El jefe de la dirección general de Estados Unidos en el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández, llamó hoy a intensificar la lucha por el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington al país caribeño.
La batalla
contra el bloqueo norteamericano no puede detenerse, tenemos que librarla en
todos los frentes, subrayó Fernández al intervenir en el XVI Foro de Organizaciones
de la Sociedad Civil Cubana efectuada en la sede de la Sociedad Económica de
Amigos del País en esta capital.
Explicó que la Ley Helms-Burton de 1996 intensifica la hostilidad contra la
nación antillana y con su marcado carácter extraterritorial busca
internacionalizar el bloqueo.
Las medidas más recientes del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, obstaculizan, entre otras cuestiones el desarrollo del comercio y la
transferencia de tecnologías hacia Cuba, dijo el diplomático.
Fernández también deploró la persecución financiera, la cual impide a la nación
caribeña solicitar créditos y efectuar pagos, haciendo estos procesos más
difíciles y costosos.
El embajador cubano también denunció las maniobras que realiza Washington para
obstaculizar la llegada de barcos con combustible al país, acción agresiva que
no consiguió paralizar el territorio nacional.
Aprovechó para destacar la actitud del pueblo de la Isla que por su compresión,
consciencia y solidaridad contribuyó a minimizar el impacto de una situación
energética coyuntural, y resaltó que tal hecho en otras latitudes hubiera sido
una verdadera catástrofe.
Fernández aclaró a las más de 130 organizaciones de la sociedad civil cubana
presentes en el lugar que toda la escalada está dirigida a arrancarle
concesiones al gobierno en materia de política doméstica y exterior.
Cuba no traicionará sus principios, ni abandonará a sus amigos, reiteró el
diplomático de la mayor de las Antillas.
Instó a no perder de vista los tres pilares que sustentan la política de la
Casa Blanca contra Cuba, la primera es el bloqueo económico, que busca doblegar
al pueblo por carencias, la segunda la subversión, dirigida a dañarnos en el
plano ideológico sembrando la apatía y desesperanza, para gestar la
inestabilidad social, y por último, el descredito mediático.
A través de este tienen la intención de satanizar el proceso revolucionario y
realizar campañas de calumnias que empañen el proyecto humanista iniciado en
1959.
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