En una jornada sobrecogedora, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, protagonizó hoy una emocionante visita a uno de los mayores centros clandestinos de la última dictadura militar en Argentina, la tristemente célebre ESMA, acompañado por varios de sus sobrevivientes.
Convertido hoy en Museo dentro del Espacio de la Memoria, en cuyo predio de 17 hectáreas donde se encuentran las sedes de diversos colectivos de derechos humanos, el mandatario recorrió la escalofriante otrora Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), de la mano de algunos de sus sobrevivientes, quienes, conmovidos con la visita, contaron algunas de sus terribles historias.
Sobran las palabras para describir lo vivido en este recorrido junto a aquellas personas, cada una con sus historias tremebundas, quienes aún permanecen con esas heridas abiertas y, cuarenta años después, siguen buscando a esos niños nacidos en cautiverios y el rastro de 30 mil desaparecidos, y de aquellos que estuvieron en ese centro clandestino.
Con rostro visiblemente impactado, junto a su esposa, Lis Cuesta, y la comitiva que lo acompaña, escuchó experiencias desgarradoras de aquellos hombres y mujeres secuestrados, sometidos a torturas de todo tipo, que pudieron sobrevivir. Otros corrieron la peor suerte: arrojados en los vuelos de la muerte.
Las imágenes imborrables en la memoria, como la de Mercedes Inés Carazo, quien para sobrevivir a veces contaba hasta 120 y rezaba en voz alta, o la de Franca Jarach, cuya hija de 18 años fue secuestrada en 1976, a quien nunca más volvió a ver, siguen latente en ellos.
Díaz-Canel escuchó cada una de las impactantes historias que guardan hoy esas paredes donde mujeres sometidas a infrahumanas condiciones dieron a luz y posteriormente sus bebés fueron secuestrados, se detuvo allí, en el lugar donde hacinados dormían con capuchas y grilletes.
‘Ahí en esta esquina dormía yo’, le expresó en un momento Néstor Fuentes, secuestrado cuando apenas tenías 30 años.
Durante dos horas, la delegación cubana, acompañada por Alejandra Naftal, directora del Museo, los sobrevivientes relataron lo vivido en esos terribles días de 1976, días largos que duraron hasta 1983, para algunos dentro de ese lugar, esos que vieron a muchos que se iban los miércoles, supuestamente trasladados, cuyo destino final eran los macabros vuelos de la muerte.
Tenerlos a ustedes aquí que fueron víctimas y que hayan accedido a recibirnos, para nosotros nos supera, les expresó el mandatario, tras reiterarles el apoyo de su pueblo.
Después de recorrer el lugar, Díaz-Canel les expresó que ayer Argentina amaneció distinta y hoy ese amanecer tenía más luz, en referencia al nuevo gobierno que ya transita de la mano de Alberto y Cristina Fernández, para cuya toma de posesión viajó el gobernante cubano.
Ustedes empiezan a construir un camino para devolverle la esperanza al pueblo, pero esa victoria de Argentina también es de todo el continente. Para los cubanos ustedes son un país entrañable, nos unen José Martí, el Che Guevara, Fidel y Raúl Castro.
El mandatario les significó que en este lugar se conserva la historia de Argentina que es también la de Latinoamérica, con casos tenebrosos que se vivieron en esos años y que están hoy muy presente en lo que pasa en el continente, como en Bolivia.
A ustedes les agradecemos el gesto, son hoy luz y amanecer de todos aquellos que aspiramos a un mundo mejor que sabemos que es posible, dijo entre aplausos.
Asimismo el Jefe de Estado cubano resaltó que entre esas paredes de la otrora ESMA, hay un testimonio enorme de lo que es la crueldad, el maltrato, la violación de los derechos humanos, de lo perverso y nefasto que es una dictadura militar. Esto, dijo, demuestra también el desprecio del imperio a nuestros pueblos y como siempre nos han tratado como el patio trasero.
‘Juntos vamos a continuar ese camino y vamos a vencer porque tenemos la razón, y esa razón también está en el sacrificio de esos jóvenes argentinos que desaparecieron, una generación de mi edad que no vamos olvidar’, manifestó tras ratificar al nuevo gobierno y al pueblo argentino el respeto de Cuba y su solidaridad.
Abrazos, lágrimas, por momentos el silencio copó el lugar mientras pasaban las imágenes de los rostros de las víctimas en los videos, de aquella terrible época, de los rostros de sus represores.
El presidente selló la histórica visita dejando para la posteridad un mensaje en el libro de visitantes:
‘Este emblemático lugar es un fuerte testimonio de la represión, el odio, la crueldad, el desprecio, pero también de resistencia. Esta memoria histórica que es Argentina, pero también de Nuestra América, hay que compartirla, enseñarla, hacerla visible, para que la barbarie nunca más pueda tener espacio y obstaculice los sueños emancipadores para aportar a la construcción de un mundo mejor que es posible’.
Emocionado, uno de los jóvenes presentes apuntó a Prensa Latina que han sido horas de mucha alegría y estuvo ayer todo el día en la Plaza de Mayo para dar la bienvenida a Alberto y Cristina Fernández. Por eso, dijo, llegar hoy a nuestro lugar de trabajo y encontrar al presidente cubano nos llena de gran alegría y orgullo.
Nos une un gran amor al pueblo de Cuba, ejemplo y faro, expresó el joven, de apenas unos 30 años, ese que como tantos aquí repite hoy ‘Nunca más’, tras señalar que en estas horas que se respiran en su país ‘estamos iniciando un proceso que nos llena de esperanza para dejar atrás el daño que padecimos por el neoliberalismo’.
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