En Hungría, durante su primera parada en una gira por cinco naciones europeas, Pompeo dijo que Estados Unidos tiene la obligación de alertar a otros gobiernos sobre los riesgos de construir redes con equipos del gigante chino de las telecomunicaciones.
“Lo que es imperativo es que compartamos con ellos las cosas que sabemos sobre los riesgos que representa la presencia de Huawei en sus redes”, dijo, y mencionó “los riesgos reales para su propia gente, la pérdida de protecciones de privacidad para su propia gente, y el riesgo de que China utilice esta información de una manera que no beneficiará a Hungría”.
Si los países usan equipos Huawei, “eso nos dificulta asociarnos con ellos”, sentenció Pompeo.
El gobierno de EE.UU. sospecha desde hace tiempo que Beijing podría utilizar el equipo Huawei para espiar, pero no ha proporcionado evidencia pública para respaldar esas preocupaciones. Washington ahora está presionando a los países de todo el mundo para mantener a Huawei fuera de la próxima generación de redes inalámbricas, conocida como 5G.
Hay una preocupación particular acerca de la seguridad del 5G porque se usará para transportar grandes cantidades de datos que pueden conectar robots, vehículos autónomos y otros dispositivos potencialmente sensibles.
Huawei, que también es uno de los principales fabricantes de teléfonos inteligentes del mundo, ha negado reiteradamente que sus productos representen un riesgo para la seguridad nacional. También sostiene que es una empresa privada sin vínculos con el gobierno chino.
Incertidumbre sobre “Huawei” en Europa
Huawei está en gran medida excluido del mercado estadounidense, pero la compañía realiza importantes negocios en Europa, donde tiene alrededor del 40% del mercado de equipos de telecomunicaciones. Washington está tratando de reducir ese dominio.
El operador móvil mundial Vodafone dijo a fines del mes pasado que suspendía el despliegue de equipos Huawei en redes centrales en Europa, dada la incertidumbre política en torno a la firma china.
En el Reino Unido, Huawei ha gastado dos mil millones de dólares en esfuerzos para abordar las preocupaciones de seguridad de las agencias gubernamentales. El operador de telecomunicaciones BT dijo que no compraría equipos Huawei para el núcleo de su red 5G, pero que seguiría usándolo para otras partes, como estaciones base móviles.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, dijo la semana pasada que “hay grandes discusiones sobre Huawei” en Alemania a medida que el país desarrolla redes 5G. “Tenemos que hablar con China para garantizar que las empresas simplemente no le entreguen al Estado chino todos los datos que se utilizan”, dijo, añadiendo que se necesitaban “salvaguardas” para proteger los datos.
¿Qué hará Canadá?
Dos aliados cercanos de Estados Unidos fuera de Europa ya se han distanciado de Huawei. Australia y Nueva Zelanda restringieron el año pasado a la empresa el suministro de equipos para redes 5G.
Huawei ha rechazado lo que denomina “decisiones irresponsables” de algunos países que, según dice, se basaron en “consideraciones ideológicas y geopolíticas” en lugar de preocupaciones legítimas sobre la tecnología.
Canadá está considerando medidas similares para restringir a Huawei, incluso mientras camina sobre una cuerda floja geopolítica entre Washington y Beijing. La policía canadiense detuvo en diciembre a la directora financiera de la compañía china, Meng Wanzhou, en nombre de las autoridades estadounidenses. Meng es la hija del fundador de Huawei, Ren Zhengfei.
Su arresto ha tensado severamente las relaciones entre China y Canadá.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos está buscando la extradición de Meng, pues la acusa, junto a Huawei, de fraude bancario y de violar las sanciones de Estados Unidos contra Irán. Meng y Huawei han negado los cargos.
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