Así expresó el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros durante su visita de este miércoles a la tercera villa cubana
Un terremoto humano, sin precedentes en los últimos años, se sintió este miércoles en las calles Amargura y Desengaño de la tercera villa de Cuba. Junto a sus piedras y estrechas aceras, el pueblo recibió con un caluroso abrazo al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz -Canel Bermúdez.
“Un beso Presidente”; “Estamos con usted”; “Gracias por estar junto a nosotros”…, fueron algunas de las expresiones que ofrecieron la bienvenida a quien reconoció, tanto en la inauguración oficial de la Factoría Santa Ana, que tiene como novedad que en una de sus seis instalaciones se fabrica cerveza y malta de forma artesanal, como en la Casa Malibrán, Centro de Documentación del Patrimonio, que la añeja villa es “una tacita de oro”.
Precisamente, en ambos centros de gran importancia para la Ciudad Museo del Caribe, Díaz- Canel se preocupó por cuánto se hace para contribuir al desarrollo próspero y sostenido de una urbe única en Cuba por contar con la trilogía de interés turístico: mar, con la mejor playa del sur de la Isla; naturaleza, con el Valle de los Ingenios, declarado Patrimonio de la Humanidad y una ciudad, detenida en el tiempo.
“Hay muchos problemas acumulados, pero todos no los podemos responder de un golpe y sí de forma organizada. Por eso estamos aquí para saber cómo podemos contribuir desde el gobierno central en relación con los territorios a destrabar las cosas y que todo pueda marchar de una manera más armónica”, expresó en plena calle, donde cientos de celulares inmortalizaban el encuentro diáfano del mandatario cubano.
Justo, allí y en la propia voz de los principales dirigentes gubernamentales y partidistas del territorio supo de los principales problemas que hoy afectan a la legendaria villa, así como de cuánto se hace para revertirlos.
“Nos han hablado con transparencia de las dificultades con el transporte, el abasto de agua, la vivienda, los viales, el hospital, una secundaria básica y la recogida de basura. Vamos a trabajar entre todos para resolverlo y le pedimos que defiendan esta ciudad, una de las bellas de Cuba”, añadió, a la vez que personas de diferentes edades le pedían besos, abrazos y selfies de compromiso.
A su paso por Trinidad el mandatario y varios de los miembros del Consejo de Ministros, no perdieron la oportunidad de conocer sobre el estado del sector no estatal en una ciudad con alta presencia en esa actividad. Por ello, recorrieron el Restaurante Museo 1514, donde se fusiona el buen gusto culinario con la herencia de conservar vajillas de siglos pasados.
“Las nuevas medidas para los cuentapropias no es sinónimo de que estamos opuestos a que se desarrollen, sino que se haga con organización como tiene que ser también en el sector estatal”, dijo Díaz-Canel durante el intercambio con los directivos de la provincia, donde supo del quehacer del sector del turismo, la Oficina del Conservador de la ciudad y el Valle de los Ingenios y la Asamblea Municipal del Poder Popular.
En la despedida de la tercera villa de Cuba y rodeado de una multitud, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, insistió en la defensa a ultranza de la ciudad.
“Como ciudadanos les toca por ser esta una verdadera joya en lo cultural, patrimonial e histórico. Pero todo debe hacerse de manera ordenada para que la urbe crezca de manera sostenible. Nos vemos el 24 de febrero en el voto por el sí y muchas felicidades por el 505 aniversario”, concluyó, junto a una ovación que estremeció todas las piedras del centro histórico de una ciudad que no cree en el paso del tiempo.
Amargura y Desengaño, por ahi cerca vive Panfilo.
Un mar de pueblo!! En horario de trabajo??
Que pena no estuvieras allí para que vieras al pueblo con su Presidente y a este deteniendo su auto, sin previo aviso, para saludar a su gente.
Que pena para los q como tú sólo ven las manchas, no la luz que proyecta una Revolución donde pueblo y Presidente son una misma cosa.
Que pena por ti, que el odio te ha cegado y no te permite siquiera ver las imágenes.