Próximo a celebrarse el primero de diciembre, el Día Mundial de Lucha contra el VIH/Sida, Cuba mantiene la prevalencia de la infección de VIH más baja de América Latina y el Caribe, y una de las más bajas del hemisferio occidental con un 0,2 %-0,3 % de la población entre 15 a 49 años; y que ha estado entre las más bajas del mundo.
Así aseguró en conferencia de prensa Bárbara Venegas, funcionaria del departamento de ITS, VIH y Hepatitis de la Dirección Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
“Tenemos controlada la transmisión de VIH, la transmisión sanguínea, en menores de 14 años y en mujeres y varones heterosexuales. Además, está eliminada la transmisión materno-infantil de VIH y sífilis congénita”, explicó la especialista.
De acuerdo con la experta, este año el 80 % de los casos diagnosticados de VIH han sido del sexo masculino y el 86,2 % son hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). Durante el 2019 hicimos un incremento en la realización de pruebas de VIH, en la búsqueda en grupos clave, y se prepararon promotores de HSH que contribuyeron a lograr una mayor detección de estos casos en el país, refirió Venegas.
Hasta el cierre del mes de noviembre, aseguró, se constataba una discreta disminución de los casos y todas las provincias disminuían la detección, excepto Guantánamo, Cienfuegos y Las Tunas. “Con estos resultados pensamos que cerrará el año con mejores indicadores”, dijo.
Señaló la funcionaria del MINSAP que de los casos que se han diagnosticado este año, el 82 % tiene entre 20 y 54 años. Asimismo, todos los grupos de edades decrecen, aunque se aprecia un discreto incremento en mujeres en las edades de 45 a 49 años. En ambos sexos entre 55 y 59 años, y en hombres de 60 a 64 años.
También —indicó— disminuye la mortalidad por VIH-Sida en el país, el 87,3 % de los pacientes recibe tratamiento, y el 87 % de estos se diagnosticaron en estadios precoces de la enfermedad.
Como un elemento decisivo, Venegas señaló que en el transcurso del 2019 se ha logrado además la consolidación de la descentralización del diagnóstico en el país. “Ya todas las provincias confirman sus casos, lo cual posibilita que las muestras no tengan que viajar hacia otros territorios, se optimicen recursos humanos, reactivos, exista mayor oportunidad en el diagnóstico, y a su vez podamos ponerle tratamiento con mayor oportunidad a las personas y vincularlas a la atención medica con rapidez”, subrayó.
La especialista enfatizó en las metas 90-90-90 que para el 2020 se ha propuesto la región de cara a la epidemia y la primera de las cuales consiste en aumentar al 90 % las personas con VIH que conocen su diagnóstico, meta en la que Cuba está en un 87 %. “Debemos aumentar el testeo sobre la población clave donde se concentra el mayor número de casos, diversificando la oferta de pruebas e involucrando a las comunidades, dándole así cumplimiento al tema central del año que es la participación comunitaria”, destacó Venegas.
El segundo propósito —dijo— es aumentar al 90 % la proporción de personas con tratamientos antirretrovirales, ámbito en el cual Cuba se encuentra al 86 %, por lo cual se necesita ampliar más la cobertura, con el propósito de diagnosticar y tratar a las personas.
La tercera meta es aumentar al 90 % la proporción de personas bajo tratamiento con carga viral no detectable. En este indicador, el país está al 73, 8 %. “Es necesario trabajar aun más con la adherencia al tratamiento de los pacientes, pues esta meta es la que disminuye la carga viral comunitaria y por tanto la transmisión”, enfatizó la especialista.
Asimismo, destacó que este año se puso en práctica el nuevo plan estratégico nacional para el periodo 2019-2023, después de un análisis de las brechas y desafíos detectadas en los planes anteriores, al tiempo que se proyectaron nuevos ejes estratégicos con vistas a acelerar el fin de las epidemias de las ITS y el VIH como problema de salud hacia el 2030.
Las comunidades marcan la diferencia
Otto Peláez Sánchez, jefe del Centro Nacional de Prevención de las ITS/VIH-Sida ratificó que “frente al VIH la participación comunitaria marca la diferencia”, lema escogido para este primero de diciembre. “Nos referimos a sociedad civil agrupada en las redes que tenemos y la participación de todos los sectores, en la respuesta intersectorial a la epidemia”, dijo.
En ese sentido, resaltó el rol que han desempeñado en estos 33 años, desde que se diagnosticara el primer caso de VIH en la Isla en 1986, los más de 76 mil promotores para la educación de pares o iguales formados en el país, que cuenta con alrededor de 4 mil 500 promotores activos hoy en todo el territorio nacional.
Ello está organizado en ocho líneas de trabajo, las cuales agrupan a grupos vulnerables que por sus comportamientos específicos tienen mayor riesgo y suelen estar más expuestos a la epidemia: Personas que viven con VIH, HSH, personas que Practican Sexo Transaccional (PPST), y TransCuba, la cual se coordina junto al Centro Nacional de Educación Sexual.
“Las mujeres trans es una de las comunidades más pequeñas, pero de las más afectadas en tasas, en tanto el 19,7 % de esta población tiene VIH. Le siguen los Hombres que tienen Sexo con otros Hombres (HSH) con un 5,6 % y las Personas que practican sexo transaccional, con un 2,8 %”, comentó Peláez.
Trabajamos además con mujeres, jóvenes, y la línea de 50 años y más, constituida hace apenas tres años. Existen también la Línea de Consejería y Mercadeo Social de condones, agregó el especialista.
La especialista del Centro Nacional de Prevención ITS/VIH-Sida, Myrna Villalón, llamó la atención sobre el hecho de que, como resultado de la terapia antirretroviral, ya las personas viviendo con VIH no fallecen inmediatamente, sino que la epidemia va envejeciendo.
“Pero hay que insistir en el autocuidado en este grupo de personas porque ya se van insertando otras patologías y comorbilidades propias de la edad como la diabetes, la hipertensión, las artrosis, y los antirretrovirales no dejan de tener también sus reacciones secundarias”, destacó.
Por otra parte, no puede descuidarse la prevención de este grupo de edades, en tanto se han incrementado los casos en ambos sexos, y seguir pensando que en esta etapa de la vida no hay sexualidad activa, tanto en hombres como en mujeres.
Los datos ofrecen evidencia de que, aunque la epidemia cubana es una epidemia de hombres, con más del 70 % de las personas que viven con VIH, del sexo masculino, es importante no dejar fuera de los mensajes de prevención a las mujeres y las personas mayores, dijo Villalón.
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