Con la prosa martiana en ristre, el espirituano Medardo Brito Rosquet vuelve a ser noticia. Apostó, otra vez, por concursar en el certamen de décima, auspiciado por este órgano de prensa y dedicado a sus 40 años de existencia, y se llevó las palmas.
Tras analizar el total de obras llegadas por diferentes vías, un jurado, presidido por el reconocido escritor Marco Antonio Calderón, presidente del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), decidió conferirle el lauro a Glosa martiana por la riqueza tropológica y notable elaboración formal.
Formador de varias generaciones de estudiantes en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Eusebio Olivera, de Sancti Spíritus, el autor demostró un acertado uso de los recursos técnicos en función del discurso y la construcción de imágenes, donde lo polisémico se desliza sutilmente.
Escambray pone a disposición de sus lectores la obra premiada:
Glosa martiana
“Vierte, corazón, tu pena”
donde no se llegue a ver,
por soberbia, y por no ser
motivo de pena ajena.
Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
“juega la gente la vida”.
José Martí
“Vierte, corazón, tu pena”
por los que aceptan el yugo
y le ofrecen fruta y jugo
al cruel que los encadena.
Por los que olvidan la plena
dignidad y en franca huida,
van al nido que no anida.
No caben estos pequeños
junto a los que labran sueños
“Allá en la vega florida”
“Donde no se llegue a ver”
suelta esa pena. Sin dudas
jamás podrán estos Judas
ni lástima merecer.
De hinojos ante el poder
mendigan la recompensa,
bien distinta es esta inmensa
sed de vergüenza y amor,
que grita alegre un ¡sí! Por
“La de la heroica defensa”
“Por soberbia y por no ser”
sombra de su pretensión
marcan malos pasos con
el último mercader.
Qué diferente es tener
bajo un sol de luz intensa,
el coraje y la vergüenza
de un pueblo que sin temblar,
sigue dispuesto a luchar
“Por mantener lo que piensa”
“Motivo de pena ajena”
puede ser la desbandada
o reducirse a la nada
por ellos la propia pena.
La historia siempre condena
al flojo y al fratricida,
pero premiará la erguida
tierra donde inclaudicable
con un afán entrañable
“Juega la gente la vida”
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