La ventaja que mantiene hoy en las encuestas el presidente Evo Morales sobre su más cercano rival de cara a su reelección, aporta más credibilidad a las denuncias de injerencia de Estados Unidos para unificar el voto opositor.
Según la
primera encuesta nacional realizada por Ciesmori para la cadena multimedia El
Deber y publicada este domingo, Morales (37 por ciento) supera al ocupante del
segundo lugar y representante de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa (26
puntos porcentuales), su más cercano adversario.
Ubicado en tercera posición con nueve unidades sobre 100 se encuentra Ã’scar
Ortiz, de la Alianza Bolivia Dijo No (BDN); cuarto marcha Víctor Hugo Cárdenas
(tres por ciento), de Unidad Cívica Solidaridad (UCS), y el resto de los
aspirantes no superan el uno por ciento en la intención de votos.
De acuerdo con el estudio de Ciesmori, los votos en blanco y nulos suman 12
puntos sobre 100, un seis por ciento de los encuestados no saben por quién
votar, no reveló su decisión un dos por ciento y el uno por ciento no contestó.
Realizado entre el 12 y el 18 de julio en todas las ciudades capitales y el
área rural de los nueve departamentos del Estado Plurinacional, el estudio incluyó
2015 entrevistas con un 2,2 por ciento de margen de error.
Al referirse a este escenario, el analista político boliviano Hugo Moldiz opinó
que la derecha necesita concentrar en una sola candidatura ‘el voto duro de la
derecha’, teniendo en cuenta la tendencia en la cual ‘Evo va para arriba, Mesa
para abajo y Ortiz subiendo a costa del expresidente’.
Sobre esta base, el también exministro de Gobierno de Bolivia (2015),
responsabiliza a Washington de la renuncia a la vicepresidencia por BDN de
Edwin Rodríguez de cara a los comicios generales del 20 de octubre del año en
curso, en el artículo Intromisión de EE.UU. agrava la crisis de la derecha.
‘Esto es lo que ha servido para que los operadores de la embajada de EE.UU.
usen para presionar a Rodríguez por la vía del Comcipo (Comité Cívico) de
Potosí, de manera directa, y del Comité Pro Santa Cruz, tras bambalinas’.
Al referirse a los antecedentes, el politólogo recuerda que en noviembre de
2017, cuando el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia emitió un
fallo a favor de la candidatura de Morales-García Linera, el Departamento de
Estado norteamericano instó al presidente indígena a no presentar su
candidatura.
El Senado estadounidense, por su parte, aprobó una resolución en igual sentido.
Mesa, por su parte, viajó a Estados Unidos donde sostuvo reuniones con altos
funcionarios y senadores, y a su regreso reiteró ante la prensa que de triunfar
restablecerá relaciones plenas al más alto nivel con Washington.
Bolivia y Estados Unidos mantienen nexos a nivel de Ministros Consejeros,
después que en 2008 fuera expulsado por injerencia en los asuntos internos el
embajador Phillip Golberg, al igual que la Agencia Antinarcóticos (DEA, en
inglés) y la estadounidense para el Desarrollo (Usaid, por sus siglas en
inglés).
Adicionalmente, pese a prometer copiar del gobernante Movimiento al Socialismo
la preservación de la independencia y la soberanía en política exterior, Mesa
transparenta en su actitud hacia Venezuela su subordinación a los intereses de
los gobernantes estadounidenses.
Incluso, el periodista e historiador que presume de demócrata ha reiterado ante
la prensa su respaldo al autoproclamado presidente de esa nación suramericana,
Juan Guaidó, pese a los dos frustrados intentos de golpe de estado que el
denominado por Estados Unidos ‘mandatario encargado’ encabezó este año y las
denuncias de corrupción millonaria contra este y varios de sus allegados.
El objetivo de Washington es lograr que en una primera vuelta Morales no logre
más del 40 por ciento de las papeletas y 10 puntos de ventaja sobre el ocupante
del segundo lugar, lo cual le daría la reelección, para forzar un balotaje en
el que el voto de la oposición se concentre.
Para lograr ese objetivo, según Moldiz, Washington pretende sacrificar la
candidatura de Ortiz, y con esa ayuda Mesa apuesta a ganar.
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