros son de marabú?’. Les explicamos las proyecciones, vieron otra voluntad, nos dieron un voto de confianza y, si algo no ha faltado del 2016 para acá es el trabajo y el compromiso del colectivo, nos rodeamos de gente de aquí mismo que tiene experiencia; ya al finalizar el 2017 la deuda estaba saldada”.
“Cuando hay una buena dirección la cooperativa camina, lo que hay es que meterle el pecho a la tierra y usted verá como la CPA se encamina de nuevo”, manifestó Pedro Rodríguez Bonilla, uno de los más veteranos en activo. En plena faena de los cultivos varios, Leydi Monteagudo Carpio no oculta sus expectativas: “Casi empecé con el presidente nuevo, llegué a pensar que la Juan González no se recuperaría, pero se ha hecho un esfuerzo grande, es duro el trabajo del campo, ahora mismo son más de las once de la mañana, el sol está tremendo, pero hay que sacar la meta del día”.
En la CPA Juan González no frotaron la lámpara de Aladino, más bien reabrieron los horizontes productivos con acciones tan concretas como liberar de marabú más de 600 hectáreas, apelar a la vinculación del hombre al área y ha revivido tanto el sentido de la colectividad. “El presidente les dice a los ganaderos: ‘Mañana después que terminen en la vaquería, todo el mundo a recoger el boniato de Pozas o a cargar tabaco’; es increíble la respuesta de los trabajadores, la unidad que se ha logrado, esa actitud es la que nos asegura que no habrá otra vez retroceso”, sentenció Raúl Rodríguez.
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