El presidente venezolano Nicolás Maduro acusó este miércoles al exmandatario colombiano Álvaro Uribe de organizar un plan para asesinarlo a él y a otros líderes de su Gobierno con el apoyo de 32 mercenarios.
“Es un plan para ingresar 32 mercenarios para intentar asesinarme a mí y a dirigentes de la Revolución”, sostuvo el presidente Maduro desde el Palacio de Miraflores, en Caracas.
Esta denuncia ocurre tras haber capturado a siete paramilitares colombianos en la frontera entre ambos países, a quienes se les incautó armas de fuego, municiones, vehículos y aparatos de comunicación.
No es la primera vez que el jefe de estado de Venezuela denuncia los planes conspirativos para atentar con su vida desde Colombia.
Anteriormente, en 2018, una detonación interrumpió de manera abrupta el acto con motivo del 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El anillo de seguridad del mandatario actuó rápidamente, aunque siete efectivos resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.
El mandatario venezolano sostuvo que el intento de magnicidio contra él fue ordenado por el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, así como por el expresidente colombiano Juan Manuel Santos y el exdiputado venezolano Julio Borges.
Cinco meses después, el ministro de Interior y Justicia venezolano, Néstor Reverol, informó sobre la detención a un grupo de sicarios que habrían sido contratados por la oposición para cometer asesinatos selectivos en Caracas.
En esa acción policial se capturó a Miguel Ambrosio Palacio Salcedo, quien presuntamente proporcionaría la logística, y manifestó que había sido contactado por un grupo de militares desertores venezolanos.
Casi al cumplirse un año del magnicidio frustrado, otro intento de golpe fue sofocado, ya que un grupo de extremistas buscaron tomar la base militar La Carlota, ubicada en el este de Caracas. En este proyecto terrorista, Raúl Baduel, detenido desde 2009, iba a ser proclamado como presidente ante los canales de televisión del Estado.
Entre las acciones previstas, se encontraba el bombardeo del Palacio de Miraflores, sede del Gobierno venezolano, y el asesinato del presidente Maduro.
Tras investigaciones, se relacionaron las acciones desestabilizadoras de personas que trabajaron junto al fallecido Óscar Pérez, dirigente de una agrupación terrorista, con funcionarios de Colombia y la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU., (CIA, por su siglas en inglés).
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