De la mano del béisbol, los pueblos de Cuba y Estados Unidos se hermanaron en Sancti Spíritus. Lo permitió un encuentro amistoso disputado en el estadio José Antonio Huelga entre glorias de ese deporte en la provincia y veteranos de esa nación.
No importó el marcador de la pizarra, definido ampliamente a favor de los locales, ni tampoco la técnica o la destreza del juego; importó el simbolismo de un abrazo y el estrechón de manos de amigos que se disputaron con el sol, los grados del calor humano que irrigó el terreno. Importó el peso de la historia que puede fundirse en dos banderas y cobijar sueños compartidos.
El encuentro amistoso, organizado a través del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) forma parte de un programa que comenzó en el 2000 y que ha llevado a estos jugadores a diferentes ciudades cubanas, como ahora en que ya visitaron Camagüey y seguirá en la capital cubana.
El leitmotiv principal de Los Chéveres, nombre del elenco estadounidense, es la confraternidad. Paul William Raymond, el mánager recordó: “Hace muchos años el mejor juego lo sostuvimos justamente aquí, estoy un poco más viejo, pero lo recuerdo bien, el resultado fue 3-2 y lo ganó Sancti Spíritus.
“Siempre hemos sido acogidos calurosamente, somos amigos, es lo que nuestro nombre como equipo sugiere. Vinimos con el espíritu del béisbol y tengo que hacer una confesión: en la Serie del Caribe, nuestro team siempre le va a Cuba, es la verdad, yo no soy mentiroso”, añade.
Según explicó, el elenco tiene un amplio espectro: “Ellos tienen diferentes ocupaciones, los mayores están en el rango de los 60 años y los más jóvenes, en los 40; algunos jugaron en las ligas menores hace muchos años”.
De lo que emergió del encuentro, Geoffrey Chistopher Lans y José Humberto Cardona, dieron cuenta: “Estamos jugando pelota juntos personas cubanas y de Estados Unidos y eso es muy importante, es perfecto que estemos aquí para jugar con los profesionales de Sancti Spíritus que jugaron en Series Nacionales y en especial con los de Yaguajay”, aseguró el primero.
“La gente ha sido muy amable, muy buena, nos han tratado superbién como dicen los mexicanos, estoy alegre de disfrutar un partido como este”, agregó el segundo.
Pero el encuentro traspasó los innings, los strikes o las bolas, sobre todo para la representación de los espirituanos, entre quienes figuraron varios de los que rememoraron los 40 años del único título que tiene Sancti Spíritus en Series Nacionales.
Varios protagonistas de entonces trajeron de vuelta muchos recuerdos, entre ellos los engarces de Osvaldo Oliva: “Jugábamos con total entrega, nos entendíamos en el terreno y fuera de este”. También los lances de Tony Simó, uno de los artífices de aquel triunfo desde el box: “Hacía 40 años no estaba en una cosa como esta y ha sido de mucha alegría encontrarme con amigos de aquellos tiempos como Roberto, el Caña, Ramos”.
Y hubo lágrimas, apenas asomaron los primeros estrechones de manos en las afueras del “Huelga”, tal como lo cuenta Juan Ramírez, quien jugó durante tres campañas con traje de los Gallos: “Sí, cómo no, vi a muchos llorar de emoción de solo verse, esto es muy fuerte”. Lo mismo sucedió a Luis Enrique Gurriel, quien tragó en seco en medio del estadio: “Esto no es fácil, pero es hermoso volver a pisar este pedazo de terreno”.
Para José Zamora, jardinero central de los Gallos del año 1979 “es un orgullo y una satisfacción reunir a mucha gente que hace rato no se veía, compartimos un rato, nos da mucha alegría, varios compañeros que uno pensaba que estaban destruidos están físicamente bien”; mientras Rigoberto Rodríguez, quien dirigió a los retirados espirituanos, sentenció: “Este reencuentro es maravilloso porque más que jugar pelota uno puede confraternizar, y dirigirlos fue como rememorar los mejores tiempos”.
No solo veteranos que superan los 70 años o rondan los 50 animaron la jornada. Otros extremos etarios mostraron a un Ifreidi Coss que pareció estar en los mejores tiempos de cuando fue campeón mundial: “Recordar es volver a vivir y este encuentro ha permitido eso”.
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