El éxito en la ejecución del Programa Nacional de Atención al Diabético es palpable hoy en Cuba, donde se prioriza el diagnóstico temprano y, sobre todo, la educación del paciente en esa enfermedad crónica.
Así confirmó
a Prensa Latina Ileydis Iglesias Marichal, directora del Instituto Nacional de
Endocrinología, quien explicó que el programa abarca al ciento por ciento de
los diabéticos y está encaminado al tratamiento, manejo de las complicaciones y
la prevención, dada la importancia que tiene en el control de esa dolencia la
voluntad personal para mantener estilos de vida saludables.
Con pocos recursos económicos y sin un arsenal terapéutico de primera
generación, como poseen otros países (aunque en ellos no es disponible para
todos los diabéticos por su alto costo), Cuba es, resaltó, la nación con mejor
control glucémico de los pacientes en América Latina, según registros de la
Organización Panamericana de la Salud.
Sostuvo que contar con un glucómetro por cada paciente emite una alerta para
que asista al médico y a su vez ayuda a la pesquisa activa porque en cada hogar
donde hay ese equipo la familia también suele hacerse la prueba.
Al referirse a las complicaciones derivadas de la diabetes, la entrevistada
mencionó en primer lugar la amputación de miembros inferiores; de ahí que la
prevención, en este caso, explicó, esté encaminada a la detección temprana del
pie en riesgo de desarrollar una úlcera.
Para lograr ese propósito, amplió, ha sido vital la generalización en el país
de un programa de pesquisa desde la atención primaria de salud.
Destacó Iglesias que un logro de la ciencia cubana es el Heberprot-B, un
producto que ha permitido reducir los índices de amputación en más del 70 por
ciento, al favorecer la cicatrización rápida de heridas en diabéticos.
Más adelante refirió que la red de servicios para el diabético tiene su mayor
baluarte en la Atención Primaria de Salud (consultorios médicos de la familia
situados a pocos metros del hogar y policlínicos). Funcionan, además, con 18
centros especializados de cuidados a esos enfermos, hospitales de atención
secundaria, y el Instituto Nacional de Endocrinología.
Acerca de los centros de atención, Iglesias Marichal explicó que su principal
razón es educar y enseñar a vivir con diabetes. De ahí que los pacientes
reciban información sobre cómo aprender a controlar sus parámetros guiados por
especialistas con orientación pedagógica y metodológica.
Precisó que en estos centros también se ejecutan programas de atención
personalizada a niños, adolescentes, al adulto mayor y a la mujer diabética que
desea tener un embarazo, cada uno con necesidades diferentes.
Por estudios desarrollados en Cuba, dijo, se sabe que los factores de riesgo
más importantes para su aparición son el sedentarismo y la obesidad, categorías
que manifiestan un incremento sostenido en el país en los últimos años, pero
que son perfectamente corregibles con la práctica sistemática de ejercicios
físicos.
De ahí que insistamos, puntualizó, en la importancia de la actividad física y
de la conveniencia de una nutrición saludable, a lo que se une el respeto por
el horario de los alimentos, que es la clave de una dieta ideal.
Acerca del impacto del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados
Unidos a Cuba en la protección de estos enfermos, dijo que al país se le impide
adquirir las bombas de infusión de insulina, que si bien no ha imposibilitado
el control de la diabetes sí es un dispositivo de utilidad.
Tampoco los pacientes cubanos pueden disponer de un glucómetro de monitoreo
continuo, lo cual les evitaría tener que pincharse los dedos, en tanto catalogó
de irracional la decisión de sucesivas administraciones estadounidenses de
impedir el acceso a la isla de instrumental fabricado con tecnología de ese
país.
La directiva destacó que a pesar de las limitaciones económicas y el
reforzamiento de las medidas restrictivas por parte de Washington, Cuba muestra
excelentes resultados porque posee un sistema de salud responsable; políticas
de Gobierno que favorecen la prevención; más médicos que en cualquier otro país
de Latinoamericana; cientos de endocrinólogos; y una atención especializada
puesta al alcance de los más de 11 millones de habitantes de la isla.
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